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Productos saludables hechos en Valladolid de lo que nadie quiere

Kamarere combate el desperdicio alimentario gracias al aprovechamiento de frutas y verduras descartadas comercialmente. Transforma estos productos en sazonadores, concentrados de hortalizas, mieles de sabores y batidos

Virginia Fradejas, fundadora y CEO de Kamarere.EL MUNDO

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Valladolid

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Son feos a los ojos de los que priman la estética al sabor. Cada vez son más los consumidores que acuden a diferentes establecimientos en busca de frutas y verduras bonitas. Eso sí, en muchas ocasiones, dicen al comérselas: «No saben a nada». Se enamoran de ellas por su apariencia, no por su corazón. Ni uno, ni dos, ni tres son las personas que las rechazan por no seguir los cánones de belleza. En concreto, 7,9 millones de toneladas de estos productos al año no hacen match con ningún cliente, según el Informe sobre el Desperdicio Alimentario en los Hogares Españoles 2020.

Entonces, ¿qué pasa con ellos? Muchos al no tener cabida en un lineal acaban en la basura. Sin embargo, la ingeniera Virginia Fradejas ha decidido combatir el desperdicio alimentario. ¿Cómo? Kamarere tiene la respuesta. Se trata de una empresa vallisoletana que deshidrata estos alimentos para producir de forma natural una amplia variedad de ingredientes, sazonadores, concentrados de verduras, mieles de sabores, batidos, etcétera.

En este sentido, explica que Kamarere no es sólo un eucalipto único en el reino vegetal con una corteza llena de colores, también es el nombre que representa a una compañía que utiliza frutas y verduras descartadas por motivos estéticos para obtener ingredientes y productos en formato polvo. ¿Por qué? Lo tiene claro: «Un tercio de los alimentos se desperdicia en el mundo cada año y un 11% proviene de productores primarios y un 18% de fabricantes de productos».

Para poner freno a esta situación, comenta que con su proyecto aumenta la vida útil de estos alimentos con respecto a la materia prima fresca, incrementando la rapidez con la que se puede preparar una receta y disminuyendo el espacio que ocupan en la despensa. De igual forma, Fradejas indica que se realiza a partir de materias primas procedentes de agricultores de la zona, contribuyendo a que puedan sacar un beneficio económico de frutas y verduras que en muchas ocasiones acaban pudriéndose en los campos, produciendo, además, gases de efecto invernadero.

«En el proceso de fabricación de polvos vegetales se suceden las etapas de lavado, troceado o triturado, secado y molienda. El mayor reto es eliminar el agua del alimento de la forma más eficiente, preservando la calidad del producto, minimizando el impacto sobre el medio ambiente, así como los costes de capital y de operación del proceso siendo necesario llegar a un compromiso entre todos estos factores», detalla.

Son muchos los productos que ofrece, como son fresa, mora, limón, naranja, arándanos, remolacha, cebolla, calabaza, zanahoria, tomate y col rizada deshidratados en polvo para uso como ingredientes en panadería, repostería, heladería, chocolatería, snacks, pastas y lácteos; pero también sazonadores únicos en el mercado como pimiento y cebolla caramelizada, limón y miel y manzana con canela, todos en polvo para dar un toque de sabor a carnes, pescados, tartas, quesos, bebidas, yogures y ensaladas.

A este repertorio se suman los batidos listos para disolver en leche, concentrados de verduras sin sal añadida para saborizar platos de cuchara de forma natural, mieles de sabores a partir de miel de mujeres apicultoras de la Ribera del Duero con deshidratados de mora, naranja, limón y remolacha que combinan con quesos, postres, bebidas, frutas, ensaladas y hasta carnes. Y el último producto desarrollado: chai latte de sabores.

«El negocio está enfocado a un cliente B2B y es escalable en cuanto a diversidad de productos que se pueden diseñar. Es decir, se ha comenzado realizando producto en polvo de vegetales, y poco a poco se han ido desarrollando otras gamas de productos como los smoothies, el concentrado de verduras en polvo, las mieles y chai latte soluble de sabores, pero existen muchas más gamas que se pueden desarrollar, como son compuestos bioactivos, combinación con frutos secos o chocolate, galletas Tuile de sabores, bolsas formato industrial, entre otros», sostiene la fundadora y CEO de Kamarere.

En cuanto a las ventajas, asegura que el producto en polvo permite ahorrar muchos pasos en las elaboraciones. Pone como ejemplo un alimento elaborado que lleva tomate: «Anteriormente las grandes industrias compraban el tomate fresco, lo desinfectaban, lo lavaban, lo trituraban y lo cocinaban. Comprar el ingrediente en formato polvo les permite ahorrarse estos tres pasos. Además, el producto en polvo tiene dos años de vida útil y el producto fresco, dos semanas como mucho», argumenta Fradejas.

Por ello, desde Kamarere han querido llevar esta opción a pequeñas industrias, como obradores, restaurantes, panaderías, pastelerías, chocolaterías, así como al usuario doméstico para que se aproveche de las bondades de los mismos: no necesitan refrigeración, ocupan menos espacio que el equivalente en fresco y tienen hasta dos años de consumo preferente.

«Cada vez más personas disponen de menos tiempo para cocinar y, de esta manera, pueden hacerlo de forma saludable», defiende antes de añadir que los hábitos de los consumidores han cambiado y muchas cocinas son pequeñas. A esto se agrega que al 37% de los consumidores que realiza la compra le resulta una tarea engorrosa e intenta invertir en ella el menor tiempo posible; por esta razón, los productos naturales deshidratados son, tal y como defiende, una excelente alternativa.

En esta línea, la fundadora y CEO de esta empresa indica que, según datos revelados en Kerry TrendsPotter, una herramienta de escucha social de inteligencia artificial, la salud es una consideración clave a la hora de tomar decisiones de compra. Una encuesta global reveló que, de los 8.500 encuestados, más del 50% eran veganos por motivos de salud.

Lo mismo en procesos semiindustriales donde la fruta o verduras deshidratadas en polvo permite obtener recetas más rápido consiguiendo potenciar el sabor, la textura y la esponjosidad. Por ejemplo, en panadería, subraya que mejoran la retención del agua, prolongan la vida útil y enriquecen el perfil nutricional de los productos horneados.