Innovación en 3D para sentir el arte

Para las personas con discapacidad visual hablar del arte que no se puede tocar ni experimentar es casi imposible. Imaginarse las grandes obras de la historia de la pintura como la Mona Lisa o las Meninas sin tener una referencia visual, es harto complicado. A partir de ahí cabe preguntarse si el arte accesible a cualquier persona, como, por otro lado, debería ser.

En esta idea trabaja desde hace seis años Miriam Rodríguez, graduada en Comunicación Audiovisual por la Universidad de Burgos, y que ha desarrollado el proyecto #THEM3T con el que busca adaptar los espacios expositivos tradicionales a las necesidades de las personas con algún tipo de discapacidad visual. Como explica Rodríguez, su proyecto se basa en el campo de la tiflología, más concretamente en la tiflodidáctica, que es la disciplina que busca dar respuesta a las necesidades educativas de las personas con discapacidad visual.

Todo comenzó por la inquietud de esta joven comunicadora al darse cuenta de la dificultad que tienen las personas con ceguera para poder disfrutar de una manera plena de los espacios expositivos. Como explica, al comenzar sus estudios en la Universidad de Burgos empezó a tener contacto con herramientas como la impresión 3D que podrían dar respuesta al problema que le llevaba tiempo rondando su cabeza. 

Así empezó a investigar la manera de llevar a un modelo en 3D las grandes obras de arte. A través de la herramienta de esculpido de Blender, un software de modelaje en tres dimensiones, consiguió sacar adelante su idea y modelar con bastante éxito varios cuadros de Pablo Ruiz Picasso que, además, fueron la base de su Trabajo Fin de Grado. De hecho, este fue uno de los proyectos ganadores en la Convocatoria de Prototipos de Mercado 2020-2021 de la Universidad de  Burgos.

El proceso toma como punto de partida una fotografía del cuadro que se quiere llevar a 3D. Ésta se inserta en el software y se comienza a modelar y a ‘sacar hacia fuera’ las principales formas pictóricas de la obra, los detalles más característicos. Esto es fundamental ya que, aunque se podría dar más detalle al modelo utilizando como referencia brochazos o detalles pequeños presentes en la composición, su lectura sería mucho más compleja. ‘Mucha gente me pregunta si este método sería valido porque al final no deja de ser muy poca información en comparación con lo que hay en la obra en sí. Pero lo que hay que tener en cuenta es que en la propia obra hay varios niveles y no se puede modelar todo lo que hay en cuadro al completo porque la persona se aturdiría y sería incapaz de leerlo. Utilizando detalles clave característicos es mucho más sencillo de entender’, señala Rodríguez. 

Precisamente en esa fase inicial del proyecto contó con la colaboración de diferentes especialistas y profesionales de modelaje en 3D, así como el área de tiflología de la ONCE en Burgos. De hecho, la idea era probar los resultados con usuarios de la organización para testar su eficacia, algo que se truncó con la irrupción de la pandemia. 

Como explica Miriam Rodríguez #THEM3T vendría a completar otras herramientas que ya existen en algunos museos y pinacotecas, como son las audioguías y los paneles en braille, y así se conseguiría que los museos fuesen espacios mucho más inclusivos e interactivos. ‘La idea es que estas obras modeladas en 3D puedan ser accesibles a cualquier persona ya sean personas con discapacidad visual, o no’. Como apunta Rodríguez ya se está comenzando a dar los primeros pasos en este camino con ejemplos como el Museo del Prado y su iniciativa Hoy toca el Prado, con la que se han adaptado un reducido número de obras de El Greco, Velázquez o Goya, entre otros, para que las personas con ceguera puedan tocar y sentir el arte en primera persona. ‘Si se consiguiese implantar #THEM3T en un museo, éste sería un referente para las personas con discapacidad y un avance muy importante en el campo de la tiflología’.

En la actualidad la egresada de la UBU está en plena producción de un prototipo de Mujer sentada (Picasso 1938), un cuadro muy interesante por la complejidad de sus elementos geométricos. Como ella misma reconoce, en estos momentos está trabajando en pulir pequeños errores en un modelo de apenas 10 centímetros elaborado con filamento PLA, un termoplástico biodegradable, y que tarda en imprimirse unas siete horas. Aunque, obviamente, ‘la idea sería poder hacer un modelo mucho más grande’, para lo que se necesitarían más impresoras 3D y más recursos.

Aún así, ya está en conversaciones con algunos centros de arte e instituciones que se han interesado por su trabajo y su objetivo es conseguir poner en marcha su propia startup enfocada en el desarrollo de este tipo de trabajos. ‘Lo ideal sería ver que es real y que los museos tienen como referencia #THEM3T. Pero todavía queda mucho camino por recorrer, aunque los primeros pasos ya están ahí’.