mi dulce anjana (sta. mª del campo, Burgos)
Pasteles y salados que enriquecen
El obrador prepara todo tipo de pastelería artesana, destacando el ovanuez, una pasta seca difícil de encontrar
Cuando Victoria Gutiérrez decidió ponerse al mando de Mi Dulce Anjana en Santa María del Campo fue por un cúmulo de varias circunstancias. En realidad el obrador ya llevaba 14 años funcionando, pero sus antiguas dueñas se iban a jubilar. En ese momento ella se quedó sin trabajo y era un local que frecuentaba bastante. «Yo venía mucho a comprar aquí. Al enterarme, y como siempre me había gustado la repostería, me quedé con el negocio», asegura.
Así en septiembre de 2015 dio un giro a su vida y se embarcó en esta nueva aventura, impulsada en parte por su autodeterminación y valentía. «No me dan miedo los retos nuevos, no me paro a decir que no voy a poder hacer algo, tiro para adelante con lo que sea», apunta.
Aparte de ser «autodidacta», gran parte de sus conocimientos los adquirió de su madre, «es muy buena cocinera», aplicando todo su saber para elaborar sus productos con paciencia y mimo, llegando a tener en la actualidad hasta 12 variedades distintas puestas a la venta.
Esta burgalesa de nacimiento también comparte arraigo con Cantabria, donde vivió algunos años, al ser sus progenitores originarios de allí. Como parte de esa morriña se encuentra el nombre de Anjana, que proviene de un personaje fantástico, un hada buena cántabra que protegía a los pastores de los lobos y los ladrones cuando iban al monte con las vacas. «A mi la tierra me tira. Por eso quise hacer ese pequeño homenaje», afirma.
Uno de sus objetivos nada más empezar, además de continuar con la labor que estaba ya iniciada, era el darlo a conocer fuera de Santa María del Campo. Por eso se dedicó a ir físicamente a otras tiendas de Burgos y de zonas cercanas a vender sus productos. «Con esto he conseguido implantarlos en diferentes locales como panaderías o tiendas gourmet», subraya.
En Mi Dulce Anjana se pueden encontrar tanto variedades dulces y saladas. Entre los primeros existen varias exquisiteces, pero sin duda alguna Victoria destaca el ovanuez, al que califica como «la estrella» del local. Es una pasta seca que se hace amasando nuez picada con mantequilla, harina y azúcar. Después se cuece al horno, se baña en chocolate y se adorna con una nuez.
«Cuando la gente me pregunta siempre los recomiendo porque para mi son los que más ricos están y en los mercados es lo que mas se vende», indica.
Otro de los dulces que más éxito tienen son las rosquillas trenzadas, típicas de la zona, que llevan manteca, harina, azúcar y huevos. Una vez amasado todo se deja reposar en la nevera un día para terminar cogiendo pequeñas porciones y formar las características trenzas, una por una a mano. Por último se bañan en huevo y azúcar y se hornean.
El empiñonado que elabora es diferente al de Aranda de Duero, que es más parecido al mazapán. Victoria recalca que el suyo es duro porque lo hornea y lleva una capa de glasa real. «Está riquísimo, al morderlo sale el sabor del piñón con la mantequilla y el azúcar», incide orgullosa. Asimismo realiza tartas por encargo, siendo las de hojaldre las más preciadas.
Los preparados salados tampoco dejan indiferente a nadie. Entre ellos podemos encontrar las empanadas, hechas con hojaldre que elabora ella misma a mano, y con una oferta de lo más variado para todos los gustos, como la de morcilla, atún, verduras o cecina. Asimismo las pizzas están hechas con masa casera.
Todos los ingrediente que utiliza son 100% naturales, evitando los aromas, colorantes, conservantes, margarinas o aceite de palma. Además, tanto sus distribuidores como las materias primas son de Burgos, «hasta las cajas para meter los productos son de aquí», recalca.
La valoración que Victoria hace desde que empezó es muy positiva, porque poco a poco se ha ido dando a conocer, aunque confiesa que es complicado.
Bajo su opinión hacen falta muchos más emprendedores para el mundo rural pero se necesita que la administración ayude. «Que la gente se anime, aunque es duro y difícil, porque si no al final los pueblo van a terminar en el olvido y es una pena», finaliza.