MIS FAVORITOS: BRASERÍA DE PONIENTE (VALLADOLID)
Menú de quitarse el sombrero
Llegan puntuales a la cita. El lugar del encuentro es más que familiar para ellos. Reconocen que con el tiempo se ha convertido en su segunda casa. Y eso se nota en la familiaridad con que les trata todo el equipo que conforma La Brasería de Poniente, abierta desde hace un lustro en pleno centro vallisoletano. Es el punto de encuentro donde cada viernes ven a sus amigos de siempre. El lugar donde se relajan y desconectan con un buen vino (siempre un ribera dicen, «hacemos patria allá donde vamos») que les sirve su buen amigo José Luis, dueño del establecimiento, un emprendedor nato que ha sabido llevar los productos de calidad que ofrece en sus tiendas Cárnicas Poniente, especializadas en productos gourmet, a la mesa de su restaurante.
El espacio, de decoración minimalista, tiene ese toque fashion al más puro estilo Pablo y Mayaya. Y es que ellos mismos fueron los encargados de diseñar la mantelería y los uniformes del equipo de cocina. De ahí que algunos detalles del ambiente tengan un rojo inconfundible que recuerda a sus sombrereras. Un color que ya han bautizado como ‘rojo Pablo y Mayaya’ que se ha convertido en una seña de identidad y que según confiesa ella les «aporta positividad». «Además, es un color luminoso, está presente en muchos de los diseños de ropa aunque en los tocados hay que tener cuidado, lo usamos a cuentagotas».
Se sientan a compartir mesa y mantel con una buena botella de vino de la tierra que José Luis Labarga acompaña con un plato de jamón ibérico de bellota, pan de cristal y el plato estrella de la carta, la carne a la brasa.
«Utilizamos la mejor, una carne especial que criamos en nuestras propias explotaciones, con una alimentación diferenciada y que contiene una grasa beneficiosa para la salud», asegura José Luis.
Destilan elegancia por los cuatro costados. Como los buenos platos, han sabido hacer un maridaje perfecto en sus vidas profesionales y personales. 26 años juntos en la moda. Un tiempo durante el cual han vestido las cabezas de las celebrities para bodas reales y actos de todo tipo (incluido Ascot, cuna del tocado inglés más cool). La Reina Doña Leticia se ha asesorado por ellos en más de una ocasión. La última, para los Premios Princesa de Asturias. Pero en este tiempo les ha dado tiempo a tener su propia colección de ropa, a hacer colaboraciones para el teatro y la televisión, y hasta cuentan con un diseño propio de una botellla de cava que, como no podía ser de otra manera, tiene forma de mujer y nombre provocador (se llama Objeto de deseo).
Sin embargo, entre desfile y desfile, les gusta regresar a sus raíces. Y en la Brasería de Poniente dicen encontrar ese hogar donde se sienten ellos mismos. Pablo y Mayaya en estado puro.
Pero además del diseño, la cocina es otra de sus vocaciones, «la hago con cariño y con amor para la gente que quiero, además tiene muchísima creatividad», confiesa Pablo a quien le gusta perderse en los mercados, ojear los puestos de la fruta y recalar en los comercios de toda la vida.
Una pasión que reconoce, hubiera elegido como profesión si no se hubiera descantado por los sombreros y tocados. Sus mentes, siempre activas, están a tope entre el taller y la tienda. Tienen varios proyectos en marcha aunque sus hijas Catalina e Isabel lo son todo en su universo creativo.
Confiesan que después de haber triunfado en la meca de la moda siguen teniendo muchos sueños por cumplir. «Me encantaría tener un showroom en Nueva York», confiesa ella. Y a él le ha dejado marcado un proyecto solidario para la Fundación Vicente Ferrer con el que le gustaría continuar. Todo corazón, corazón ‘rojo Pablo y Mayaya’, claro.