Diario de Valladolid

BODEGA CARODORUM (dop TORO)

Con destino al mundo

Los hermanos Díez Rodríguez elaboran en sus instalaciones toresanas cuatro tintos y un blanco semidulce en los reflejan «lo mejor de cada finca» y destinan a la exportación

Guillermo (i) y Luis Ángel Díez Rodríguez brindan con sus padres Luis Antonio Díez y Carmen Rodríguez en el exterior de la bodega Carodorum (Toro).-MARIAM DENEIVA

Guillermo (i) y Luis Ángel Díez Rodríguez brindan con sus padres Luis Antonio Díez y Carmen Rodríguez en el exterior de la bodega Carodorum (Toro).-MARIAM DENEIVA

Publicado por
Jose Luis Cabrero

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Carodorum acaba de cumplir trece años y está en pleno crecimiento, con nuevas instalaciones a punto de concluir para dar respuesta al enoturismo creciente que se acerca hasta la denominación de origen Toro (Zamora) y abriendo mercados para seguir fortaleciendo el abrazo a Asia.

Los hermanos Guillermo y Luis Ángel Díez Rodríguez se embarcaron en pleno crecimiento de la denominación de origen más antigua de la provincia en un proyecto inspirado por su abuelo, que hacía vinos para casa en una zona en la que el aprovechamiento de las uvas es algo casi genético, y apoyado por sus padres, conscientes de que la elaboración de vino podía ser una buena salida profesional.

Guillermo, heredero de la tradición, se formó en enología y viticultura y en una pequeña nave empezaron a elaborar, en el año 2003, con apenas 9.000 kilos de uva.

La intención entonces, dice, era hacer «vinos con mucha estructura, buen equilibrio, largos en boca y redondos, con todo lo que tiene que tener un Toro pero fáciles de beber».

Parece la cuadratura del círculo, pero la familia Díez Rodríguez parece haberlo conseguido a la vista del respaldo que le han otorgado a lo largo de estos años los gurús del vino: muchas de sus elaboraciones se mantienen por encima de los 90 puntos en las diferentes añadas.

En la selección de los terrenos y las cepas, que ambos hermanos buscan en la milla de oro de la denominación, en el tratamiento de la viña, en la que Luis Ángel se maneja con soltura para controlar la producción, y en los cuidados coupages que realizan parece estar la clave de los buenos resultados.

Guillermo reconoce que tiene «una forma particular» de entender los vinos y la elaboración: desde el enfriamiento de la uva en un camión frigorífico cuando entra de la viña «para conseguir una mayor maceración y conservar los aromas y la estructura» hasta la utilización de una bañera de pisado tradicional pasando por realizar la selección de la uva y el despalillado en una nave anexa para mantener la máxima limpieza en la bodega.

Hoy, con más de 18 hectáreas de viñedo dispersas por la denominación de origen Toro, Carodorum sigue empeñada en «extraer lo mejor de cada finca», por eso vinifica en pequeños depósitos de acero inoxidable a los que se encomienda la producción de las diferentes parcelas. «La microvinificación permite tener una base mucho más amplia a la hora de diseñar el vino que queremos hacer», dice Guillermo.

De ahí salen las cuatro propuestas que la bodega mantiene en el mercado. Issos, el más joven, con diez meses en barrica de roble francés; Carodorum, que aumenta hasta 15 la crianza. «Es el vino más característico de la bodega, el que nos identifica, es el que entre nosotros decimos que es el vino de mi madre porque es el que marca también como va a ser el resto», explica Guillermo. La tercera propuesta es una selección especial, «un toro potente y refinado», un reserva que se pasa más de dos años en la barrica y finalmente Carodorum Único, despalillado a mano, con uvas de viñedo viejo, 30 meses en barrica y elaborado sólo los años que lo dicta la calidad del fruto. De momento, sólo cuatro años de los 13 que lleva operando la bodega.

El hermano pequeño de los vinos de Carodorum es 12 Frescas, un blanco semidulce con una docena de variedades de uva blanca «que antes se plantaba en el majuelo». Es un vino «que se hace después de vendimiar el tinto», contradiciendo la costumbre que hay en la mayor parte de las bodegas.

Carodorum ha experimentado un crecimiento sostenido a lo largo de los años. De sus barricas salen cada temporada más de 70.000 botellas, que se vende casi en exclusiva en el extranjero.

Fue algo que los promotores reconocen que se encontraron al empezar a vender los vinos. «Empezamos a ir a ferias, contactar con distribuidores y encontramos un mejor acomodo en el exterior», señala Guillermo.

Hoy los vinos Carodorum se exportan a Estados Unidos, Canadá, Europa y Brasil. Vietnam ha sido la punta de lanza para entrar en Asia, una zona en la van a seguir incrementando su presencia a través de Hong Kong.

Mientras siguen ampliando mercados, ultimas las instalaciones de la bodega para crear una zona de catas, en la parte alta de un torreón desde el que se domina la vega de Toro.

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