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DE VINOS

Un verdejo asentado en la DO Rueda

Bodegas Naia nació por iniciativa de Manuel Jové en el año 2000

De izquierda a derecha, Alicia Polo, Eulogio Calleja y Laura Sanz, en el jardín de entrada de la bodega lasecana.-ARGICOMUNICACIÓN

Publicado por
Javier Pérez Andrés

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El enólogo Eulogio Calleja conoce, de primera mano, el proyecto de la bodega Naia, iniciativa del empresario Manuel Jové que, a principios de la década de 2000, decidió entrar en la zona de vinos más puntera del mapa vitivinícola español: la DO Rueda. Eulogio Calleja contribuyó a desarrollar muchos aspectos vinculados a este proyecto gracias a su conocimiento del territorio. Junto a un grupo reducido de la empresa marcó el nombre de los vinos, pero también la elección de las parcelas, la compra de los viñedos y la contratación de las uvas a viticultores de la Denominación.

Asimismo, como director técnico y asesor del grupo Avante Selecta, al que pertenece Naia, Calleja se encargó de definir el armazón sensorial de los vinos, estableciendo las pautas en la viña, tanto en las prácticas culturales como en el periodo de vendimia. Pero, sin duda, el mayor acierto fue el emplazamiento de la bodega, en una zona de viña histórica, entre La Seca y Serrada, en el célebre Camino San Martín.

Los criterios en fermentación han marcado mucho la gama de sus vinos blancos, incluidas aquellas partidas destinadas al envejecimiento, que pasan por distintos envases de roble, tinas, bocoyes de 500 litros y bordelesas de 225. Todo ello ha permitido fijar la personalidad de los verdejos de Bodegas Naia, incluida la partida destinada a los jóvenes de la variedad sauvignon blanc que, desde hace tres años, se ha incorporado a la gama de la bodega.

Han pasado quince añadas y Bodegas Naia ha logrado hacerse un hueco entre las referencias de los vinos de la DO Rueda. Su Naia verdejo, buque insignia de esta bodega lasecana, ha mantenido el tipo durante todo este tiempo. Hoy, en torno a 250.000 botellas y en una razonable franja de precio, la bodega demuestra que se puede imprimir personalidad a unos vinos jóvenes sin perder las cualidades de la variedad verdejo y sin necesidad de exagerar el potencial aromático de su cuadro sensorial. Desde hace tres años, su varietal de sauvignon blanc satisface el componente aromático y floral de sus blancos. El Naiades es la apuesta más actual y la que muestra el potencial de la uva verdejo y el roble.

Bodegas Naia nació como un proyecto blanco, sin fisuras, decidido a apostar por el verdejo y por la DO Rueda. Y acertó. Un millón de botellas en todas las tipologías de sus vinos blancos se producen y comercializan cada año. El 80% se destina a la exportación. La bodega cuenta con 23 hectáreas de viñedo propio y adquiere el resto de la materia prima a viticultores de la zona, controlando directamente más de cien hectáreas. Viñas en plena producción, entre 20 y 40 años, y algunas pequeñas partidas de viejos viñedos en vaso, que se seleccionan para vinos especiales.

La bodega ha generado seis puestos de trabajo en la zona, que se incrementan en determinadas épocas del año. La enóloga Laura Sanz Cantalapiedra, natural de La Seca, se formó en la Universidad de Valladolid y se diplomó en Burdeos. Aunque pasó varios años en bodegas de Nueva Zelanda y Francia, hace tres años se incorporó a Naia, donde se encuentran sus raíces familiares, y su vínculo con la viticultura y el mundo del vino. Por su parte, Alicia Polo es la más veterana de la bodega. Procedente de Nava del Rey, también en Valladolid, se dedica a varias tareas de la bodega.