ENOLOGÍA
La UVA en Boga
Tras el boom por la verdejo, las bodegas ribereñas comienzan a apostar por los blancos de godello en su vertiente berciana o de la vecina Valdeorras para complementar su oferta de vinos tintos
Ha pasado de estar casi al borde de la extinción a convertirse en la gran promesa del vino en España. Hablamos de la variedad godello, que campa por los pagos altos del Bierzo ofreciendo todo su potencial y mineralidad en vinos llamados a escribir un capítulo importante en la enología moderna. Un secreto guardado con celo por los elaboradores bercianos que, añada tras añada, han ido posicionando la calidad de la godello, hasta haber quien sostiene que esta uva es el equivalente en España a los grandes borgoñas blancos.
Puede que la godello no de vida a vinos tan sutiles como la albariño, pero su potencia aromática, versatilidad y capacidad de envejecimiento la colocan como una de las grandes uvas blancas españolas. Y ésto ha despertado el interés de los bodegueros del Duero, quienes tras el furor de la verdejo apuestan ahora por la godello, tanto en su vertiente berciana como en la gallega del Barco de Valdeorras.
La vid no entiende de límites geográficos ni administrativos y sí de terruños singulares con los que alumbrar vinos de marcado carácter atlántico, con una destacada mineralidad y floralidad delicada. Estos son algunos de los proyectos que se han centrado en la variedad blanca godello para alumbrar sus nuevos vinos.
Mauro Blanco. La puerta del godello para las bodegas delDuero la abrió en 2013 la tudelana Mauro, que lanzó esa añada un monovarietal de godello procedente de una viña joven (esa añada dio su segunda cosecha) hincada con plantones de un clon de grano muy pequeño de la vecina comarca gallega de Valdeorras en un pago alto, con orientación norte y rendimientos muy ajustados.
Se trata de dos pequeñas parcelas en ladera, El Rosal –con una hectárea– y Los Músicos con una y media, situadas en Villafranca del Bierzo, a una altitud de 700 metros en un suelo pobre, con arenas procedentes de la disgregación de las pizarras y orientación norte.
La primera cosecha de Mauro Godello fue la de 2013 y, para su elaboración, tras la vendimia en pequeñas cajas se realizó una maceración pelicular durante doce horas tras las que se prensó la uva y se dejó el mosto reposando una noche en un depósito de acero inoxidable para su desfangado. Al día siguiente el mosto se encubó en dos barricas de roble francés de 500 litros, una nueva y otra usada, donde realizó entre 20 y 30 días la fermentación alcohólica de manera espontánea –con levadura indígena– y en las que permaneció durante ocho meses hasta que fue embotellado.
Eduardo García, el enólogo que firma el vino, prescinde de la fermentación maloláctica para destacar la acidez natural del vino con una variedad en la que sobresale más el lado mineral que el frutal y por eso opta por el envejecimiento con con sus lías, una fermentación más lenta para potenciar la mineralidad de la variedad. El resultado es un vino con finura y elegancia, marcadas botas minerales y una acidez notable que le augura una larga vida.
Emilio Moro, de estreno. El Bierzo será también el destino de la siguiente inversión de la bodega ribereña Emilio Moro, quien realizará esta añada su primera elaboración de un godello. Para ello, sus responsables han peinado la comarca en busca del terruño idóneo para alumbrar su nuevo vino.
José Moro, presidente de la bodega, lleva tiempo con la idea de elaborar un blanco para incorporar a su gama. De hecho, realizó una plantación de viognier –casta blanca originaria del Ródano francés– en pagos altos de Pesquera de Duero y vinificó de manera borgoñona una pequeña partida en 2006, con la que se siguió años después pero que finalmente se descartó porque los vinos no lograban la calidad deseada.
Y la viña blanca de Pesquera se arrancó. Pero quedó el conocimiento. «Aquello fue una experiencia más empresarial, pero lo que emprendemos ahora es por un sentimiento hacia la godello, que me ha enamorado», resume Moro.
«En el Bierzo hemos encontrado una tierra con muchos años de historia, una importante tradición y grandes vinos, y este año vamos a elaborar 10.000 litros de godello berciano para adquirir conocimiento de la zona, de los viñedos, para trabajar el perfil aromático y conocer todas las variables... es una primera cosecha que puede que no salga al mercado si no nos convence el resultado», agregó el máximo ejecutivo de la bodega vallisoletana. «Es una suerte que en este caso no primen los criterios económicos sino de sentimientos», insistió.
