PREMIOS INNOVADORES 2022 EL MUNDO CYL | PREMIO AL MEJOR PROYECTO DE PALENCIA
Los hongos que protegen las plantas
Rooteco Agriculture trabaja para descubrir, desarrollar y producir fertilizantes biológicos en base a hongos y bacterias que evitan patologías / Sus productos son de residuo cero y pueden ser utilizados en la agricultura ecológica
A diario se adentran en la fertilización de las plantas, un ciclo clave para que la semilla se convierta en fruto. La empresa palentina Rooteco Agriculture trabaja para descubrir, desarrollar y producir fertilizantes biológicos en base a hongos y bacterias que evitan patologías. La investigación en este campo se ha querido reconocer con los Premios Innovadores 2022 de EL MUNDO DE CASTILLA Y LEÓN .
Se sabe que el 95% de las plantas sobre la tierra tienen hongos en sus raíces que forman simbiosis y ayudan a las plantas a absorber agua y nutrientes del suelo de una manera más eficiente. Esta asociación entre plantas y hongos se remonta a más de 400 millones de años, momento en el que las plantas acuáticas empezaron a poblar la tierra, y para ello necesitaron hongos que les ayudaran a captar la escasa agua y alimentos existentes en aquellos suelos poco desarrollados.
En la actualidad se conocen gran parte de estos hongos llamados micorrícicos, pero cada año se descubren nuevas especies. Además, esta asociación hongo-planta se ha estudiado en detalle en los últimos años, y se ha observado que existen bacterias que ayudan a formar esta asociación. Estas bacterias se llaman facilitadoras y, además de ayudar en la asociación hongo-planta, son capaces de solubilizar nutrientes del suelo, como el fósforo, que en ausencia de estas bacterias serían imposibles de absorber.
El proyecto comenzó en 2015 con la idea de buscar y encontrar este tipo de hongos y bacterias en Castilla y Leó n, comunidad que es muy biodiversa y contiene suelos y ecosistemas diferentes. En concreto, el objetivo, según explica Jaime Olaizola Suárez , doctor ingeniero de montes y cofundador y director científico de Rooteco Agriculture, era aislar este tipo de microorganismos que permitieran producir biofertilizantes de residuo cero, reducir el uso de fertilizantes químicos sintéticos y mejorar los ecosistemas agrícolas y, en especial, sus suelos. «La visión del proyecto era mejorar el medio ambiente y producir alimentos sostenibles y saludables para la sociedad; es decir, aprovechar el conocimiento en biotecnología creando algo verdaderamente disruptivo para mejorar la salud desde la agroalimentación».
IDForest , empresa de base tecnológica especializada en hongos y con gran experiencia en el desarrollo de la trufa negra, fue la encargada de poner la semilla. Esta experiencia permitió avanzar en el conocimiento de hongos similares, pero aplicables a la agricultura. Tras varios años de trabajo, en 2019 se creó Rooteco Agriculture, empresa formada por IDForest y David Villagrá , un emprendedor y empresario de la provincia palentina que apostó por esta iniciativa.
Su amplio conocimiento en el ámbito de la empresa, según indica Olaizola Suárez, ha ayudado de forma esencial a convertir una idea en un proyecto viable. Así, el pasado mes de enero Rooteco Agriculture logró el primer registro de producto biofertilizante con la nueva normativa del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, uno de los primeros de España para un hongo micorrícico y el primero para Castilla y León. «Este resultado es de especial valor en esta Comunidad, en la que la agricultura es un sector estratégico y en el que es necesario innovar, aportando nuevos productos sostenibles que mejoren los suelos y la producción de alimentos saludables», subraya.
El producto se basa en la biotecnología y en reproducir de forma eficiente lo que la naturaleza ya realiza de manera habitual en los bosques. Esta tecnología, tal y como señala el cofundador y director científico de Rooteco Agriculture, se basa en gestionar los suelos y los microorganismos existentes en ellos, con la meta de naturalizar los terrenos agrícolas y hacerlos más sostenibles. En concreto, los productos de Rooteco no se asientan en aportar nutrientes a los suelos, sino en conseguir que las plantas sean más eficientes en la absorción de agua y minerales mediante los hongos.
En esta línea, Olaizola Suárez, que acaba de alzarse con el premio INNOVADORES al Mejor Proyecto de Palencia, expone que es innovador por ser un biofertilizante aplicable no solo a la agricultura intensiva y de regadío, sino también a los cultivos extensivos de secano como el trigo o la cebada. Un valor añadido que se suma, agrega, a que estos productos made in Palencia permiten reducir el uso de fertilizantes de síntesis química y, por tanto, disminuir la contaminación y los costes.
«Ayudan a la planta solubilizando nutrientes que de otra forma no estarían disponibles, reteniendo la humedad, mejorando el crecimiento de las raíces… lo que se transforma en un mayor rendimiento de los cultivos», sostiene para, a renglón seguido, puntualizar que es un producto de residuo cero y puede ser utilizado en agricultura ecológica.
AYUDAR A LOS EMPRENDEDORES A IR MÁS RÁPIDO
En su opinión, Castilla y León no tiene «un sustrato tecnológico» como lo pueden tener Madrid, Bilbao o Valencia. « Tener un ecosistema innovador ayuda a los emprendedores a ir más rápido y a ver que su idea se puede llevar a cabo porque pueden ver muchos ejemplos. En Castilla y León la investigación pública es de la máxima calidad, a pesar de la falta de recursos económicos, pero el espíritu emprendedor desde la Universidad es mínimo. Este camino, desde que se tienen resultados de una investigación interesante hasta que se transforma en una idea de negocio que debería ser un proceso natural, está totalmente desconectado, es decir, las investigaciones no llegan al mercado, y en gran medida es porque no se conocen y no hay personas con la mente orientada a generar negocios tecnológicos».
Para Olaizola Suárez las administraciones públicas no trabajan para que España sea puntera; de hecho, califica el dato de la inversión pública en I+D+i de vergonzoso. «La investigación es un valor de largo plazo, sin embargo, es seguro. Los países más avanzados en innovación son aquellos que desde hace años han apostado por la investigación como algo necesario», zanja.