MOGGARO EMBARCACIONES
Una naviera a 12 kilómetros del Acueducto
Moggaro es el único astillero que construye barcos de alumnio en Europa. Lo hace desde 2004 en el polígono segoviano de Valverde. Al timón, un reconocido fundidor y un ingeniero soñador. La unión de estos dos armadores de tierra adentro les ha permitido exportar a once países .
¿Una naviera a 12 kilómetros del Acueducto de Segovia? Sí, su nombre es Moggaro –derivado del pez mogaro– y es el único astillero español que construye embarcaciones de aluminio naval en Europa. Barcos para ocio y faena, de entre tres y 25 metros. Es la naviera más peculiar del centro peninsular y se halla en el Polígono de Valverde del Majano.
Al ‘timón’, el segoviano Arturo de Pablo, excelente fundidor, y Santiago Parga, un ingeniero soñador y valiente que siempre quiso hacer barcos. Llegaron a un acuerdo comercial entre sus dos empresas hace ahora un decenio. Su historia rompe moldes.
Cuenta el promotor de Moggaro que cuando acudió al primer Salón Náutico, en 2004, a mostrar sus embarcaciones segovianas, la gente pensaba que era una broma. Cuando el hermano de uno de los propietarios de Rodman, el mayor astillero de yates hasta 2008, decidió comprarse una lancha de aluminio made in Segovia las bromas con los armadores del Acueducto acabaron.
Ahora pisan fuerte. En Australia o Estados Unidos, casi todas las embarcaciones se crean en el material duradero y muy seguro por el que apostaron, pero en esta otra parte del mundo, Moggaro es única.
Su trayectoria de éxito está plagada de casualidades y paradojas. Calderería de Pablos lleva 30 años fabricando calderas y trabajando el aluminio. «Tenían muy buen nombre; sabíamos que eran los mejores y muy serios», dice de su socio el ingeniero de Caminos Santiago Parga, creador de los diseños navieros.
A Santiago, de familia gallega y vecino de Madrid, le trajo a Segovia el AVE. Participó en la construcción de la línea Madrid-Segovia-Valladolid y pasaba frecuentemente por el Polígono de Valverde, desde el que se oye circular los trenes rápidos. Él y su hermano José, ingeniero naval, tenían la idea de fabricar barcos de aluminio. Tras conocer el trabajo de Caldererías de Pablos, les propusieron trabajar con ellos. Y así siguen.
El negocio naval ha crecido sostenidamente y el buen nombre de la naviera ha disparado los pedidos de sus embarcaciones, demandadas en muchos países. «2015 ha sido un año fuerte», reconocen. Veinticinco barcos se han ‘botado’ en Valverde. Después de comprobar que todo funciona, han salido por carretera rumbo a sus destinos. Unas veces son embarcaciones de uso turístico y otras para empresas que trabajan ya habitualmente con la naviera segoviana y hacen sus pedidos a demanda.
Uno de los secretos de su éxito es el empleo de un tipo de aleación de aluminio especial para que no le ataque el agua salada. «Es un aluminio revestido con capas de pintura y una protección de ánodos», explican casi al unísono.
En la actualidad exportan a varios países como México, Cuba, Colombia, Venezuela, Francia, Italia, Portugal y, desde el año pasado, trabajan con Alemania, Egipto, Santo Domingo y con Corea del Sur, De hecho, allí van a abrir instalaciones nuevas, junto con una empresa coreana, para que los empresarios nativos puedan desarrollar un negocio diferente en la zona de Asia Oriental.
Su acuerdo comercial permite sumar más de una treintena de puestos de trabajo, de los que 22 son empleados de Calderería de Pablos y una decena de la naviera que, acaba de abrir una delegación en Barres, cerca de Ribadeo, con otros cinco trabajadores. «Allí ensamblamos algunos de los barcos que se fabrican en Segovia, pero que han de ser transportados por piezas y montados allí mismo», explica Santiago Parga.
Su facturación se ha duplicado en apenas un lustro y el pasado ejercicio han llegado «prácticamente al tope de fabricación», señalan. Ambos socios subrayan la importancia del acuerdo comercial que establecieron en 2004, lo que les permitió, cinco años después, sortear la crisis en mejores condiciones. «Si hubiéramos invertido todo lo que la unión de las dos empresas aportó, nos habríamos pillado los dedos», apuntan.
Los hermanos Parga se ocupan del diseño y la tecnología náutica, y todo lo relativo a la tecnología constructiva, soldados, maquinaria y bienes de equipo, procede de Calderería de Pablos, que sigue manteniendo su línea de producción de calderas y cisternas. Cuando llegó la crisis solventaron bien el temporal, porque aquella fusión de dos empresas funcionó a base de equilibrar gastos y compensar reducción de facturaciones.
Entre 2012 y 2014, el producto se consolidó en los mercados internacionales. «Fue en ese momento cuando notamos que se definía como muy certero a nivel turístico», y el crecimiento duplicó el número de pedidos. Así han ido creciendo no sólo en número de embarcaciones sino en su tamaño. Pueden construir barcos de hasta 25 metros de largo y 5,5 de manga o anchura. «Lo que más limita es la altura porque hay que sacarlo de la nave», señala De Pablos.
El barco de la fotografía, el más grande de los construidos hasta el momento, irá a Mallorca desmontado, porque no pasaría los puentes. El techo se soldará una vez entregado, en la isla balear. «En el puerto de embarque, se hará una plataforma y quedará terminado. Así hemos mandado también un barco de 14 metros a las Azores».
El año pasado ya entregaron en Mallorca dos barcos de recreo turístico para una empresa muy representativa del turismo entre playas. «Son embarcaciones tipo catamarán, para 250 personas», explican. «Tomaron una decisión difícil pero efectiva: pasaron de trabajar en Mallorca a hacer sus pedidos en Segovia y esto, cuando no conoces el producto, se entiende mal inicialmente».
Tienen muy claro su hecho diferencial: «Se han hecho multitud de diseños que han funcionado muy bien en prestaciones de navegación y hay una formalidad en el compromiso con el cliente y en las fechas de entrega, además de un servicio postventa al cliente que no se lo da nadie. Lo habitual es que entregado el barco se tenga que perseguir al astillero para cualquier problema. Nosotros trabajamos mejorando siempre el producto», explican. Las embarcaciones de ‘su’ aluminio naval tienen tres años de garantía, aparte de la que dé el motor.
LA FICHA DE LA EMPRESA
Historia. Moggaro nace en 2004 de la fusión de las empresas de Arturo de Pablos, un excelente fundidor, y Santiago Parga, un ingeniero de caminos soñador.
Facturación. La empresa factura al año 2,5 millones de euros desde el Polígono Industrial de Valverde del Majano y cuenta con 30 empleados.
Mercados. Exporta a México, Cuba, Colombia, Venezuela, Francia, Italia, Portugal, Alamenia, Egipto,