AGROALIMENTACIÓN - OLIGUEVA (RENEDO, VALLADOLID)
El oro líquido del Valle del Esgueva
Enrique Gómez y Jesús Merino cultivan 32.500 olivos de los que extraen 12.000 litros de AOVE. Su aceite fue el primero en obtener el sello ecológico de Valladolid.
Fueron pioneros en crear una empresa de aceite de oliva virgen extra en plena meseta castellana. Pusieron una pica no en Flandes, sino en el corazón del valle del Esgueva vallisoletano, al ir contracorriente y empezar hace nueve años con un cultivo distinto, como es el olivo en una zona donde tradicionalmente se recolectan cereales.
Todo surgió entre un grupo de amigos entre los que se encontraba el viticultor Emilio Moro. «La idea era crear una plantación de olivos a pequeña escala para elaborar un aceite con la esencia del valle donde nacimos», cuenta Enrique Gómez, uno de los promotores de la idea original y en la actualidad uno de los dos copropietarios de la empresa oleícola. En un primer momento comenzaron plantando en la vega de la finca conocida como La Arboleda, para más tarde trasladarse al páramo, con un clima «más fresco, más limpio y donde la helada perdura menos en el tiempo», según explica el director técnico de Oligueva.
Se trata de una empresa de ciclo cerrado que abarca todo el proceso, desde el cultivo en la tierra hasta el procesado y la distribución, garantizándose así la calidad de su producto.
Hace tres años Jesús Merino y Enrique Gómez tomaron las riendas de esta pequeña industria agroalimentaria que produce y comercializa 12.000 litros de AOVE (siglas de aceite de oliva virgen extra) de una única variedad, tipo arbequina, una de las de mejor calidad organoléptica que existe en el mercado por sus atributos de bajo amargor y bajo picante, además de un dulzor marcado. Se trata de un tipo de árbol que resiste bien los fríos y la sequía.
Dicen que los locos recorren los caminos que luego recorren los sabios. Y a pesar de las advertencias de la climatología se aventuraron a sacar adelante este proyecto personal y empresarial: «Habíamos oído que el clima es muy duro, muy extremo para esta plantación. Ahora la planta no tiene problemas pero cuando la sembramos sufrimos mucho», señala. Las condiciones del clima continental de la zona no eran las mejores pero como siempre la perseverancia dio sus frutos: «Estamos en el límite en el clima, con contrastes de temperatura de más de 50 grados pero hemos conseguido sacar adelalante la explotación», explica.
El marco de plantación tiene una longitud de 4 por 1,5 metros donde producen 32.500 olivos en seto situados en Olmos de Esgueva, en pleno corazón del valle que da nombre a los pueblos del entorno. Sus plantaciones se cultivan sin ningún tipo de tratamiento químico, lo que le sirvió el reconocimiento de cultivo ecológico por el Consejo de Agricultura Ecológica de Castilla y León (Caecyl). Este certificado –primero en obtenerlo en Castilla y León– verifica que la tierra no contiene ningún tipo de producto químico y que la planta no recibe ningún tratamiento con pesticidas o fungicidas químicos.
Se trata de un tipo de agricultura integrada, eliminando la utilización de productos químicos de síntesis y obteniendo así un aceite final libre de residuos. «Creemos que aunque la planta produce un 20% menos que en Andalucía nos aportará algo más en su calidad», señala el director técnico y copropietario de la empresa.
La recolección de las aceitunas se hace mecánicamente en cajas de 300 kilos para después trasladar el fruto hasta una almazara situada en Medina del Campo (Valladolid) donde se moltura y se obtiene el aceite.
La producción oscila entre los 2.000 y los 5.000 kilos de aceituna. El aceite se distribuye principalmente en tiendas gourmet y restauración. Su nicho de negocio se concentra en el mercado local de Valladolid, aunque también tienen presencia en otras ciudades españolas.
«Creemos que aquí tenemos algo diferente, apostamos por una calidad alta», aseguran mientras muestran con orgullo las impresionantes vistas de la finca de 20 hectáreas de olivo tipo aberquina que se asoma al Valle vallisoletano.