Diario de Valladolid

ESTORBÍN DE VALVERDE (2.123 m.)

Por finde blanco

Ascenso a la sierra de El Cuadro por la divisoria de Asturias con Castilla yLeón,al este del puerto de Pajares

Arriba, dos montañeros progresan por la ancha arista y, a la izquierda, contemplan la vista desde la cumbre de Estorbín de Valverde.-EDUARDO RODRIGO

Arriba, dos montañeros progresan por la ancha arista y, a la izquierda, contemplan la vista desde la cumbre de Estorbín de Valverde.-EDUARDO RODRIGO

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EDUARDO RODRIGO
Valladolid

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Desde el bonito pueblo de Tonín de Arbás comenzamos nuestra ruta. La pista que tomamos después de coger agua en la fuente que está al lado de la iglesia era un sube baja un poco pesado. La intensa helada de la noche la hacía además dura y fría; costosa de caminar a esas horas de la mañana. Aunque el sol ya proyectaba sus rayos al otro lado del valle, ascendiendo por el lado derecho del arroyo aún tendríamos que alcanzar los 1.360 metros y cruzar un destartalado puente para poder sentir su confort.

Fue al doblar en dirección noroeste, cuando vimos claro el sendero de vuelta que aparecía verde y bien marcado por esta vertiente izquierda. Pensamos en seguirlo a nuestro regreso, convencidos de que sería un mejor camino; seguramente había sido el itinerario original desde el pueblo para llegar a las zonas altas del valle hasta los Llanos de Braña Fría, antes de que se hiciera necesario el nuevo trazado para los vehículos a motor, por donde habíamos llegado hasta allí.

Ascendiendo por una amplia senda en dirección a la cuerda que divisábamos hacia el noroeste, pronto alcanzamos El Pago, cota que se sitúa a 1.762 metros.

Llegados aquí, el viento gélido nos enseñó lo que iba a ser el resto del día; sol radiante y frío polar aderezado con un viento racheado que hacía más intensa la sensación en nuestro cuerpo.

Progresando ya por una senda, lo primero que nos encontramos fue con un trecho largo donde las escobas han hecho que desaparezca el camino, por lo que avanzar a través de ellas se hace bastante molesto. Sin embargo, aquí nuestra referencia era clara, pues enfilamos hacia el norte de manera bien visible, la primera cota dosmil llamada El Cuérravo, (2.023 metros).

Por su cumbre emergía a su derecha, nuestra montaña, El Estorbín, al que suceden cerrando el valle en sentido sureste, otra serie de cumbres como El Bolero y Aguazanes. Para alcanzar nuestro primer objetivo del día, aún tendríamos que avanzar pisando formaciones onduladas de nieve venteada y dura, subiendo una pendiente fácil que nos conduce después de casi tres horas de actividad al pico El Cuadro, cumbre de 2.089 metros desde donde ya teníamos a la vista lo que nos quedaba por recorrer hasta El Estorbín de Valverde.

En esta orientación noreste, El Estorbín es una montaña muy bonita porque aparece como un gran cono nevado, recortado este día, por un horizonte de intenso azul. Con 2.123 metros, es la cumbre más alta de una cuerda que cierra el valle de El Cuadro por el norte, marcando la divisoria con Asturias.

Las cumbres de Reboqueras, (Cueto Los Barriales, 2.108 metros y Reboqueras), sin coronarlas, las bordeamos por el sur para después alcanzar una collada, conocida como La Estrella de Cuanya, antes de realizar el tramo de ascenso final por una arista ancha.

VISTA PANORÁMICA

Sin dificultad añadida al esfuerzo de más de tres horas y media de caminata, finalmente coronamos la cima de El Estorbín donde contemplamos entreteniéndonos lo imprescindible por el intenso frío, una espectacular panorámica que no deja ni uno solo de sus 360 grados indiferente a cualquier amante y conocedor de la Cantábrica.

La cumbre de El Estorbín de Valverde es una palestra, que tiene una cruz de Asturias con el alfa y el omega en sus brazos y un simpático buzón, desde donde observaremos en días claros empezando por el oeste, las Ubiñas y los Fontanes, Peña Rueda y la Sierra del Aramo, Tres Concejos y el Camparón. Por el norte a lo lejos, distinguimos los Picos de Europa y en primer plano, por el este y sureste, Correcillas, Vallequín, La Carba, y Brañacaballo. Una lección de toponimia y geografía fácil si se tiene la suerte de tener a mis dos compañeros de excursión que casi se las saben todas y cada una, porque están en ese empeño de ascenderlas.

Divisando este vasto horizonte de cumbres, sierras y collados, vimos muy próxima, pero en prominencia destacable, una cumbre que nos causó gran emoción al descubrirla y nos hizo ir a ella. Así pues, empezamos a descender la cara norte de El Estorbín por una pala de nieve de fuerte pendiente, umbría y por tanto delicada por los tramos helados que tenía.

Librada esta bajada, alcanzar el collado fue un alivio y pronto progresábamos por una ladera soleada camino de nuestro último objetivo; la Peña Cuaña de 2.028 metros.

De regreso, pronto abandonamos nuestra huella y no queriendo tomar más altura de la necesaria para llegar de nuevo a la Estrella de Cuanya, nos abrimos paso por la nieve dura de la ladera norte de El Estorbín. Progresando con precaución y seguridad alcanzamos el collado, para una vez allí descender buscando el fondo del valle de El Cuadro.

La primera parte de esta bajada tiene una pendiente fuerte, de modo que rápidamente perdimos altura yendo por una nieve poco cohesionada. En dirección sur–sureste llegamos a los Llanos de Braña Fría y un poco más abajo a Las Brañas, donde paramos a reponer fuerzas y aligerar nuestro abrigo al lado de una cabaña de piedra.

Sin cruzar el río, buscamos la senda que por la mañana creímos cómoda, a través de enormes piornos en un esfuerzo extra que no esperábamos. Cuando salimos a un claro, contemplamos a nuestra izquierda una cascada que bajaba con poca agua, pero cuyos bordes helados la hacían hermosa.

Casi sin darnos cuenta habíamos llegado a Tonín, nuestro punto de partida y ya solo pensábamos en reponer fuerzas con una confortable merienda en el pueblo de Villamanín, parada obligada para todo el que tenga la suerte de perderse por estos pagos entre Asturias y la Meseta.

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