Diario de Valladolid

La máquina de la verdad del dolor

Inspecciones y Certificaciones de Lesiones cuenta con un sistema para analizar los movimientos del aparato locomotor / Ofrece una prueba objetiva de las lesiones.

Javier Moro, director de Desarrollo de Inspecciones y Certificaciones de Lesiones, junto a un paciente en el laboratorio biomecánico de Valladolid.-J. M. LOSTAU

Javier Moro, director de Desarrollo de Inspecciones y Certificaciones de Lesiones, junto a un paciente en el laboratorio biomecánico de Valladolid.-J. M. LOSTAU

Publicado por
Estibaliz Lera

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Descubre mentiras y revela dolores. No es una máquina de la verdad al uso. Ni mucho menos. Es tecnología para analizar los movimientos del aparato locomotor. Aporta una valoración objetiva de las patologías que afectan al sistema músculo-esquelético, contribuyendo a su diagnóstico. El artífice de esta magia en forma de software es la empresa vallisoletana Inspecciones y Certificaciones de Lesiones. No es su creadora, pero es la única que la puede utilizar tanto en Castilla y León como en Andalucía.

Se caracteriza porque sus pruebas muestran la patología exacta y su grado. Y lo más importante de todo, si el paciente miente. Sus principales clientes son mutuas de accidente de trabajo, abogados, clubes deportivos, médicos valoradores del daño corporal y pacientes privados.

En Cataluña este análisis está incluido dentro de la Seguridad Social. Por este motivo, esta compañía, según avanza su director de Desarrollo, Javier Moro, está trabajando para que los médicos de familia y los inspectores puedan dar ese paso.

El sistema realiza varias pruebas a la vez y las sincroniza para arrojar datos milimétricos que son muy complicados de descifrar. Tanto que, tal y como señala, un grupo de expertos tardaría más de cinco horas. La máquina lo hace «en cinco minutos» de manera «objetiva y sin riesgo de manipulación».

Este paso lo da tan rápido porque esconde muchos aliados en su interior. En primer lugar, fotogrametría en tres dimensiones, es decir, imágenes a tiempo real que guiadas por un equipo de fisioterapeutas, capitaneado por Daniel Frutos, sirven para grabar todo lo que la persona es capaz de hacer, o no. En segundo, electromiografia de superficie: registro de la actividad eléctrica del músculo. A estos dos pasos se suman otros dos. Por un lado, el registro de fuerzas del sistema músculo-esquelético y el análisis de la marcha mediante plantillas instrumentadas, dotadas de más de 90 sensores cada una de ellas.

La duración de la prueba va desde los 15 minutos a la hora y media. El tiempo depende de la dificultad. Por ejemplo, realizar un estudio de la cervical simple tras un accidente de tráfico llevaría un cuarto de hora frente a los 90 minutos de la prueba de fatiga muscular.

El procedimiento es sencillo. La persona acude al centro y allí, realiza una serie de movimientos. Cada uno de ellos ofrece mucha información. De hecho, incluso si el paciente no lo hace, la máquina no arroja el diagnóstico. Todo está controlado por el traumatólogo vallisoletano Rafael Ramos.

La esencia del sistema reside en los 20.000 modelos biomecánicos que sirven para comparar los movimientos que se quieren estudiar con modelos de personas con el mismo peso, profesión, masa muscular y rango. El creador de este archivo tan potente es una empresa catalana. En su confección se invirtieron 5,8 millones de euros.

Un trabajo muy arduo y una inversión muy potente que coloca a esta firma en un lugar destacado por su innovación y exclusividad. Por esta razón, sólo existen seis máquinas más en toda España. En esta línea, avanza que a partir del año que viene Inspecciones y Certificaciones de Lesiones también operará en Andalucía.

«El objetivo de la herramienta no es pillar a los malos, sino conocer de manera objetiva la patología que tienen», sostiene Moro, quien añade que «es una prueba objetiva no como la resonancia magnética que se basa en la interpretación de imágenes».

Aunque el sistema existe desde hace doce años, a Valladolid llegó hace ocho meses. En este tiempo se han beneficiado alrededor de 260 pacientes mensuales. Y es que el laboratorio de biomecánica de Inspecciones y Certificaciones de Lesiones sólo puede realizar nueve análisis al día.

Respecto a las ventajas, destaca su objetividad, su fiabilidad y su homologación. «No hay margen de error porque si el paciente no hace el movimiento, la cámara en tres dimensiones no lo graba», apunta. A estos valores añadidos se suma la rapidez, la claridad y la transparencia. «No tiene posibilidad de manipulación», afirma Javier Moro, quien informa de que en todo este tiempo no ha tenido ninguna sentencia en contra.

El calificado como el mercedes de los sistemas lleva a cabo varias pruebas: extremidades superiores (hombro, codo, muñeca y mano), extremidades inferiores (cadera, rodilla, tobillo y pie) y columna (cervical simple y completa y lumbar simple y completa). También es el único centro que ofrece la prueba de la fibromialgia. El broche lo ponen el estudio de la epicondilitis, conocida como codo del tenista, la fatiga crónica y el equilibrio y el análisis de la marcha.

Sobre este último estudio, señala que es muy interesante porque muchas personas que han sufrido un accidente de tráfico se quejan de falta de equilibrio y esta máquina comprueba si es real o no.

Junto a Moro están Ignacio Galindo, director de Administración; y Jesús Moreno, director de Operaciones.

Los tres siguen subiendo peldaños e intentando que la mayor parte de la población se beneficie de una tecnología pionera y muy innovadora que utilizan clubes deportivos.

Uno de ellos es el VRAC Quesos Entrepinares. A través de un acuerdo de colaboración cada vez que se ficha a un jugador se realiza un estudio pormenorizado para conocer en profundidad su estado físico. «Muchas veces dicen que están bien y en la prueba se detectan algunas anomalías», subraya el director de Desarrollo de la empresa Inspecciones y Certificaciones de Lesiones.

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