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Agroalimentación

Un recorrido por la historia de la DO Cigales

Mucientes celebra el Día del Enoturismo con visitas a su bodega-aula de interpretación

Dos familias acuden a una de las visitas guiadas organizadas por la bodega centenaria-aula de interpretación de Mucientes.-J. M. Lostau

Publicado por
Cristina S. García

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La bodega-aula de interpretación de Mucientes, datada en el siglo XVI, celebró ayer visitas guiadas gratuitas con motivo del Día del Enoturismo, para explicar cómo se elaboraba el clarete en las bodegas de esta tierra con denominación de origen Cigales.

La expansión de la vid en el siglo XVI hizo que muchos mucenteños excavaran en la tierra más de 200 bodegas para la elaboración de vino, con las uvas blancas y tintas, cultivadas en los terrenos circundantes. Estas grutas subterráneas fueron abandonadas con el pasar de los años, hasta que en el 2003 el historiador Carlos Duque Herrero, junto con el Ayuntamiento de la localidad, impulsaron la recuperación de 33 bodegas situadas en el denominado Cuarto de San Pedro de Mucientes, entre ellas la bodega-aula de interpretación.

Las bodegas comenzaban a construirse en terrenos con una orografía elevada, a partir de los respiraderos o chimeneas. La arcilla que se extraía era depositada en la parte superior de lo que sería la cueva, que servía como aislante natural. A partir de ahí, los constructores continuaban con las escaleras de acceso y el interior de la bodega a más de diez metros bajo suelo.

Bajar las escaleras y sentir el frío de la piedra lleva al visitante a imaginar a aquel señor, que años atrás descendía por aquel mismo lugar con las llaves en una mano y la tinaja de vino en la otra. Un recorrido que pasa por las laberínticas sisas y el lagar, espacios donde comenzaba y finalizaba la elaboración de este caldo que ahora cuenta con denominación de origen.

Llega el otoño, y comienza la época de recogida de la uva. Siglos atrás, los hombres cargaban en cestos de unos 60 kilos la fruta, y la transportaban mediante carros tirados por burros hacia los echaderos o chimeneas, desde donde dejaban caer unos 4.000 kilos a las llamadas cocederas, que tardaban en llenar cuatro o cinco días. En estas construcciones circulares la uva se iba acumulando, y aplastada por su propio peso y calor, iba fermentando y discurriendo el mosto para su posterior prensado, dejando deshechos se quemaban para crear orujo, y cuya fase final consistía en el embarrilamiento.

Cigales también ha celebrado el Día Europeo del Enoturismo durante este fin de semana, con visitas guiadas para dar a conocer su patrimonio y cultura vitivinícola como la Iglesia de Santiago Apóstol ‘La Catedral del Vino’, y distintas bodegas que ofrecieron catas a los turistas, la mayoría madrileños, palentinos y cántabros.