DiVal
Jaulas artesanales con ‘pedigrí’ abulense
Una desgracia familiar vinculada a las aves no impidió a José Luis Sánchez comprar DiVal, una empresa de referencia en el mundo de los pájaros, y trasladarla a su pueblo: El Hoyo de Pinares. Desde allí vende sus productos a criadores de canarios de España y ‘vuela’ a Portugal y a Francia
Desde pequeño, la vida de José Luis Sánchez, casado y con 39 años, ha estado vinculada al mundo de los pájaros, especialmente desde los diez años. «Siempre he sido muy ‘bichero’», reconoce. Y ello, pese a que una desgracia familiar podía haberle alejado para siempre de unas aves que ahora ‘inundan’ su casa en la localidad abulense de El Hoyo de Pinares (2.340 habitantes).
Cuando su madre estaba embarazada de él, su hermano José Luis «se mató por ir a coger un nido de tordo». «Se resbaló de un tejado, se agarró a un cable de alta tensión y se electrocutó», relata quien al nacer recibió el nombre de su hermano fallecido meses antes, cuando tan sólo tenía 14 años. Por esa razón, a sus padres «no les han gustado nunca los pájaros».
Pese a todo, José Luis Sánchez reconoce que siempre ha amado «todo tipo de bichos», incluidos los pájaros, aunque de pequeño era alérgico a ellos. Ahora, su afición continúa.
En casa tiene un espacio muy grande con 150 parejas de pájaros a los que cada día alimenta hasta las 23.30 horas, después de salir de trabajar a las 21.00 horas de la fábrica que hace tres años adquirió junto a un socio, que no ha seguido en esta aventura.
Con dos tiendas vinculadas a este mundo en El Hoyo de Pinares y en Ávila, Sánchez se lanzó a la piscina en 2013 al enterarse de la desaparición de DiVal, una empresa de referencia en el mundo de los pájaros debido a la calidad de los productos que fabricaba.
La relación que mantenía con DiVal para abastecer a sus tiendas en Ávila hizo que hace tres años, ante su posible desaparición del mercado, José Luis diera el paso de adquirir un negocio con un nombre consolidado en este difícil mercado.
Así, comenzó a traerse el estocaje de la fábrica valenciana hasta el municipio abulense de El Hoyo de Pinares, donde en la actualidad cuenta con dos naves de unos 1.200 metros cuadrados. Allí trabajan, sin parar, ocho empleados que a diario realizan tareas muy artesanales, aunque con maquinaria pesada que les ayuda a fabricar unas jaulas muy diferentes a las que realizan otras empresas.
Así lo asegura el propietario de DiVal, quien afirma que, aunque no es la empresa que más vende, sí se ha convertido en «una marca de referencia para los criadores», ya que no venden a pequeña escala, sino que lo hacen a través de distribuidores a productores de toda España.
Su mercado potencial mayoritario lo constituyen los criadores de canarios y las asociaciones a mediana o gran escala. Hasta ellos llegan las jaulas de cría que suelen venderse en grandes módulos de tres, cuatro y hasta cinco alturas, con un original y efectivo sistema de limpieza mediante papel con bobinas para facilitar las tareas.
Para la fabricación de las jaulas, suele adquirir el mejor material en Madrid: alambre, hierro y chapa fundamentalmente.
Aunque su mercado potencial está en España, donde vende un 90% de la producción, DiVal comienza a abrirse campo en países como Francia y Portugal, donde vende el 10% restante de la producción.
De hecho, en este último país vendió unas grandes estanterías destinadas al Campeonato Mundial de Aves, celebrado el pasado mes de enero en Matosinhos (Portugal). Igualmente ha vendido sus jaulas para campeonatos nacionales o locales.
En ese intento de proyección hacia el exterior, José Luis Sánchez también pretende abrirse paso en el mercado italiano, de ahí que este año vaya a acudir para promocionar su empresa a Reggio Emilia, situada al norte de Italia.
«Este tipo de jaulas se venden bien y la gente las demanda», insiste Sánchez, recordando que no podía dejar que esta marca «de referencia» se perdiera cuando tenía una gran presencia en un mercado en el que se encontraba consolidada.
En este sentido, admite que su público potencial es «más reducido», ya que se trata de profesionales y aficionados dedicados al mundo de la competición, que requieren de «unos mejores acabados», para lo que se necesitan «materiales más fuertes». Por ello, las jaulas que venden «no son a corto plazo» y su precio es más elevado, pero la calidad es mayor y con «cuidados detalles».
De ello se encargan los ocho operarios contratados, que van realizando cada jaula «parte a parte». Cada semana se pueden llegar a fabricar en torno a 150.
Y es que, José Luis Sánchez reconoce que mantener pájaros puede resultar «un lujo» porque «todo cuesta mucho». Sin embargo, quien tiene esta afición quiere lo mejor para sus aves. Pese a sus dificultades, esta empresa va echando a volar poco a poco y con gran esfuerzo desde una pequeña localidad que tampoco tiene demasiadas infraestructuras para sacar adelante un negocio de estas características, según afirma su propietario .
Pese a todo, Sánchez asegura que su apuesta es seguir en El Hoyo de Pinares. «Quiero mucho a mi pueblo», asegura, mientras señala que su intención es que la empresa «siga funcionando bien y creciendo» desde este rincón de la provincia de Ávila próximo a la Comunidad de Madrid.
Y todo ello con la ayuda de una de sus dos hermanas, Lidia, que está con él en la empresa, mientras su mujer, Cristina, se está iniciando en el mundo de la competición. Toda la familia parece indisolublemente unida al mundo de los pájaros.
LA FICHA DE LA EMPRESA
Historia. José Luis Sánchez, junto a otro socio, adquirió DiVal a sus anteriores dueños valencianos para mantener una marca de referencia. Ahora Sánchez lleva el negocio en solitario.
Plantilla. Cada semana, los ocho trabajadores fabrican 150 jaulas en las dos naves de 1.200 metros cuadrados.
Exportación. Su principal mercado es España, si bien DiVal está realizando una importante apuesta por exportar sus productos artesanales a Europa.