Diario de Valladolid

La cuna de los bebés que huyen del horror

Ingenieros de la Universidad de Valladolid diseñan una cama de fácil montaje y transporte destinada a mejorar las condiciones de vida de los más pequeños en crisis humanitarias.

Los ingenieros Javier Aracil y María Balbas muestran la cuna en las instalaciones de la Universidad de Valladolid.-J. M. LOSTAU

Los ingenieros Javier Aracil y María Balbas muestran la cuna en las instalaciones de la Universidad de Valladolid.-J. M. LOSTAU

Publicado por
Estibaliz Lera

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Cae el sol, y los últimos rayos de la tarde son el candil que ilumina la maltrecha carretera que recorre los campos de refugiados. Baches, tráfico, polvo, mucho polvo, y una mochila repleta de sueños rotos. Atrás han dejado su vida, su hogar, y a su familia y amigos. Ahora buscan una oportunidad, más bien huyen del horror y en esa huida quieren encontrar su hueco. Y volver a tejer un proyecto. Con los suyos.

En muchas ocasiones, en los campos de refugiados, asoma la vida. Sin buscarlo. O sí. Los bebés llegan y las condiciones no son las más adecuadas. Necesitan una cama en la que empezar a recorrer su camino vital. Por ello, un grupo de cuatro ingenieros de Diseño Industrial y Desarrollo de Producto de la Universidad de Valladolid (UVA) ha diseñado una cuna-trona de fácil montaje y transporte destinada a mejorar las condiciones de vida de los más pequeños en situaciones de crisis humanitarias.

«Hoy en día muchos niños en estas circunstancias tienen que dormir en el suelo, quedando expuestos al frío, la humedad y la suciedad, incrementando el riesgo de contraer enfermedades», expone Javier Aracil, uno de los creadores de Nessie –así se llama la cuna–, antes de añadir que el proyecto pretende cubrir esa necesidad; no sólo elevando al bebé del suelo para protegerlo, sino también optimando las condiciones ergonómicas de las personas que se encargan de cuidarlo.

Además de tener siempre presente la idea de mejorar las condiciones de vida de los infantes, la cuna apuesta por «minimizar la cantidad de material utilizado, optimizar el transporte, cuidar la ergonomía y posibilitar un montaje sencillo y accesible para personas de cualquier nacionalidad o nivel educativo», declara la ingeniera Gloria Díaz.

Nessie está compuesto por 16 piezas iguales dos a dos que se extraen de dos planchas idénticas de material –como un puzle– y se ensamblan «en menos de diez minutos» sin necesidad de utilizar ningún tipo de herramienta para conseguir dos elementos: una cuna y una trona que se coloca sobre ésta «de manera sencilla» cuando sea necesaria. «Esto se logra mediante el diseño de las piezas, utilizando ranuras y aprovechando las propiedades geométricas y del material. El manual de montaje es puramente visual para garantizar la comprensión del proceso independientemente de la lengua, el nivel educativo u otros recursos», explica María Balbas, creadora del proyecto.

En este sentido, comenta que las piezas que conforman la trona se generan mediante el aprovechamiento de los desperdicios de material resultantes del diseño de la cuna. «Este punto nos permite aprovechar al máximo los recursos utilizados, disminuyendo los desperdicios de material generadores y los costes de fabricación», subraya la ingeniera de Diseño Industrial y Desarrollo de Producto Alicia Alonso para, a continuación, añadir que el hecho de que las piezas se presenten incluidas en las planchas de material proporcionan también el transporte de las mismas hasta los puntos de reparto, pudiendo apilar las planchas sin problema.

Otro punto a favor, puntualiza Aracil, es que la posibilidad de desmontar el producto, junto con el material escogido, facilitan la limpieza y el mantenimiento del diseño. Además de las piezas necesarias para obtener la cuna y la trona, se incluye un pequeño colchón que mejora la comodidad y un correcto desarrollo, así como una propuesta de sistema de retención activo para la trona.

La innovación, tal y como sostiene Díaz, radica en la «plena adaptación» del producto a un usuario y condición completamente distintos a los del mercado común. «Es importante prestar atención a esos usuarios que en el mundo actual no son los protagonistas del mercado, pero también tienen necesidades que cubrir», incide Alonso. A esto se une que las piezas son planas, lo que hace viable el almacenamiento, puesto que el espacio en crisis humanitarias es «clave».

Lo mismo pasa con el material multicapa que, según relata Balbas, aporta «un buen comportamiento» entre el peso y las propiedades mecánicas. En segundo lugar, dice que el proceso de fabricación planteado permite el mecanizado de varias planchas a la vez, lo que acelera el proceso productivo y disminuye el coste. Por último, sus creadores manifiestan que el propio diseño basado en el uso de ranuras y orificios elimina la utilización de elementos de unión externos y allana el ensamblaje.

Respecto a las ventajas, los ingenieros de la UVA consideran que la principal es que reduce la mortalidad infantil, aparte de ser «el único sistema» compuesto por una cuna y una trona, lo que proporciona un doble valor añadido: aprovechar el material utilizado y mejorar las prestaciones del producto.

El proyecto está contemplado desde una perspectiva social y sin ánimo de lucro. Lo ideal sería que algunas entidades ayudaran a este equipo a fabricar el producto para que pudiese ser distribuido a las personas que lo necesitan. «A pesar de estar orientado a crisis humanitarias por la funcionalidad del producto, también podría servir como cuna provisional que se da a las familias con recién nacidos, o incluso promoverse como iniciativa solidaria asociada a las ventas de otro producto».

En la actualidad están intentando conseguir los medios y la financiación necesaria para llevar a cabo los ensayos requeridos por la normativa europea a fin de validar el producto y poder dar un paso más hacia su fabricación y distribución. Los siguientes movimientos son, avanzar, buscar la colaboración con organizaciones sin ánimo de lucro, empresas o incluso gobiernos que aporten su granito de arena y estén interesados en ayudar a estos ingenieros a sacar la iniciativa adelante. Confían en ella. Y es que solventa «en gran parte» uno de los muchos problemas que tienen que afrontar las personas en los campos de refugiados.

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