Diario de Valladolid

Churros vallisoletanos que nacieron en un taller de coches

Industrias José Luis Blanco exporta sus máquinas para fabricar este producto tan español a más de 100 países / A las referencias que comercializan se suma la formación y venta de consumibles

Mª Belén Blanco de la Cruz, CEO de Industrias José Luis Blanco .-PHOTOGENIC

Mª Belén Blanco de la Cruz, CEO de Industrias José Luis Blanco .-PHOTOGENIC

Publicado por
Estibaliz Lera

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El emprendedor José Luis Blanco diseñó las primeras máquinas en hojas de calendario por falta de recursos. Lo suyo era pedalear –era ciclista profesional– y confeccionar piezas para empresas de automoción en su pequeño taller situado en el barrio de las Delicias. Sin embargo, en 1958 decidió amasar su sueño de ser empresario, focalizándose en otro sector muy dulce. Poco a poco fue echando los ingredientes necesarios para convertir a Valladolid en el «referente mundial del churro».                                                                                                                   

Más de seis décadas después lo ha conseguido. Es más, ha dejado –y deja– una huella imborrable. Industrias José Luis Blanco exporta sus máquinas para fabricar este producto tan español a más de 100 países de los cinco continentes. Un negocio que ha construido paso a paso y combinando a la perfección : su formación como metalúrgico, su pasión por los churros, la inexistencia de maquinaria específica para los profesionales que se dedican a este arte y una discapacidad. 

Sobre este último punto, explica Mª Belén Blanco de la Cruz , CEO de la empresa, la poliomielitis de Eusebio –el churrero de las Delicias– hizo que su padre tirara de imaginación para ayudarlo en su día a día. En concreto, realizó su primer caldero basculante, precursor de las actuales amasadoras para churrería, que tenía como meta principal que su compañero pudiera elaborar estos dulces fritos sin que se le derramara el agua hirviendo. Un gesto para dar respuesta a una necesidad que se ha convertido en un negocio que factura más de tres millones de euros al año y cuenta con una plantilla formada por alrededor de 30 trabajadores en todas las líneas de negocio.                                                                                                                     

Durante muchos años, Industrias José Luis Blanco combinó la fabricación de productos propios con el trabajo para empresas externas. No obstante, a partir de finales de los 90, la empresa se enfocó de manera exclusiva en el sector de churrerías , ampliando su gama de productos y servicios, e iniciando un proceso de internacionalización, que ha sido uno de los hitos más destacados.                                                                                                                                               

Mª Belén Blanco de la Cruz, hija del fundador, tomó las riendas en 1998 y lideró el proceso de internacionalización y digitalización, llevando a esta compañía a posicionarse en el mercado global. Bajo su dirección, ha experimentado un crecimiento significativo: la plantilla de trabajadores se ha cuadriplicado, la facturación se ha multiplicado por quince y el volumen de exportación ha alcanzado cifras cercanas al 70%.                                                                                   

«Una de las claves del éxito de Industrias José Luis Blanco radica en su enfoque integral. No solo nos dedicamos a la fabricación de maquinaria innovadora de alta calidad específica para el sector de churrerías, sino que también ofrecemos formación especializada y disponemos de una amplia variedad de accesorios y consumibles relacionados», expone para, a continuación, añadir que resulta sorprendente que los principales países importadores son Estados Unidos y Reino Unido , ambos no hispanohablantes, lo que demuestra «la calidad y reconocimiento de nuestros productos a nivel internacional».                                                                                         

A lo largo de los años, la compañía se ha enfrentado a diversos desafíos. En este punto, relata Blanco de la Cruz que tuvo que luchar contra los prejuicios de una época en la que se cuestionaba la continuidad de la empresa debido a que el fundador sólo tenía una hija. No obstante, la determinación y el espíritu emprendedor prevalecieron, y hoy en día la compañía se encuentra en un momento muy prometedor.                                                                                          

Su CEO consiguió convencer a su padre de que si solo vendían en España maquinaria que dura 40 años corrían el riesgo de saturar el mercado. Por ello, quería ampliar la gama de productos y salir al exterior. Empezaron a diseñar máquinas manuales más baratas, con el fin de que clientes con menos inversión pudieran iniciarse en el negocio de la venta de churros. También crearon rellenadoras de churros que, aunque al principio despertó alguna reticencia en el fundador, ahora se ha convertido en uno de los productos más vendidos. A esto se sumó una gama muy completa de accesorios y una línea de aceites especiales, harinas, consumibles, cucuruchos, bolsas, servilletas, envases, entre otros. Con este paso, dice, cerraban el círculo para que cualquier persona pudiera tener todo lo que necesita para trabajar.                                          

Incluso, según cuenta Mª Belén Blanco de la Cruz, muy orgullosa, formación. Imparten cursos especializados sobre el uso de su maquinaria y la elaboración de productos como churros, porras, tejeringos, rellenos y buñuelos. «Estos cursos abordan no solo los aspectos prácticos, sino también la historia, nutrición y tendencias de mercado, enfatizando la revalorización del churro como una alternativa más saludable a los productos industriales».                                                                                                                                              

Cuenta que las peticiones más raras que han recibido son amasadoras y churreras que, por su calidad, durabilidad y resistencia, se han comprado para otros usos, por ejemplo, para la mezcla y dosificación de productos químicos o venenosos. De igual forma, sostiene que las freidoras se utilizan en la actualidad para productos alimentarios no relacionados con churrería.

Para la CEO de esta compañía vallisoletana que, en 2013 recibió el premio Empresaria del Año de la Facultad de Comercio de la Universidad de Valladolid , el mayor desafío a la hora de emprender radica en «la falta de vocación emprendedora y la escasa cultura de emprendimiento en España». A pesar de ello, admite que su pasión, curiosidad y constante búsqueda de innovación le han permitido superar obstáculos y llevar a la empresa hacia nuevos horizontes.                                                                                                                                               

En cuanto a los planes de futuro, avanza que Industrias José Luis Blanco se encuentra en un momento emocionante. «La tercera generación ya se ha incorporado a la empresa, siguen abriendo nuevos mercados internacionales y en la actualidad se encuentran en plena ampliación de sus instalaciones, duplicando su tamaño para hacer frente a las demandas crecientes».                                                                                                                                       

Esta empresa es un ejemplo de éxito empresarial basado en la innovación , la calidad y la pasión por el trabajo bien hecho. Su enfoque integral, su capacidad para adaptarse a las necesidades del mercado y su constante búsqueda de la excelencia los han convertido en líderes indiscutibles del sector de churrerías a nivel mundial. Sin duda, un verdadero orgullo vallisoletano. 

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