Diario de Valladolid

PERSONAJES ÚNICOS / DENISA RESHEF KERA

Fusión de versos y código binario

Nació en la República Checa y trabaja en el grupo Bisite de la Universidad de Salamanca / Desarrolla varios prototipos para abrir los ‘secretos’ tecnológicos a un público más general e involucrar a las personas en su desarrollo.

La investigadora checa Denisa Reshef Kera está realizando una estancia en la Universidad de Salamanca.-EL MUNDO

La investigadora checa Denisa Reshef Kera está realizando una estancia en la Universidad de Salamanca.-EL MUNDO

Publicado por
Estibaliz Lera

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No son enemigas. La poesía y la tecnología están más conectadas de lo que parecen. No sólo los versos que brotan de las plumas más brillantes, también las reflexiones de filósofos que con mucha lógica exponen todo lo que se les pasa por la mente. Lenguajes de letras que se funden a la perfección con los números del código binario. Un enfoque mixto para la enseñanza, la vida y la innovación.

Denisa Reshef Kera nació en la República Checa, sin embargo, sus orígenes hunden sus raíces en los Balcanes. Estudió Filosofía en la Universidad Charles de Praga. Más tarde, realizó el doctorado en Ciencias de la Información, una disciplina teórica en la que buscaba aplicar la filosofía a temas tecnológicos emergentes. «Mi interés radicaba en los usos extremos y creativos del lenguaje en la poesía, la filosofía y los códigos del ordenador», admite.

Un viejo sueño que ya atesoró el sabio místico mallorquín Ramon Llull, quien creó un sistema filosófico del conocimiento en el que combinó letras y conceptos para establecer relaciones entre elementos. Un primer paso que Reshef Kera continúa en cada uno de sus trabajos. En ellos explica la conexión entre la filosofía y la ingeniería. «Con la aparición de problemas como la inteligencia artificial, los vehículos autónomos, pero también ideas de futuras infraestructuras: blockchain y tecnologías de contabilidad, estamos cada vez más desesperados por incluir la ética y la filosofía», reflexiona, antes de asegurar que para continuar por el buen camino, es necesario superar «la falsa y peligrosa idea» de que la filosofía es un asunto del pasado y la tecnología, un tema del presente.

De su ciudad natal, Praga, se trasladó a Indonesia. El empujón a este cambio de aires se lo dio la curiosidad por vivir una experiencia más internacional en la que seguir explorando las conexiones creativas entre arte, ciencia, tecnología y sociedad. En 2008 la invitaron a unirse a la Universidad Nacional de Singapur como profesora asistente. Allí estuvo hasta 2016. Su día a día transcurría entre el diseño de medios interactivos y varios estudios de ciencia, tecnología y sociedad. «Fue el inicio de movimientos de los llamados espacios de creadores, hackerspaces e iniciativas de ciencia ciudadana y me interesé en cómo estos movimientos prometen reunir el arte, la filosofía, la ciencia y la tecnología», recuerda Denisa Reshef Kera, quien explica que el objetivo principal de esta corriente es democratizar la ciencia y la tecnología con la participación de personas no expertas, pero también de científicos de países en desarrollo que no tienen acceso a artículos de revistas de alto impacto o herramientas para hacer experimentos y practicar la ciencia.

Su investigación en ese periodo se centró en cómo las nuevas herramientas de código abierto, especialmente el hardware, democratizan la ciencia en lugares como Indonesia, Tailandia o Nepal. Ese lazo que conecta la ciencia y la tecnología con los problemas emergentes llevó a la investigadora checa a Shenzhen en China, donde se estaban estudiando estos movimientos globalizados.

En su pasaporte figura la parada en 2017 en la Universidad Estatal de Arizona en los Estados Unidos. Uno de sus «hogares académicos» en los que trabajó en cuestiones más metodológicas sobre cómo conectar la práctica del diseño con consideraciones más filosóficas y éticas relacionadas con cuestiones emergentes de ciencia y tecnología. En su labor de investigación se topó con una oferta del grupo Bisite de la Universidad de Salamanca (Usal). Este equipo buscaba propuestas sobre tecnologías de blockchain. Juntos lograron que Denisa Reshef Kera lograra una beca Marie Curie. «Me siento muy privilegiada de unirme a este grupo tan dinámico y creativo de investigadores que están a la vanguardia del desarrollo de esta infraestructura futura. Nuestro grupo es de los pocos de la Unión Europea que está especializándose en esta parcela del conocimiento y estoy especialmente emocionada de estar aquí», reconoce.

Su idea es no dejar el futuro en pocas manos, sino democratizar y abrir las tecnologías al público en general. Un horizonte que, tal y como defiende, no es una utopía basada en ilusiones o fantasías, su trabajo se sustenta en prototipos. En este momento, está trabajando en dos. Por un lado, el juego Merchant of Hyperledger para crear un contrato inteligente del siglo XVI basado en una solución de cadena de bloques de IBM y Linux Foundation. En otra iniciativa está tratando de conectar los datos de los satélites a estos contratos inteligentes en la cadena de bloques.

En la ciudad del Tormes, rodeada de jóvenes con mucho talento, se siente muy a gusto. De hecho, va más allá y asegura que el potencial de innovación es «muy alto». Debido a su interés en la participación ciudadana en tecnologías emergentes, también está en contacto con Medialab-Prado en Madrid. «Hacen un trabajo increíble con el público en general, involucrando a artistas, ciudadanos y cualquier persona con curiosidad para intentar desarrollar soluciones e ideas de tecnología creativa».

En su opinión, la educación en España es «excelente», por lo que «no puedo entender completamente el problema con el empleo y la falta de oportunidades que ve en su día a día», puntualiza Reshef Kera y agrega que se necesita «una mejor financiación» para que los jóvenes inicien sus propios proyectos y negocios. «Veo a demasiadas personas en la Unión Europea desalentadas a perseguir sus sueños, a crear organizaciones, proyectos, nuevas empresas debido a la gran burocracia que existe y a una cultura donde el fracaso se ve como algo malo», subraya. