Cerrar

MEJOR PROYECTO DE ZAMORA

Una vida dedicada a salvar otras vidas

El médico zamorano Gerardo Prieto cerró su consulta hace un año con el mejor finiquito: ver a sus pacientes sonreír / Considerado el gastroenterólogo de referencia en España, fundó la Unidad de Rehabilitación Intestinal y Trasplante Multivisceral de La Paz

El zamorano Gerardo Prieto rodeado de sus pacientes en un homenaje que le hicieron tras jubilarse después de 47 años como coordinador del Trasplante Intestinal y Multivisceral del Hospital La Paz.-E.M.

Publicado por
Estibaliz Lera

Creado:

Actualizado:

Se marchó sin hacer ruido, con cicatrices a cuestas, batallas ganadas, enseñanzas inolvidables, jornadas eternas, metas que parecían imposibles. Y lo hizo con el mejor finiquito: ver sonreír a sus pacientes. El médico zamorano Gerardo Prieto colgó la bata hace un año. Nunca la llevaba. Lo que sí que le acompañaba a diario era su absoluta involucración y su archiconocida empatía. Toda una vida dedicada a salvar cientos de vidas. Afrontó imprevistos, formó a residentes y, sobre todo, estuvo al lado de los niños y sus familias. 47 años de trabajo que guarda en su corazón.

Estudió Medicina en la Universidad de Salamanca. La vocación no llamó nunca a su puerta, fue la muerte de su padre la que puso esta carrera en su camino. «Siempre quise estudiar ingeniería naval, pero todo cambió a raíz de esta pérdida. Murió joven, a los 53 años, a consecuencia de un error de diagnóstico», explica. A partir de ese acontecimiento, tuvo que simultanear los estudios con el trabajo en el comercio familiar que regentaba su madre en Zamora. Echa la vista atrás y reconoce que jamás se ha arrepentido de ser médico.

La especialidad y la residencia las realizó en Madrid, y fue en el Hospital Infantil La Paz, donde conoció al doctor Enrique Jaso y se decantó por la pediatría y la gastroenterología. Poco a poco fue sumando más títulos a su currículo –por ejemplo, el título de doctor en Medicina por la Universidad Autónoma de Madrid con premio extraordinario– y a su trayectoria profesional. Pasó por cargos orgánicos pero huyó en cuanto pudo de la gestión, ya que su sitio está en la asistencia.

Entrega infinita y una rotunda pasión hizo que el equipo de Gerardo Prieto pusiera en marcha un proyecto que ha permitido que niños de toda España, y parte del extranjero, tuvieran una oportunidad de salir adelante cuando sus centros de origen cerraban todas las puertas. El zamorano devolvía esa esperanza perdida. Quizá por su brillantez o por su generosidad, es único. De hecho, era capaz de hacer sonreír a los padres el mismo día que les daba la peor noticia de sus vidas. Considerado el gastroenterólogo de referencia en España, fundó la Unidad de Rehabilitación Intestinal y Trasplante Multivisceral de La Paz, el hospital más activo de Europa y el octavo del mundo.

Mucho conocimiento, saber hacer que le ha llevado al corazón de miles de familias y colegas. Cirujanos de todo el mundo recurren a él para confirmar diagnósticos y hacer consultas sobre los casos que caen en su manos. Es brillante pero por encima de todo es buena persona. Un profesional que camina al lado del paciente y de los que le rodean.

Durante casi cinco décadas ha atendido a multitud de enfermos que, según admite, por un motivo u otro, le han impactado a nivel afectivo. En muchos casos el desenlace fue feliz y en otros el final, desgraciado; sin embargo, de todos se llevó una huella. Si tuviera que quedarse con uno, se decanta por una paciente «singular» por su espíritu de superación, una capacidad de lucha y una actitud positiva ante la vida realmente admirables.

Se trata de una pequeña que nació al otro lado del charco afectada por una enfermedad genética muy grave y extraordinariamente rara. Fue tratada en su país de origen hasta que en un hospital privado de Buenos Aires pusieron el nombre correcto a lo que la pasaba. Estaba condenada. No contaba con los fondos económicos necesarios para operarse. Entonces, su tía envió una carta a Prieto, quien tramitó el trasladó a España para incluirla en la lista de trasplante. Lo logró fue intervenida satisfactoriamente. A los dos años recayó por un linfoma. Vuelta a empezar. Así hasta en tres ocasiones. En la última recibió un injerto multivisceral que incluyó estómago, duodeno, intestino delgado, hígado, páncreas y parte del colon. En la actualidad tiene 12 años y hace una vida normal. «Es un ejemplo de actitud y fortaleza».

El zamorano, tras coger su maletín y retirarse, pasa los días impartiendo conferencias, aunque de temas no relacionados con su especialidad, y organizando, coordinando o moderando cursos y jornadas. Además, asesora y colabora de una forma intensa con una ONG de familiares y pacientes con fracaso intestinal, nutrición parenteral y trasplante y visita a antiguos pacientes hospitalizados. Su día se estira mucho más. Lee, acude al cine, al teatro, a exposiciones, a museos... Viaja con frecuencia y pasea mucho. «Por último, pero quizá lo más importante, me dedico a mis hijos», afirma con una gran sonrisa.

Para Gerardo Prieto, la gastroenterología pediátrica se enfrenta a «numerosos retos» de enfermedades emergentes, como algunas de causa alérgica y la enfermedad inflamatoria intestinal, y el desarrollo de estudios genéticos para aclarar el origen de enfermedades de causa hoy desconocida». En el campo del trasplante de intestino, comenta que habrá que renovar los protocolos de inmunosupresión y desarrollar estrategias para mejorar la adaptación intestinal y evitar el trasplante.

Sostiene que «uno de los grandes males de España es el poco interés y atención por la investigación y la innovación». En esta línea, lamenta que «la verbalización constante de la I+D no se traduzca en inversiones reales en el campo». «Una deficiencia que hace», continúa, «que España presente un retraso con respecto a los países de nuestro entorno».

Cargando contenidos...