Turismo
Los posos del vino
El interés por recuperar y transmitir todo lo que encierra la cultura del vino ha dado lugar a la creación de museos y aulas de interpretación de carácter didáctico. Además, dejan un importante poso: son un foco económico para la comarca donde se ubican
No hay duda de que la actividad vitivinícola es uno de los motores económicos de la Comunidad. Los números lo confirman: 75.000 hectáreas de viñedo y 700 bodegas generan 30.000 puestos de trabajo y una facturación de 800 millones de euros. Hay más. Los posos del vino llegan al ámbito del turismo no sólo a través de las propias bodegas, sino de los museos y aulas de interpretación puestos en marcha desde la administración pública y la iniciativa privada. Hacemos un repaso por los nueve museos y aulas que recoge la Consejería de Cultura y Turismo de la Junta de Castilla yLeón. En conjunto, cerrarán el año con más de cien mil visitantes. Destaca el caso del Museo Provincial del Vino de Peñafiel, en 15 años de funcionamiento ha sido visitado por más de 1,2 millones de personas. En torno al vino se han abierto en esta población vallisoletana de la DOP Ribera del Duero tres hoteles de cinco estrellas, dos de cuatro, una Posada Real, medio centenar de alojamientos rurales, tres hostales, 30 restaurantes, vinotecas, empresas de servicios enoturísticos y tiendas gourmet.
ARANDA. El Centro de Interpretación de la Arquitectura del Vino (Ciavin) se inauguró en 2003 en Aranda de Duero por iniciativa municipal con el fin de difundir la construcción y el sentido de estas cuevas subterráneas más allá de su función vinícola.
En centro se encuentra en la base de la muralla de Aranda. A través de reproducciones y maquetas se detalla las construcciones que, a lo largo de los años, han surgido en torno al cultivo de la vid y la elaboración del vino como una caseta guardaviñas, un lagar y una zarcera, por ejemplo. Sin embargo, lo más interesante es combinar la visita al Ciavin con un recorrido por las principales bodegas subterráneas. Aranda conserva en el subsuelo siete kilómetros de galerías que corresponden a unas 130 bodegas, menos de las mitad de las 300 con las que contó en la época de mayor auge del cultivo de la vid, en el siglo XVI.
Para visitar el Ciavin y las bodegas subterráneas se recomienda ponerse en contacto previamente con la Oficina de Turismo, ya que el recorrido no es libre y solo se efectúa con guías, según informan desde esta oficina.
CALERUEGA. El Ayuntamiento de Caleruega ha recuperado el antiguo lagar de Valdepinos para preservar y mostrar a los visitantes cómo llegaba la uva a los lagares de las bodegas, se pisaba y prensaba. Útiles, herramientas y enseres se han recuperado para mostrar su utilización.
Es gratuito. Funciona con un visitador turístico con el que hay que concertar la cita. Su teléfono figura en el cartel colocado en la puerta del museo. También a través del número del ayuntamiento y de la portería del convento.
CAMPONARAYA. El Centro de interpretación de la Vid yel Vino (Civi) abrió sus puertas al público el 13 de febrero, tras una inversión de que superó los 700.000 euros y una subvención de la Junta cercana a los 400.000 euros. La iniciativa surgió en 2009 de la mano del Ayuntamiento de Camponaraya y el apoyo de la Asociación para el Desarrollo de la Comarca Berciana (Asodebi).
Un mapa de la DOP Bierzo abre la visita que continúa por una exposición de maquinaria antigua, tipos de suelos y una pequeña plantación con cepas de diversas castas de uva. Paneles y soportes interactivos informan de aspectos vitícolas y vinícolas de la denominación. Está abierto de lunes a viernes, de 9 a 14 horas. Previa cita telefónica en este horario o mediante correo electrónico también se realizan visitas los fines de semana. Más de mil personas ya han recorrido sus instalaciones entre los meses de junio y octubre.
VALDEVIMBRE. Por iniciativa de la Diputación de León y con una inversión de más de 230.000 euros, en julio de 2009 se inauguró el Centro de Interpretación del Vino de la DOPValdevimbre. Recoge aspectos relativos al trabajo de la vid y la elaboración del vino en una comarca marcada por la herencia cultural de este cultivo. El museo está cerrado hasta el mes de marzo, según informa en su página web.
ALCUBILLA DE AVELLANEDA. Un lagar rehabilitado donde se exhiben varias pilas, la viga y el husillo, así como diversos aperos de labranza, integran los fondos del Museo Enológico de Avellaneda, abierto al público en el año 2000. Se rehabilitó con fondos municipales y del Proder. Según fuentes municipales, «la pieza más interesante es una cuba reconstruida de San Pedro de Arlanza y el propio lagar cuya viga de olmo mide 16 metros». «Al año lo visitan unas 800 personas. La entrada es gratuita y suele complementar la visita del conjunto conventual de los Dominicos y el CIN de Las Loberas.
MUCIENTES. La Bodega Aula de Interpretación más que un museo es un espacio didáctico. La bodega forma parte de un ambicioso proyecto municipal: recuperar el barrio o cuarto de bodegas San Pedro, del siglo XVI, con 40.000 metros cuadrados de superficie. La iniciativa se puso en marcha en 2004 con la adquisición y acondicionamiento de la bodega, recuperación de los senderos por donde se llegaba, ocultación de cableado, reparación de mamposterías, edición de un vídeo didáctico... incluso el historiador Carlos Duque publicó el estudio Vino, lagares y bodega sobre este tipo de arquitectura. Todo ello requirió una inversión de algo más de 250.000 euros financiados por el Proder II, la Diputación, la Junta, el Ayuntamiento y el Ministerio de Agricultura. «Con el aula se intenta transmitir conocimientos y que se estaban perdiendo o estaban en desuso», detalla Gloria Martín, guía y responsable de la Oficina de Turismo.
Los objetos o estaban en la bodega o son de los vecinos. «No hay muchos porque lo importante es la arquitectura», destaca. Desde su apertura ha recibido la visita de una media de 2.000 a 2.500 personas al año. «Ahora viene mucho turismo familiar y jóvenes interesados por el mundo del vino», añade. La bodega está excavada a diez metros de profundidad, con 235 metros cuadrados de superficie. Paneles, vídeos, objetos y maquetas sirven para explicar tanto aspectos de la construcción de estas cuevas, comunes a las comarcas vitivinícolas de la Comunidad, como el uso de la prensa de viga. La elaboración del vino. y otros aspectos gastronómicos y culturales vinculados a ello.
El gratuito para menores de 12 años y sábados por la mañana. General, 2 euros y estudiantes 1,50. Se recomienda llamar a la oficina de turismo antes de efectuar la visita.
PEÑAFIEL. Los primeros pasos del Museo Provincial del Vino se dieron hace 20 años, cuando la Diputación de Valladolid, promotora del recurso, comenzó a analizar los inmuebles ‘ofertados’ por algunos ayuntamientos para que fueran la sede del codiciado museo en el que se promoviera la historia y la actividad vitivinícola de la provincia. Sin duda alguna, un edificio como la fortaleza de Peñafiel (siglo XIV) no tuvo competencia. El arquitecto Roberto Valle firmó el proyecto de adaptación del castillo y sus puertas se abrieron al público el 2 de diciembre de 1999. El Museo tuvo su espacio en el stand de la Comunidad en Fitur 2000. Dos meses después de su inauguración, 20.000 personas ya habían pasado por sus salas y en el primer medio año de apertura 62.000.
El 30 de marzo 2015 se reinauguró con fondos renovados, adoptando lo más novedoso en aplicaciones tecnológicas e interactivas a través de pantallas táctiles, vídeos de alta definición, animatrónica y una cúpula con un sistema de proyección de imagen de alta definición de 360 grados y con sonido envolvente. Hasta esa fecha había recibido la visita de 1,2 millones de personas y en 2015, a falta del dato de diciembre, se han registrado 72.143 entradas. Por origen, Madrid se sitúa en cabeza con 23.831 emisores, siguen ciudadanos del resto del país (14.852), de la provincia vallisoletana (8.632) y del resto de la Comunidad (7.983), visitantes de la cornisa cantábrica (6.791), turistas de otros países (5.509) y catalanes (4.545).
Desde la apertura del museo en 1999, Peñafiel ha pasado de tener dos hostales y seis restaurantes a poseer tres hoteles de cinco estrellas, dos de cuatro, una Posada Real y medio centenar de alojamientos rurales, además de tres hostales, dos apartamentos turísticos, un camping, 30 restaurantes, vinotecas, empresas de servicios de enoturismo y tiendas gourmet.