«En el Bierzo busco lo mismo que hago en elDuero: vinos finos, sutiles, que entren con elegancia y con esa nota grasa natural de la godello, con clase, complejidad y vida», resumió Moro, quien agregó que tiene claro en su cabeza lo que busca. «Queremos ir adquiriendo conocimiento hasta elaborar un vino que emocione», resumió. Esta primera añada la elaborarán en unas instalaciones de Molinaseca y la crianza de sus godellos se realizará en dos fudres y también en barricas de 500 litros de roble francés.
Capellanes, en el Sil. Siguiendo la estela del ríoSil, la familia Rodero Villa llegó hasta la denominación de origen Valdeorras y desarrolló en 2014 la vendimia de lo que era su primera incursión en el mundo del vino blanco, tras capitanear desde 1996 el proyecto ribereño de Pago de los Capellanes, enPedrosa de Duero (Burgos).
El proyecto, bautizado como ‘O luar do Sil’ (el reflejo de la luna sobre el Sil) se sustenta en doce hectáreas de viñedo propio en parcelas de zonas altas de esta denominación gallega. «Desde hace tiempo, la familia estaba buscando ampliar el proyecto de bodega con un blanco, ya que no queremos elaborar más vino en la bodega de Ribera para asegurar los estándares y la calidad», señaló Estefanía Rodero Villa, hija de Paco y Conchita, los artífices de ambas bodegas.
Así que, tras otear los suelos de la zona de Seadur por primera vez en 2013, la siguiente añada realizaron su primera vendimia en tierras gallegas, con las que elaboraron 8.000 botellas de un godello sobre lías y de un godello fermentado en barrica con la misma filosofía de «artesanía y atemporalidad» de Ribera. La apuesta se ha ido consolidando y esta campaña 2016 estrenarán la nave de elaboración de su bodega gallega. «Estamos muy ilusionados porque para todo el equipo es como empezar de cero, con un blanco que está gustando mucho y que expresa con sutiles matices la tipicidad y mineralidad de la godello en Valdeorras, un bien escaso pero con potencial para elaborar grandes vinos blancos, frescos, delicados y minerales», aseguró Rodero Villa.
Astrales, 50 meses de crianza. La llegada del grupo Ampeloenos, liderado por José Hidalgo y Ana Martín Ozain, para hacerse cargo de la dirección técnica de bodegas Los Astrales (en Anguix, en plena Ribera delDuero burgalesa) con la añada 2014 ha conllevado una pequeña revolución en esta casa: el lanzamiento del primer Astrales blanco, un godello 2011 con ¡50 meses! de crianza en botella.
El vino, bautizado comoAstrales Godello y con denominación de origen Valdeorras, nace de la inquietud de estos dos experimentados enólogos, responsables de la elaboración de la bodega A Tapada y de sus Guitián desde la puesta en marcha de la elaboradora. «En A Tapada teníamos la inquietud de ver cómo evolucionaba el godello en botella y en 2008 o 2009 hicimos un ensayo que salió bien, pero fue realmente en 2011 cuando decidimos dejar una partida de 10.000 litros de godello para hacer una larga crianza en botella, de las que una partida de unas 6.600 corresponden a Astrales Godello 2011, un proyecto que tiene continuidad en las añadas posteriores», señala el enólogo.
El resultado, en palabras del propio Hidalgo, es sorprendente. En primer lugar, porque no hay ningún vino blanco en España que se haya criado más de 50 meses exclusivamente en botella, cuatro años y cuatro meses para un godello que no ha conocido el roble.
El único ‘truco’, además de trabajar con una variedad con plena aptitud para envejecer, es que durante la crianza el vino no ha visto la luz. «Hay una alteración en los vinos que es el ‘gusto de luz’, debido a que muchas variedades de vino blanco tienen una pequeña cantidad de vitamina B2 y cuando está expuesto a la luz natural o fluorescente se produce una reacción fotosensible catalizada por la riboflavina y provoca que el vino se reduzca y tenga el gusto de luz, con recuerdos de espárrago o coliflor», indicó.
Con esta única cautela, y con mucha paciencia, el resultado es un vino que «está increíblemente bueno, porque la godello es una variedad muy favorable a la vida en botella», concluyó este prestigioso enólogo y consultor.