Diario de Valladolid

LEÓN

‘Bromus picoeuropeanus’ sopla las velas por su primer aniversario

Investigadores de la ULE descubrieron hace un año esta nueva especie vegetal perenne, cuya descripción y características fue publicada en la revista ‘PhytoKeys’

Carmen Acedo y Félix Llamas en las instalaciones de la Facultad de León. EL MUNDO

Carmen Acedo y Félix Llamas en las instalaciones de la Facultad de León. EL MUNDO

Publicado por
Estibaliz Lera

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Existen descubrimientos que marcan un antes y un después. Bombazos que se anuncian a bombo y platillo en los medios de comunicación, ya que van a cambiar la vida de la sociedad. Otros hallazgos no acaparan los focos mediáticos, pero llenan páginas en la literatura científica. Quizá esas luces que parecen más tenues en un inicio puedan convertirse con el paso de los años en potentes linternas que ayuden a los investigadores a dar un salto de gigante en su trabajo. 

Cada paso por sí mismo se convierte en una pieza clave para explicar teorías alrededor de su llegada. Sin ellas no se podría conquistar el siguiente escalón. Por tanto, todas forman parte de un engranaje perfecto de señales genuinas que contribuye a una evidencia que, en ocasiones, puede llegar a lograr un Nobel. Nunca se sabe. 

Carmen Acedo y Félix Llamas , profesores de la Universidad de León (ULE) y miembros del grupo de investigación de Taxonomía y Conservación de la Biodiversidad, descubrieron hace un año una nueva especie vegetal perenne , cuya descripción y características fue publicada en la revista de acceso abierto PhytoKeys

Fue bautizada por sus descubridores con el nombre de Bromus picoeuropeanus en homenaje al Parque Nacional de los Picos de Europa, lugar en el que se realizó el hallazgo. Su aspecto general es el de una planta de cereal perenne. Tiene un porte más pequeño a Bromuserectus, sus hojas también son más pequeñas, así como su panícula. Por el contrario, posee unos estolones desarrollados, característica que marca la diferencia con el resto de las especies españolas de Bromus que carecen de ella. 

La maquinaria se activó en 2011 . Durante ese año estos dos profesores estuvieron haciendo un muestreo para un estudio botánico subvencionado por el organismo Parques Nacionales. El trabajo, según detallan, estaba centrado en algunas especies del género Festuca (también perteneciente a la familia Poaceae) que viven en zonas de alta montaña, tanto en la Cordillera Cantábrica como en los Pirineos.

Durante una expedición de muestreo por el macizo de Ándara , además de las especies objetivo, se encontraron con una planta que les pareció «un poco rara». Con anterioridad Carmen Acedo había investigado para su tesis doctoral la taxonomía del género Bromus en la Península Ibérica e Islas Baleares. En un primer momento, aunque los ejemplares recolectados resultaban parecidos a Bromus erectus, se apreciaron algunas características diferentes. El estudio posterior, que incluía otras especies europeas, dio como resultado que se trataba de una especie que no estaba descrita todavía

«Descubrir y describir una especie nueva es una satisfacción personal y del equipo que lo realiza. No es fácil explicar lo que significa descubrir una nueva especie. Si la especie es importante y se publica en una revista de impacto, el prestigio de los autores de la descripción se ve aumentado», declaran los investigadores de la ULE, quienes apuntan que a nivel de población general supone «un avance» en el conocimiento de la flora del país y «un paso adelante» de su saber hacer, ya que cualquier territorio debe conocer la diversidad biológica que alberga. 

En este sentido, comentan que Bromus picoeuropeanus juega «un papel irremplazable» en el grupo de especies al que pertenece y en la naturaleza.

«Representa uno de los eslabones de la cadena evolutiva. Y la importancia de la biodiversidad y de las plantas es, en general, incuestionable», consideran Acedo y Llamas, antes de agregar que un año es un periodo de tiempo muy corto.

«Si tenemos en cuenta que se describen alrededor de 2.000 especies de plantas con flores al año, se comprenderá fácilmente que no haya tiempo material para estudiar en detalle las posibles aplicaciones de todas estas especies», señalan. 

Además, lamentan que no se haya hecho ningún estudio posterior sobre las posibles aplicaciones de esta planta . «Esto nos deja en una situación muy precaria», advierten para, a continuación, exponer que por su distribución natural y por ser una planta muy nutritiva tienen la seguridad de que sirve de alimento para animales silvestres que viven en la zona, siendo los rebecos los mayoritarios en su consumo. 

En una previsión futura, tal y como avanzan, no descartan que por tratarse de un pariente silvestre de los cereales pueda usarse en la mejora de especies de cereales cultivados mediante técnicas de transferencia genética.

«Los parientes silvestres de las plantas cultivadas son un reservorio natural de caracteres y adaptaciones a nuevos escenarios ambientales, lo que permitirá que los cultivos, poco variables y con escasa capacidad de adaptación a esos cambios, produzcan alimentos en condiciones poco favorables». 

La principal ventaja de esta información, dicen los profesores de la ULE, es conocer que existe un ser vivo para tenerlo en cuenta en la evaluación de la biodiversidad y en los planes de manejo del Parque Nacional de Picos de Europa, que es donde vive. De momento, indican que no se puede conocer con exactitud cuántas hectáreas puede haber de Bromus picoeuropeanus en el mundo. Hoy solo es conocida en pocas, no obstante, Félix Llamas y Carmen Acedo afirman que podría aparecer en algún otro lugar de las montañas calcáreas cantábricas cuando existan las condiciones adecuadas.

«Tampoco se puede olvidar que los seres vivos son dinámicos y que, en determinadas condiciones, que no son conocidas, podrían extenderse y ampliar su área», sentencian. 

Y es que cuando un investigador o un equipo descubre una especie nueva en sus estudios debe poner en conocimiento de la sociedad científica este hallazgo. Para ello, según las reglas internacionales, se debe buscar un nombre que no esté utilizado para nombrar la nueva especie . Esto se hace siguiendo el sistema de nomenclatura que inició Linneo en 1753. Además, es obligatorio aportar una descripción de la nueva especie, que puede ser en extensa o abreviada (en este caso se denomina diagnosis).

Durante mucho tiempo la descripción o diagnosis debía estar escrita en latín, aunque desde enero de 2012 se puede hacer en latín o en inglés. 

Mapa de distribución de la especie en el Parque Nacional de Picos de Europa.- EL MUNDO

También es obligatorio señalar un ejemplar único, que está depositado en un herbario público (se denomina holotipo), que sirve para poder disipar las dudas que puedan surgir con la aplicación del nuevo nombre. Se pueden hacer duplicados exactos para el mismo u otros herbarios, que tienen un valor aproximado. 

Todo lo anterior tiene que publicarse en un medio que cumpla las condiciones de ser una publicación efectiva y una publicación válida (según el International Code of Nomenclature for algae, fungi, and plants). Es fundamental que sea una obra científica de contenido botánico o una revista científica especializada en botánica. Con todo lo anterior realizado, la nueva planta ya tiene nombre oficial y está disponible su descripción. De forma adicional, se pueden añadir otros detalles como fotografías, dibujos, mapas, etc.

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