La herencia más bella

Hay pocos espacios tan cautivadores como La Olmeda. Más de cuatro décadas de excavaciones han dejado a la vista uno de los yacimientos más importantes de España, donde el lujo y todo el esplendor que ostentaban los oligarcas rurales durante el Imperio Romano se palpa con toda su grandeza.

Los mosaicos, perfectamente conservados y recuperados, deslumbran por su belleza. Pero también epata la enorme riqueza de teselas, el imponente palacio, la gran cantidad de objetos valiosos que se han descubierto o la necrópolis anexa, con setecientas tumbas que constatan la importancia de este asentamiento bajoimperial, que congregó a una importante población entre habitantes, esclavos y campesinos que trabajaban la finca. Un legado imponente que ha catapultado a este espacio, ubicado en el término municipal de Pedrosa de la Vega (Palencia), a un lugar destacado dentro del mapa mundial de las villas romanas.

Más de 1.600 años después, el Bajo Imperio romano ha resurgido con toda la fuerza en el norte de la provincia, con un grandioso proyecto que ha liderado la Diputación de Palencia y que ha permitido y cubrir y musealizar por completo los 4.400 metros cuadrados que las sucesivas excavaciones han sacado a la luz en este complejo, situado cerca de la ruta jacobea, una urbs in rure (ciudad en el campo) con un palacio aristocrático de impresionantes dimensiones y que destaca por su estado de conservación y su recuperación. Una joya con doce habitaciones que exhiben impresionantes mosaicos: La Olmeda cuenta con el mayor número de mosaicos romanos en un edificio privado de Hispania, con más de 1.400 metros de imponentes trazados con motivos figurativos, vegetales, geométricos o de animales que sumergen al visitante en la época bajoimperial.

Pero La Olmeda no es el único filón arqueológico de Palencia, que cuenta con un total de seis yacimientos que serán investigados este verano.Se trata de Dessobriga, en Osorno;Intercatia, en Paredes de Nava;Camino de las Ánimas, en Herrera de Pisuerga;Cueva Guantes, en Villanueva de Arriba; la villa romana de El Picón de Castrillo, enAmpudia;y Monte Bernorio, en Pomar de Valdivia.

Los trabajos en este último espacio se desarrollan desde 2004 con un equipo de la Universidad Complutense al que se ha sumado la de Edimburgo para rescatar los restos de un oppidium de la Edad de Hierro que ha permitido investigar en aspectos relacionados con el poblamiento del castro, recintos defensivos, necrópolis... además de trabajos en los alrededores que han permitido localizar nuevos yacimientos.

En el caso del Picón de Castrillo, los trabajos desarrollados entre 2001 y 2005 permitieron documentar una residencia rural señorial de la época romana que estuvo habitada entre los siglos Primero y Quinto después de Cristo, mientras que en Cueva Guantes se está estudiando un yacimiento arqueo-paleontológico por el Consorcio de Investigación de la EvoluciónHumana (Cenieh), donde se ha descubierto una cavidad que muestra evidencias de hábitat musteriense (Paleolítico Medio).

En Dessobriga, a caballo entre Osorno y Melgar de Fernamental, el yacimiento profundiza en un asentamiento continuado que se desarrolló entre la Edad del Hierro y la romanización, mientras que en Intercatia, los restos de retrotraen a la primera Edad del Hierro, con una importante población posterior, en la época vaccea y, posteriormente, en la época romana.

El yacimiento arqueológico de Herrera de Pisuerga, conocido como Camino de San Cristóbal o de las Ánimas, ahondará en agosto en el conocimiento de la interacción del contingente legionario establecido en la localidad –legio III Macedónica– con la población civil, lo que le dota de un interés especial.

Y en esta localidad, un equipo de arqueólogos acaba de descubrir una necrópolis visigoda en una excavación de tipo preventivo por la urbanización de una calle urbana. El sondeo ha sacado a la luz una treintena de tumbas, la mayor parte sin ajuar pero que certifican que fueron enterrados en sarcófagos, por la posición de los cuerpos y la aparición de clavos.

Pablo Arribas, uno de los directores técnicos de esta excavación, señaló que los ajuares que han aparecido en algunas tumbas masculinas (la mayoría, con restos de broches de cinturón y un cuchillito en cada una, entre otros hallazgos) y femeninas (con collares, pendientes...) permiten situar la necrópolis entre los siglos Sexto y Séptimo. Se trata de los primeros datos que permitirán profundizar mediante el análisis del adn en las características de esta población. «Ha sido un hallazgo casi fortuito que nos permitirá ir cerrando muchas preguntas que tenemos sobre la época visigoda en el norte de España y en Herrera, donde hubo un asentamiento importante», indicó el investigador.