Diario de Valladolid

RESTAURANTE EL CORDERO (SEGOVIA)

Clásico de sabor renovado

Abierto al público desde hace más de treinta años, incorpora a su carta de platos tradicionales nuevas recetas con materia de primera calidad

Ángel García Cortés, fundador del restaurante y sumiller, en el centro de la sala de El Cordero, en Segovia.-T.S.T

Ángel García Cortés, fundador del restaurante y sumiller, en el centro de la sala de El Cordero, en Segovia.-T.S.T

Publicado por
TERESA SANZ TEJERO
Valladolid

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El Cordero es un clásico con vistas al Acueducto, cuya carta deja satisfechos por igual a los adictos de guiso de cuchara y asado tradicional y a quienes se decantan por sugerentes platos de sabor de toda la vida con nuevo toque en la elaboración.

Este caserón de arquitectura popular en ladrillo y vigas de madera vistas en su fachada de tres alturas, se abre a los clientes en varios espacios.

Su emplazamiento en el casco antiguo extramuros, en una zona de curiosa orografía y varias alturas, hace destacar el inmueble, que acaba de ser restaurado.

Mantiene El Cordero, en la Bajada del Carmen –como conocen los segovianos su emplazamiento– una zona de bar, abierto a la calle directamente, desde la que se accede a la bodega con manteles de cuadros rojos y buenas botellas de vino que hablan por sí mismas de la extensa y elegida carta, que incluye referencias de todas las denominaciones de origen del país, con cuidado especial hacia las denominaciones propias de la Comunidad.

Sorprende la variedad y la oferta de vinos y cavas, siempre actualizada. Los últimos riberas, los verdejos más sobresalientes, los prieto picudo de León o los rufetes zamoranos, por citar solo algunos ejemplos, siempre hallan hueco entre las etiquetas de sus vinos.

No en vano, Ángel García Cortés, su fundador, es uno de los grandes profesionales de la sumillería que creó junto a otras conocidos ‘narices de oro’ la Asociación de Sumilleres de Segovia, que ha hecho cantera, exportando sumilleres a media España.

Él y su socio, Gregorio Martín Hernando, llevan más de treinta años funcionando a diario y ofreciendo su esmerada cocina desde el bar, que se abre independiente a la calle y desde el restaurante, que goza de tan buenas críticas entre los turistas asiáticos más exigentes que llenan el local a diario.

La amplitud del edificio, con capacidad para 300 comensales, permite al diferenciar claramente sus espacios y asegurarse la tranquilidad de las comidas con tertulia.

Entre la sopa y los asados castellanos, su amplia carta incluye platos como un espectacular rabo de toro guisado o un morcillo con puré de reineta que se sale de lo normal.

Sus chuletillas de cordero lechal se ofrecen siempre en su punto y es cada vez más difícil encontrar un lechal de sabor y tamaño como el que ofrece este restaurante con pedigrí.

Como dicen sus clientes asiduos El Cordero tiene, además, línea directa con Sanlúcar de Barrameda y sus langostinos aseguran el sabor del marisco en cualquier época del año, lo que se agradece especialmente en la oferta gastronómica de tierra adentro.

Sobresalen un exquisito foie micuit de elaboración casera y las ensaladas de tomate raf, «con sabor a tomate de siempre», así como de los escabechados que alcanzan su máximo sabor con el de cordero, que hace honor al nombre del establecimiento.

Los judiones de La Granja forman parte de los imprescindibles de cuchara que ensalzan el alubión más saludable, cocinado al estilo tradicional, con sus aderezos más sabrosos.

Las mesas del comedor principal que bordean sus ventanales, ofrecen vistas insólitas a los arcos monumentales del Acueducto, que casi se toca con la mano desde el antiguo caserón que luce su cuidada restauración.

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