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BODEGA Y VIÑEDOS PINTIA (DO tORO)

Elegancia y complejidad meditada

De su primera cosecha, la de 2001, se comercializaron algo más de 80.000 botellas. Tempos Vega Sicilia prevé llegar a las 300.000 en dos años

David Velázquez en la sala de barricas.-MAR TORRES

Publicado por
MAR TORRES
Valladolid

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Comenzó despacio, sin prisa. Primero con la compra de viñas. Después, con las primeras elaboraciones de prueba, marcado todo por el tempo andante con el que el proyecto se ha desarrollado.

Pintia, así se llama el vino –un homenaje a la ciudad vaccea–, empezó a tomar forma en los 90. Pablo Álvarez, consejero delegado de Tempos Vega Sicilia, conocía el potencial de la tinta de Toro, y en 1995 se buscaron las primeras viñas en San Román de Hornija (Valladolid), donde se ubica la bodega. Desde ese momento, con cada cosecha se sucedieron las pruebas. Se vio el comportamiento de cada parcela. La evolución del vino en función de la madera y el tiempo en botella. Se buscaba elegancia y complejidad. Tras la vendimia de 2001, decidieron que ésa sería la primera en etiquetarse. Salió al mercado en 2004, tras 14 meses en madera y un año en botella.

Desde las primeras viñas hasta la actualidad se han sucedido tres directores técnicos,Mariano García, Javier Ausàs y Gonzalo Iturriaga, que se incorporó días antes de la vendimia de 2015.

«Lo primero que hice fue conocer las parcelas y ver qué se hacía y el motivo, conocer los terruños... absorber información. El segundo año seguí absorbiendo información e hicimos más pruebas con barricas, maceraciones... pero siempre siguiendo la consigna de Pablo de hacer ‘evolución y no revolución’, porque la bodega, el vino, tiene su personalidad, la personalidad está y está en la uva, en los suelos.... solo hay que ir evolucionando». «Los vinos están por encima de las personas», afirma Iturriaga con rotundidad.

Para el director técnico, la variedad autóctona de la zona «tiene mucho potencial». «Me apasiona la tinta de Toro, tiene una personalidad muy marcada», mantiene con convicción, aunque también señala que trabajar con ella conlleva cierta dificultad para «no sacar taninos muy rústicos». «Hay que vendimiarla en su punto óptimo para que no se pasifique, por ejemplo, para llevar a cabo una elaboración más cuidada y elegante». «En el extranjero gusta mucho», afirma y destaca cómo en Suiza «valoran mucho su personalidad y estructura».

«Hace diez años pensaba de ellos [los vinos de Toro] de otra forma, los veía con más rusticidad. Pero hay productores que han conseguido domarla y están haciendo cosas muy buenas», añade.

En la actualidad, Pintia posee 100 hectáreas de tinta de Toro, con una edad media de 35 años y parcelas en las que las cepas cuentan hasta 70 vendimias.

A pesar de la dispersión del viñedo, situado en los términos vallisoletanos de San Román de Hornija, Villaester y Pedrosa del Rey, y en los zamoranos de Morales de Toro, Toro y Valdefinjas, domina la presencia de suelos pedregosos de canto rodado con subsuelo arcilloso. Las viñas se podan en vaso. Tienen una densidad de 1. 000 plantas por hectárea y una producción de 3.500 kilos.

La bodega se levanta en una parcela situada en la carretera que une San Román con Morales. Supuso una inversión de 10 millones de euros y ya está prevista una ampliación.

Se articula en tres bloques que se abren en abanicoy otros dos que los limitan de forma transversal en la cabecera y la parte trasera. Zonas ajardinadas sirven de paso entre los edificios. Con esta estructura se separa cada fase de la elaboración.

La uva se vendimia manualmente en cajas de 12 kilos y permanece durante 12 horas en cámaras frigoríficas para rebajar su temperatura y preservar su intensidad frutal. Las uvas suben en una cinta transportadora a una despalilladora con un distribuidor que, movidos por raíles, vierten la uva a los depósitos.

Actualmente 20 depósitos de roble francés se alinean en dos filas en la nave de elaboración. En su diseño destaca la cubierta de madera laminada y el atirantado de acero, así como los grandes ventanales que dan luz natural al interior. Los depósitos, de 16.000 litros, tienen un diámetro de algo más de 3,5 metros para facilitar el contacto de los hollejos con el mosto. Antes de que arranque la fermentación, la uva macera en frío durante cinco días.

Tanto el control de temperatura como la densidad del mosto se controlan informáticamente, de forma que tras programarse según los parámetros introducidos, salta el sistema de refrigeración instalado en el interior de los depósitos. Sin embargo, a pesar de la informatización del sistema, Iturriaga afirma que es un trabajo «muy manual». «Cada día se analizan los parámetros y se programa cada depósito» según evoluciona durante la fermentación.

La bodega ampliará esta zona para incrementar su capacidad en 50.000 kilos para aumentar la producción de Pintia, que «llegará a las 300.000 botellas en dos o tres años, y realizar microvinificaciones en depósitos de 1.000 kilos y probar con castas, suelos y levaduras autóctonas, según indica el director técnico.

Finalizada la transformación de azúcar en alcohol, tarda en torno a diez días, una parte del vino se trasiega a las barricas nuevas de roble francés para realizar la fermentación maloláctica y otra parte termina el proceso en los tinos de madera. «En función de la añada, entre el 40 y el 70% hace la maloláctica en barrica, este año –2016– ha sido en 50%», indica el enólogo.

«Para la cosecha de 2016 se han empleado 220 barricas y seis depósitos de 16.000 litros», detalla David Velázquez, bodeguero de Pintia. Terminada la segunda fermentación, el vino pasa a las barricas donde permanecerá más de 12 meses, según sea la cosecha, antes de su embotellado.

La bodega posee 750 barricas que se renuevan cada año en un 80-85%. «Cada año se deja entre el 15 y 20% de un vino», indica el director técnico. El parque de barricas es en un 80% de roble francés. El resto, americano y cuentan con 40 unidades de roble húngaro.

Casi un año y medio después de la vendimia se embotella el vino y esperará dos años más su comercialización. Aunque las primeras cosechas del Pintia se distribuyeron con tres años, las últimas añadas salen con dos años de botella. La de 2012 es la última en salir al mercado. 250.000 botellas que comenzaron a distribuirse a finales de enero. La mayor parte (60%) se han enviado al mercado exterior. Pintia, como el resto de vinos de Tempos Vega Sicilia, se distribuye a través de cupos.

De la cosecha de 2015 se han embotellado 203.830 bordelesas, 6.680 mágnums, 474 doble mágnum, 35 imperiales y 5 de mayor tamaño.

Con la vista puesta en la próxima cosecha, Gonzalo Iturriaga señala que, a fecha actual, «en un año complicado, aunque hay agua y la uva está sana, viene con 12 días de adelanto». Prevé la recogida de «310.00 kilos» de uva.