Los sumilleres convierten a Peñafiel en escuela del vino

Un centenar de profesionales se dieron cita ayer en el Castillo de Peñafiel para participar en las primeras jornadas técnicas internacionales de Sumillería de Castilla y León, con la finalidad de «seguir ampliando la formación de los profesionales en la degustación de distintos productos, porque no sólo del vino viven los sumilleres», explicó a este periódico en director técnico de las jornadas, Miguel Ángel Benito.

Benito destacó la calidad de las jornadas y la complejidad de su organización, ya que se cataron vinos por valor de entre 15.000 y 18.000 euros. «Entre ellos un Tokaj, con botellas que valen alrededor de 150 euros, o la primera añada del pago de Carraovejas». Se necesitaron más de 450 botellas de vino para cubrir las necesidades de las diferentes catas.

Entre los sumilleres participantes, llegaron grupos de Castilla y León, Galicia, Asturias, Madrid, Castilla-La Mancha y Extremadura. «Es un número importante para nuestra Comunidad, más si tenemos en cuenta que todos estos sumilleres han preferido venir al Castillo de Peñafiel a formarse, que visitar ‘San Sebastián Alimenta’, que se celebra estos días».

En cuanto a la Asociación de Sumilleres de Castilla y León (Ascyl), Benito aseguró que pasa por «uno de sus mejores momentos», cuando ya ha rebasado los 20 años de su puesta en funcionamiento. De los más de 3.000 socios inscritos en la Unión de Asociaciones de Sumilleres de España, más de 500 pertenecen a la Ascyl, repartidos entre 9 asociaciones provinciales.

La jornada no sólo se circunscribió a la cata de vinos, sino también a otros alimentos como queso, a cargo de la Quesería Elvira García, de la localidad abulense de El Barraco, y el té, a cargo del experto importador Sohrab Dezfuli.

Pero los protagonistas de la jornada fueron los vinos. La primera degustación fue para Pago de Carraovejas, a cargo de su director general, Pedro Ruiz Aragoneses.

Le siguió una cata técnica de tapones ‘Diam’, dirigida por Antonio Palacios, profesor de cata de la Universidad de LaRioja. Para ello se utilizaron vinos de diferentes partes del mundo, que utilizan para su embotellado tapones Diam, que ofrecen homogeneidad y diferentes grados de permeabilidad. La degustación, presentada por José M. Ramón, se extendió incluso a la apreciación sensitiva de los efectos producidos por un taponado defectuoso. Borgoña, Burdeos, Roussillon y Ribera fueron algunos de los marchamos degustados.

Hubo tiempo también para encargarse de los procedimientos y de su influencia en el medio ambiente.El gerente de zona de Ecovidrio, José Carlos Agustina, habló de la importancia que tiene el reciclado del vidrio, y quiso demostrar que el sumiller es una pieza fundamental en el engranaje del reciclado en la hostelería.

La última cata, a partir de las siete y cuarto de la tarde, puso sobre la mesa el vino internacional, con un producto como Oremus de Tokaj (Hungría), de Tempos Vega Sicilia, y dirigida por Begoña Jovellar, enóloga del GrupoVega Sicilia. Fueron seis ‘Oremus’, de las añadas 2005, 2007, 2010 y 2014.

Los asistentes pudieron conocer más sobre los productos de Castilla y León, que cuentan con 540 bodegas, más de 75.000 hectáreas de viñedo, y una producción media de 2 millones de hectolitros de vino al año. El 86% de la superficie de viñedo en Castilla y León se localiza en zonas de figuras de calidad vitivinícola, cerca de 65.000 hectáreas.

Una Comunidad en la que conviven 13 figuras de calidad en el sector: 9 Denominaciones de Origen y 3 Vinos de Calidad. Además, hay un Vino de la Tierra de Castilla y León como Indicación Geográfica Protegida. Se trata de un sector cuyo volumen de ventas se sitúa en unos 500 millones de euros al año.