BODEGAS Y VIÑEDOS ALFREDO SANTAMARÍA
Vinos de familia en el ‘terroir’ de Cubillas
El bisabuelo de Alfredo, Pablo Arias, tenía viñas en Trigueros del Valle, un pueblo que limita con Cubillas de Santa Marta. Alfredo se encarga hoy de atender todas las prácticas culturales en las 14 hectáreas de viñedo, la mayor parte de tempranillo, unos líneos de albillo y garnacha, algo de merlot y varios majuelos de uva blanca verdejo. Alfredo tiene muy claro cuál es el verdadero cimiento de la bodega familiar, que no es otra cosa que las uvas con las que se elaboran, exclusivamente, los vinos de la bodega, y que proceden, entre otros, de diferentes pagos del término municipal de Cubillas de Santa Marta: Valvinoso, Cordonero, Zumacal, Trascasas, Sallana y La Senda del Aguirón.
Su hermano Pablo Santamaría recuerda que su abuelo Leandro, además de construir casas y lagares, elaboraba y vendía vino clarete de Cubillas. Ahora le toca a él canalizar la venta de las cerca de 60.000 botellas de vino que producen al año, amparado por la DO Cigales, con destino a los mercados nacionales e internacionales. Así, sus vinos rosados Valvinoso y Pago del Cordonero; su blanco de uva verdejo, y sus tintos crianzas y reservas Trascasas y Alfredo Santamaría se han ganado un hueco en los mercados de calidad. Recientemente, el tinto más emblemático de la familia –un tempranillo crianza Alfredo Santamaría de 2013– ha alcanzado el Oro en la última edición del prestigioso Concurso Mundial de Bruselas, celebrado hace unas semanas en la capital del Pisuerga.
Desde la añada de 1991, ambos hermanos, Alfredo y Pablo, saben que su proyecto de vida tiene mucho que ver con el terruño, con la apuesta por el medio rural y con cultivar sus propias viñas, inscritas desde hace décadas, en el Consejo Regulador de la DO Cigales, que es la entidad que ampara sus vinos. Por otro lado, su hermana Inés y su madre Raquel se encargan de las tareas de bodega, aunque sobre todo están pendientes del alojamiento y el restaurante, anexo a las dependencias de la nave de elaboración y crianza.
El camino ha sido largo, pero todo se ha conseguido gracias a que su padre, Alfredo Santamaría –que permanece muy cerca de ellos y sigue su trabajo a diario–, decidió apostar por el vino de calidad en Cubillas de Santa Marta. Ha pasado más de un cuarto de siglo y Alfredo acertó. Sus hijos ya forman parte de una saga de viticultores y bodegueros, pero lo más importante es que fijan población, pues están empadronados en Cubillas con sus hijos. Alfredo (padre) acertó también adelantándose unos cuantos años al enoturismo, creando un alojamiento rural que fue de los primeros hoteles del vino de la provincia de Valladolid. Las fachadas de los edificios de la bodega y el alojamiento muestran una imagen de arquitectura rural muy digna, ya que se utilizaron en ella mampostería, ladrillo, teja árabe, ménsulas y amplios espacios abiertos y jardines. El hotel rural, con ocho habitaciones y restaurante, y la bodega Alfredo Santamaría forman parte del emergente turismo enológico, que ha cristalizado en la Ruta del Vino Cigales.
Entre los retos de futuro de la bodega Alfredo Santamaría figura un cambio en la imagen corporativa y en el etiquetado de sus vinos, así como una nueva fase de ampliación de las instalaciones destinadas a la elaboración y crianza de los vinos y de la infraestructura hostelera. De momento, la bodega no sobrepasa las 100.000 botellas al año y exporta un 10% de sus vinos al mercado centroeuropeo.