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EMBUTIDOS HNOS. HOYOS (SALAMANCA)

El sabor de La Alberca en el plato

Natalia Hoyos representa la cuarta generación de esta empresa familiar que comercializa las mejores chacinas

Andrés Hoyos y su hija Natalia representan la tercera y cuarta generación del negocio familiar.-PABLO REQUEJO

Publicado por
Henar Martín Puentes

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El sueño de Pedro, el abuelo de Natalia Hoyos siempre estuvo puesto en el Mercado del Val del Valladolid. Chacinero por vocación familiar, se dedicó a distribuir en restaurantes y establecimientos comerciales de la ciudad los embutidos que la cooperativa con larga tradición elaboraba en La Alberca (Salamanca).

Décadas después, su nieta parece haber cumplido aquella ilusión. «Estaría muy orgulloso, siempre quiso ver ésto», afirma Natalia, mientras atiende de que en su tienda esté todo en su sitio. Por sus venas corre la sangre del negocio familiar. Era una niña cuando pasaba horas jugando en la tienda que sus padres abrieron hace casi tres décadas en la calle Tercias, a medio camino entre la plaza España y la plaza de la Universidad deValladolid. «Siempre me gustó mucho, lo he mamado en mi casa» apostilla ella, que ahora se ha embarcado junto a su prima, en un nuevo espacio comercial en el centenario mercado de la capital vallisoletana. «Se nos ocurrió poner tienda y gastrobar», explica. Además de poder comprar los productos, se pueden degustar directamente en el bar que se sitúa aledaño al comercio. Está abierto de lunes a domingo en diferentes horarios.

Es el último de una serie de establecimientos que su padre Andrés junto a su hermano Enrique, –socio y gerente de la cooperativa–, han ido abriendo a lo largo de las últimas décadas en Valladolid y Salamanca capital.

INGREDIENTES NATURALES

Sus productos llegan directamente desde la fábrica salmantina a la tienda, sin intermediarios, lo que le da un valor añadido a sus productos. «Damos calidad al mejor precio», asienten padre e hija, orgullosos de la trayectoria recorrida.

Los cerdos proceden de dehesas extremeñas y salmantinas que crían ganaderos con los que trabajan desde hace años. Tras el sacrificio y despiece llegan a la cooperativa familiar donde se producen de forma artesanal y se reparten entre los seis socios. «Aprovechamos todo del cerdo», argumentan.

«Nuestros productos se caracterizan por ser muy naturales, no tienen apenas aditivos ni conservantes», subrayan. Uno de los productos estrellas es el chorizo. Quien los prueba sabe bien porqué el sabor los diferencia de otros muchos. Elaborados manualmente con tripas de cerdo naturales y curados a la antigua usanza con la climatología propia de la Sierra, hacen que se note en cada bocado.

Junto al Mercado del Val, cuentan con otras tiendas en la calle Tercias y en la plaza Madrid. En Salamanca capital también han abierto dos establecimientos comerciales en las principales calles de la ciudad. Entre los cinco locales dan empleo a once personas que conocen bien la filosofía de sus productos.

La buena fama que han ido adquiriendo sus embutidos le ha ido ganando clientes en la tienda on line, desde donde distribuyen productos a cualquier rincón de España.

La cooperativa familiar sacrifica al año 12.000 cerdos, de los que extraen 300.000 kilos de embutidos. Parte de ellos se comercializan en Irlanda, Reino Unido y Francia. «Exportamos bastante», señala Natalia. Uno de sus principales retos es entrar en el mercado asiático con Japón como puerta de entrada. Un objetivo en el que trabajan en estos momentos y que podrían ver cumplido el próximo año.

«Lo bueno que tenemos es que producimos cantidades limitadas con lo cual se garantiza que el producto esté más fresco», afirman.

También les gustaría poder contar con tienda propia en el norte de España. «Nuestros clientes nos preguntan por qué no abrimos tienda en Santander», dicen ambos.