Diario de Valladolid

GASTRONOMÍA - Castillo del Buen Amor (Topas, Salamanca)

La cocina del castillo

Pilar, propietaria del complejo hotelero y del castillo (detrás), junto a los cocineros Javier Fernández y Nerea Hernández.-ARGICOMUNICACIÓN

Pilar, propietaria del complejo hotelero y del castillo (detrás), junto a los cocineros Javier Fernández y Nerea Hernández.-ARGICOMUNICACIÓN

Publicado por
JAVIER PÉREZ
Valladolid

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No es fácil encontrar restaurantes con un encanto especial. Sí es el caso del que dirige Pilar en la que fuera casa familiar, hoy convertida en hotel rural, cuyo envase arquitectónico es Patrimonio Histórico Artístico desde 1931. Situado en campo abierto, en un paisaje de encinares y cultivos, rodeado de viñas y alcornoques, se alza la silueta de un castillo que es apunte obligado en el turismo rural salmantino. Pero, además de ser un alojamiento cargado de glamur y aires medievales, aquí puede comer, pasear por el foso, jardín y laberinto, y tomar café con sobremesa en las butacas de los vetustos salones, junto a armaduras que hacen guardia al lado de enormes estufas de leña. Se trata del Castillo del Buen Amor, referencia de la hostelería salmantina en el entorno del Camino de Santiago de la Vía de la Plata, dentro de la comarca de La Armuña.

Esto es lo que se encuentra el comensal antes de sentarse a la mesa, en el interior de una cavidad de piedra con techo abovedado donde antiguamente estaban los pesebres y las caballerizas del castillo. En este escenario es donde el joven cocinero Javier Esgueva –natural de Calzada de Valdunciel– y su segunda de cocina, Nerea Hernández –que es de Topas–, llevan casi diez años defendiendo la comanda. El restaurante está sujeto a su geografía, que condiciona materias primas y platos. Si bien se adapta a formatos, técnicas y planteamientos actuales, algunos platos son fieles al recetario tradicional, sin olvidar que, debido a la clientela extranjera, la carta recoge platos de corte internacional.

Las carnes rojas de raza morucha no faltan en todas sus versiones: a la piedra, guiso, parrilla, carpacho o un buen chuletón. Pero tampoco los ibéricos, desde un jamón de bellota a platos de carne roja, como la costilla a la barbacoa; o platos de cordero y cochinillo. Las patatas revolconas son obligadas y, por razones de proximidad, las lentejas de La Armuña y el cocido castellano, junto a ensaladas de perdiz y codorniz escabechadas. El vino es de la casa, pues lo elabora la propia directora del hotel, bodega y restaurante, Pilar Fernández de Trocóniz, alma mater del complejo. Las dependencias del castillo se estructuran en torno a un patio central de estilo gótico–renacentista, que es el ‘corazón’ de la fortaleza. Su emplazamiento, el lago, el laberinto de cipreses, la piscina en el foso, la vegetación de las viñas y las salas interiores son argumentos suficientes para desplazarse hasta el Castillo del Buen Amor y conocer, de paso, la historia de los amores prohibidos de un obispo.

DIRECCIÓN: Finca Villanueva de Cañedo, Topas (Salamanca). TELÉFONO: 923 355 002.PRECIO: A la carta, 35-40 €. WEB: www.buenamor.net

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