Diario de Valladolid

PERSONAJES ÚNICOS | DAVINIA SALVACHÚA RODRÍGUEZ

La bióloga que estudia la biomasa

La soriana investiga desde hace seis años en las posibilidades de la biomasa lignocelulósica para producir biocombustibles y bioproductos en el Laboratorio Nacional de Energías Renovables de Colorado (EEUU)/ Ha recibido el Premio para Jóvenes Científicos.

Davinia Salvachúa, experta en investigación en biomasa. VALENTÍN GUISANDE

Davinia Salvachúa, experta en investigación en biomasa. VALENTÍN GUISANDE

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N. F.
Valladolid

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Davinia Salvachúa Rodríguez (Almazán Soria 1984) ha desarrollado una prometedora carrera como investigadora en el Laboratorio Nacional de Energías Renovables en Colorado (EEUU), donde lleva seis años y donde trabaja en cinco proyectos que permiten valorar la biomasa lignocelulósica para producir biocombustible y bioproductos.

La biomasa es en un recurso renovable que no compite con los recursos alimentarios y que se ha convertido en una alternativa con importantes potencialidades para ser empleada en la generación de energía y materiales que se utilizan a diario, «aunque parezca lejano debemos tener en cuenta que el petróleo se va a agotar», explica esta doctora en Biología, quien reconoce que la valorización de la biomasa se ha convertido en parte de su vida, «a veces pienso que es uno de mis hobbies», manifiesta.

Davinia recaló en el campo de la biomasa por casualidad. El último año de sus estudios de Biología, en la Universidad de Alcalá de Henares, trabajó en el departamento de Microbiología, dentro de la especialidad sanitaria, con el objetivo de realizar una tesis sobre la enfermedad de Alzheimer, sin embargo el Centro de Investigaciones Biológicas  de Madrid contactó con ella para ofrecerle realizar una tesis sobre el tratamiento de la biomasa con hongos y desde entonces esta línea de investigación ha marcado su carrera que le ha reportado cinco premios, a pesar de su juventud, la mayor parte en Estados Unidos. Los más recientes en 2019 que fueron el Premio para Jóvenes Científicos, que otorga la Sociedad Industrial de Microbiología y Biotecnología de Estados Unidos y el Premio para Jóvenes Científicos, otorgado por el Departamento de Energía de Estados Unidos. 

Su tesis doctoral fue el pasaporte a Estados Unidos. Trabajó fundamentalmente en los hongos de podredumbre blanca. Gracias este trabajo desarrolló los estudios necesarios para reemplazar tratamientos químicos por fúngicos y así disminuir la concentración de lignina en paja de trigo. Después de estos tratamientos el material se sometió a procesos enzimáticos y con levaduras para producir bioetenol. 

Mientras cursó su tesis doctoral en España realizó dos estancias internacionales. La primera en el Departamento de Bioquímica y Biología Molecular de la Universidad de Pensilvania (EEUU), donde estudió el conjunto de enzimas, sobre todo las que degradan la lignina o los azúcares lignocelulósicos, que secretan ciertos hongos de podredumbre blanca utilizando técnicas avanzadas como la proteómica y la segunda estancia fue en el Centro de Investigación Técnica de Finlandia, donde empleó estas enzimas como biocatalizadores para la producción de biopolímeros que tuvieran propiedades materiales o antioxidantes mejoradas comparadas con el material inicial. 

Una vez que concluyó su tesis buscó un laboratorio en el que seguir trabajando en esta línea y tras una entrevista de trabajo en Estados Unidos, el grupo de trabajo del Laboratorio Nacional de Energías Renovables de Colorado le pareció idóneo para especializarse en este campo. Se mudó para una estancia post-doctoral de tres años, pero ya lleva seis y se ha convertido en una gran conocedora del metabolismo de los hongos de podredumbre blanca y cómo degradan la lignina (parte dura y marrón de la madera). Sus investigaciones están enfocadas en conseguir entender el metabolismo de los hongos durante la utilización de los productos de degradación de la lignina, «en el futuro se podrán modificar genéticamente para transformar la lignina en un producto de valor añadido que sustituya a los obtenidos de combustibles fósiles», explica Salvachúa. 

Su experiencia y su gran conocimiento en esta área llevan a la joven bióloga a defender la calidad de los biocombustibles de segunda generación y bioproductos que se obtienen a partir de la biomasa lignocelulósica para ser sustitutos de los originados por el petróleo,

«de hecho hemos demostrado que las propiedades de ciertos materiales procedentes de químicos de la industria petroquímica con aquellos que generamos biológicamente son similares». 

Parece ser que el trabajo científico en este ámbito ya ha puesto de manifiesto las enormes posibilidades de la biomasa, pero su uso está asociado a los costes que conlleva la producción de biocombustibles de lignocelulosa que en la actualidad son elevados y no pueden competir con los precios actuales de los combustibles fósiles, «a pesar de que estamos reduciendo costes en los procesos de fraccionamiento e hidrólisis de la lignocelulosa para convertir azúcares fermentables», puntualiza Davinia. 

Por ello, el trabajo de investigación de la joven adnamantina en conseguir valorizar la lignina (otro componente de la lignocelulosa que hasta el momento se quemaba para generar una fracción minúscula de energía) cobra más peso, dado que si se consigue convertir la lignina en productos de valor añadido los costes finales de los biocombustibles, a partir de los azúcares, se reducirían significativamente y lograrían competir con los combustibles fósiles. En este sentido, la investigadora considera que la valorización  de la lignina y la producción de moléculas a partir de la biomasa que puedan reemplazar petroquímicos puede tener más posibilidades en el mercado que los biocombustibles y este camino apunta a ser una de las líneas de investigación más competitivas en el área de la conversión de biomasa en los próximos años, «el trabajo que se puede desarrollar en esta campo  es incontable»,  puntualiza Salvachúa, quien subraya que aunque el 80% de un barril de petróleo se destina a combustible y el 20% restante a la producción de derivados químicos, los ingresos económicos que se obtiene por cada uno de ellos está equilibrado al 50%. 

En la actualidad trabaja en cinco proyectos en el Laboratorio Nacional de Energías Renovables en Colorado. En uno de ellos como científica principal y en el resto lídera determinadas subáreas o bien trabaja en equipo con otros científicos. Todos ellos están respaldados con la financiación del Departamento de Energía de Estados Unidos, un país que dedica importantes recursos y presupuesto a la investigación sobre biomasa para poder convertirla en biocombustible y biomateriales.  Por ello, a esta científica le gustaría quedarse en Estados Unidos.

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