LA GRANADILLA (DOP RUEDA)
Seguros del buen trabajo en la viña
La familia Descalzo Matos cultiva 80 hectáreas de viña. La de 2017 es la tercera cosecha que elaboran. Etiquetan 50.000 botellas de verdejo
Comenzaron la vendimia el 23 de agosto, con el sauvignon. La finalizaron el pasado 14, después de recoger el verdejo. En la tolva de La Granadilla han entrado 500.000 kilos de uva cuyo mosto ya fermenta en depósitos de acero inoxidable. Ha sido una cosecha adelantada y corta. Están seguros de su trabajo.
La bodega, acogida a la DORueda, se localiza en Nava del Rey (Valladolid). Es una cooperativa familiar que decidió diversificar su producción agrícola con el cultivo de viñas.
Ahora, 20 años después de este paso, posee 80 hectáreas de viñedo en producción, etiqueta 50.000 botellas de blanco con la marca La Granadilla y en marzo comercializará otras 17.000 de un monovarietal de sauvignon blanc, según adelanta el responsable técnico de la elaboradora, Roberto Descalzo Matos.
«El nombre viene del paraje del primer viñedo, en Villaverde de Medina», explica.
A esa primera plantación siguieron otras posteriores en esa localidad y en Nava del Rey. Según detalla, «enVillaverde hay 37 hectáreas repartidas en tres parcelas, una de ellas es La Garbancera, de canto grande y de asuelo arcilloso; en Nava está el resto, en suelos de cascajo, en pagos conocidos como La Balsa, El Barco, Valdecarril, Valdelavaca, donde se ha construido la bodega». «Lo más nuevo es un trozo de 16 hectáreas dentro de una parcela de más de 30, aquí. en Nava, en dirección a Tordesillas. Una parte de es de primer año y la otra de segundo, que entrará en producción la próxima cosecha», añade.
Por variedades, el sauvignon solo se cultiva en dos parcelas de Nava, La Balsa y El Barco, que «se plantaron hace siete, ocho años y cinco, respectivamente». Tiene una producción de entre 5.000 y 6.000 kilos por hectárea y este año han vendimiado 18.000 kilos con los que se elaborará el nuevo vino.
El resto del viñedo es verdejo aunque, como reconoce el bodeguero, el carácter de la uva es diferente según de donde venga: «la verdejo de La Granadilla es más potente en boca y alcanza más grado; las uvas de Nava son más frescas, más frutales y las de La Garbancera es más completa y equilibrada, aunque se mezclan todas». El rendimiento por hectárea es de 8.000 kilos.
Sin embargo, este año ha sido ‘atípico’. «Se ha adelantado casi un mes y ha sido más corta, se han cogido 1.500 kilos por hectárea menos que otros años», indica Roberto. Una cosecha reducida que subirá el precio de la uva. «Se sabrá cuando termine», dice, aunque asegura que estará por encima de lo que se pagó el año pasado: «el kilo estuvo en 0,80 euros de media».
Apesar de llevar casi dos décadas recogiendo uva, ésta es la tercera elaboración que realizan. «Se empezó a coger uva hace 17 años. Se vendía hasta que decidimos hacer vino. Vimos que teníamos buenas uvas y nos lo planteamos», recuerda.
Y compraron una parcela en Nava del Rey para levantar la bodega. Seis hectáreas en las que plantaron cinco de viña. «La bodega ocupa 1.000 metros cuadrados, se trabaja todo en superficie, y adosada hay otra nave más pequeña, de 250 metros, para la tolva y las prensas». Los 21 depósitos que poseen son de acero inoxidable aunque pergeñan la idea de «meter huevos de hormigón y elaborar otro vino con crianza con sus lías». Asimismo, tienen en mente comprar barricas para fermentar en madera y sacar otra marca. Pero, como dicen ellos, «lo importante es la viña».
En todos estos años, la inversión realizada supera los 4,5 millones, según los cálculos del padre, Miguel Ángel Descalzo.
La producción ha ido aumentando poco a poco. El primer año elaboraron 200.000 litros, el segundo, casi 285.000 y éste, 360.000. de los que 50.000 embotellan con su marca. El resto se vende a granel a otras bodegas.
Este año, la cosecha mecanizada (poseen dos máquinas con las que también realizan trabajos para otras bodegas) se efectuó entre las 3 y las 7–8 de la mañana para asegurar la entrada del fruto con baja temperatura.
Tras la descarga del remolque, la uva se prensó y algunas partidas maceraron unas horas. A continuación, el mosto pasó a depósito y tras sembrar las levaduras, a los tres o cuatro días arrancó la fermentación, que se controla para que no varíe de 14 grados, según explica Descalzo Matos.
Tras pasar mes y medio con las lías, filtran el vino y lo embotellan. Prácticamente todo el vino se distribuye en el país. «Se exportó algo de la cosecha del 16 a Brasil e Irlanda», comenta. Lo que sí aseguran es que «la denominación tiene mucho futuro, se está haciendo fuerte... ¡aquí vienen todos los grandes!», afirman satisfechos.
Su vino de 2016 ha cosechado triunfos en forma de medallas de oro en el Mundial de Bruselas y en los Premios Bacchus,