El itinerario se organiza en nueve áreas. Comienza con el cultivo de la vid y variedades, injertos, podas y tipos de suelo. Le sigue un espacio dedicado a las bodegas y modelos de prensas, con lo que se llega al vino, su embotellado y etiquetado. A continuación, los oficios asociados como boteros o toneleros y aspectos referidos a pesas, medidas, conceptos como reserva y crianza y aspectos de la cata. Sigue con una lección de historia con la se conoce la importancia del vino desde la cultura mesopotámica. La vendimia y el vino también están presentes en ritos, costumbres y festejos que asimismo se recogen en la exposición. Finalmente, se llega a la sala de catas y al salón de actos, donde se asiste a un montaje de diapositivas sobre la cata y una grabación sobre la historia de la uva en la provincia vallisoletana.
VALBUENA DE DUERO. Mostrar el mundo del vino, su historia y aspectos culturales de forma sencilla es el principal objetivo del Centro de Interpretación Vitivinícola Emina, inaugurado en 2006. Desde entonces recibe más de 12.000 visitas anuales. «Los fondos son propios, aperos e instrumentos de la familia Moro o forman parte de la bodega porque al tiempo que se ve el museo se ve la bodega, el parque de barricas o el tren de embotellado, por ejemplo. Lo mismo ocurre con el viñedo experimental cultivado junto a las instalaciones, donde el visitante puede observar las diferencias de las 40 variedades plantadas». «Es un recorrido histórico por la evolución del vino desde los vacceos, en el siglo IV a. de C.», señalan fuentes de la bodega museo. El precio de la entrada con cata de tres vinos es de 10 euros.
MORALES DE TORO. Pagos del Rey Museo del Vino ocupa un edificio construido en 1964 para ser la bodega de la cooperativa Santa María de las Viñas.
Se abrió al público en febrero de 2014 tras «una inversión de más de dos millones de euros en la rehabilitación integral del inmueble para convertirse en la propuesta enoturística más importante de la zona», informa su director, Rodrigo Burgos. Los fondos de la colección están integrados por unas 400 obras. Unos proceden de la familia Solís, otros se han adquirido y otras piezas están cedidas por la Fundación González Allende de Toro.
Utiliza tanto el espacio interior (900 metros) como el exterior (2.000 metros cuadrados) para desplegar una propuesta organizada en siete capítulos.
La visita comienza en el jardín, donde se ha instalado maquinaria, vehículos y herramientas empleados en el proceso de elaboración: prensas, una rastra de viñedo, una estrujadora, una prensa de viga, un carro de madera decorado con pinturas y una furgoneta de reparto de vino, entre otras curiosidades.
Antes de entrar en la antigua bodega, hay que observar de cerca las cepas de las variedades de la DOP Toro que se cultivan en una viña didáctica.
Ya en el interior, el programa expositivo se articula en torno a la historia del cultivo de la vid y la elaboración del vino en la antigüedad en el ámbito de la Cuenca del Mediterráneo. Paneles, pantallas interactivas, y reproducciones de objetos ilustran el recorrido. Asimismo, se muestra la evolución de la vitivinicultura en la cultura occidental. Recipientes, medidas, azufradoras, guantes de malla metálica... todo un recorrido por el mundo del vino.
La visita sigue. Los antiguos depósitos de la bodega transformados en pantallas muestran el proceso de elaboración desde la cepa, la vendimia, fermentación y crianza hasta los festejos populares vinculados a la actividad.
La planta superior se reserva para documentar la vinculación de Toro con la vid, así como para acercar al visitante a la historia y trayectoria de la familia Solís y la expansión mundial de la firma Solís Avantis. Antes de rematar la visita con una degustación de vino se recorre la nave de barricas de Pagos del Rey. En un rincón, Venancio, un autómata, muestra la construcción de una de ellas.
«Desde su apertura ha recibido más de 15.000 visitantes, doblando en 2015 del cifras del año anterior», indica Burgos y señala que la mayoría «es público que llega del territorio al museo y sus instalaciones junto a la bodega Pagos del Rey por lo que el contenido es educativo y experiencial, huyendo de aspectos técnicos y buscando que el usuario salga del museo queriendo saber más sobre el mundo y la cultura del vino». El precio de la entrada es de 4 euros, 6 si es visita guiada.
«La filosofía del museo es sumar recursos en la zona para fijar turismo y convertir a la comarca en un destino turístico», asegura el director. En este sentido, Burgos subraya que «las entradas conjuntas con la Colegiata, el monasterio Sancti Spiritus, la bodega y plaza de toros de Toro, aumentan el periodo medio de estancia del visitante en la zona y el gasto medio por turista».