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PERSONAJES ÚNICOS / HÉCTOR PERANDONES GONZÁLEZ

El vigilante del acné invertido

Este dermatólogo leonés se sitúa entre los ocho médicos castellanos y leoneses nominados en la undécima edición de los Doctoralia Awards / Sus investigaciones se centran en la hidradenitis supurativa, una enfermedad sin cura en la que aparecen granos, abscesos y fístulas en los pliegues como las ingles o las axilas

El médico leonés Héctor Perandones González en el Congreso Americano de Dermatología.E.M.

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Valladolid

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Su curiosidad por la naturaleza, los animales y la mítica serie Érase una vez el cuerpo humano despertaron su vocación. Sin referentes ni en la familia ni en los amigos, Héctor Perandones González sabía desde que era muy pequeño que cuando creciera se convertiría en médico. Para este leonés no hay mayor satisfacción que ayudar a los demás. Empezó sus estudios de Medicina con 17 años en la Universidad Semmelweis en Budapest, centro al que volvió con una beca Erasmus en quinto curso de carrera. «Es una escuela de gran prestigio y le debo gran parte de mis conocimientos, pero más de los valores y hábitos que me enseñaron mis maestros», reconoce.

El resto de la titulación la cursó en Salamanca, donde se graduó. El siguiente paso fue hincar los codos para sacarse el MIR. Tenía clara su especialidad: dermatología en su tierra. Con mucho trabajo e ilusión en la mochila, regresó para formarse en un área en la que, según señala, se combina la asistencia con el quirófano, lo que hace que ningún día sea igual que el anterior. Además, incluye la estética, otro aspecto «interesante» de este campo.

En su currículum se suman estancias de formación en el Hospital Ramón y Cajal de Madrid, donde aprendió todo lo relacionado con el láser dermatológico; en el Hospital Universitario de Cabueñes, en Gijón, en el que realizó una breve rotación para estudiar enfermedades de transmisión sexual, ya que la venereología está incluida en el nombre de su rama; en Malawi, en concreto pudo ver la dermatología desde el punto de vista de la cooperación internacional, «una experiencia muy enriquecedora», admite el leonés; en el Hospital Clínico de Barcelona, donde se formó sobre cómo las enfermedades autoinmunes se manifiestan en la piel, y en el Hospital Sant Joan de Déu en la ciudad condal. Allí se zambulló en la dermatología pediátrica, una «parte muy compleja» de esta especialidad.

Héctor Perandones González ha acudido a varios congresos tanto nacionales como internacionales. De igual forma, ha realizado más de 60 comunicaciones e investigación clínica. De hecho, tiene publicados alrededor de 30 artículos en revistas indexadas.

En el Hospital de León es el responsable de las unidades de Dermatología Pediátrica e Hidradenitis Supurativa, campos a los que dedica la mayor parte de su investigación. Sobre la hidradenitis supurativa, conocida también como acné invertido, explica que provoca granos, abscesos y fístulas en pliegues como las ingles o las axilas. En la actualidad, no tiene una cura eficaz, aunque existen tratamientos y opciones quirúrgicas.

En este punto, asegura que acaban de terminar un estudio, encabezado por su antiguo jefe de servicio, el doctor Manuel Ángel Rodríguez Prieto, para tratar las fístulas usando la grasa del propio paciente. «Es un trabajo novedoso, aunque todavía tenemos que definir la eficacia y mejorar la técnica», apunta antes de añadir que la grasa tiene células madre que pueden ayudar a regenerar las fístulas de esta dolencia.

Además, el dermatólogo leonés expone que la Unidad de Hidradenitis es también centro de referencia para la terapia fotodinámica intralesional, una técnica «mínimamente invasiva» para tratar las fístulas de estos pacientes. A esto se suma que, según sostiene, están mejorando los procesos y la divulgación de esta patología para que se diagnostique a tiempo y se pueda mejorar la calidad de vida de los enfermos cuanto antes.

Otra de las líneas que les gustaría desarrollar es la aplicación del metaverso a la dermatología. En su opinión, puede ser interesante el uso de gafas de realidad virtual para mejorar la experiencia del niño frente a procesos que pueden ser molestos o dolorosos. El broche a sus trabajos es un proyecto que está desarrollando junto a su compañera, la doctora Marta Lamoca, en el que están creando una clínica dermatológica privada, donde ofrecen «un abordaje 360» de las diferentes enfermedades de la piel. «Estamos muy ilusionados poniendo muchas ganas, interés y todo nuestro conocimiento».

Preguntado por la situación de la investigación en Castilla y León, Perandones González señala que, aunque ha habido avances para incentivarla, aún queda mucho camino por recorrer. «Hoy en día la investigación se sostiene en gran medida en el esfuerzo, vocación, resiliencia y talento individual. Es importante abrir puertas y allanar el camino para que ese talento individual pueda florecer y prosperar. En Castilla y León hay muy buena materia prima gracias a la educación pública y profesionales que allí trabajan». Por esta razón, considera ideal continuar dando oportunidades, becas y proyectos, sobre todo, si se quiere lograr una visión global y a largo plazo.

«Los millennials no hemos sido afortunados, ya que la crisis nos pilló en el momento de incorporarnos al mercado laboral y eso se notó. Creo que los jóvenes estamos muy preparados, pero hay más competitividad y precariedad. Luego vino la pandemia a rematar la faena. Cada generación tiene lo suyo, y a nosotros nos han tocado estos problemas», lamenta este dermatólogo, que se encuentra entre los ocho médicos de Castilla y León nominados en la undécima edición de los Doctoralia Awards.

A su parecer, la sociedad tiene otras prioridades que premiar la innovación y el talento. «La vivienda, los salarios o el fútbol son algunas de las cosas que creo que están por encima de la innovación. La innovación es una visión a largo plazo que choca de lleno con otras necesidades que han de resolverse a corto plazo», destaca.

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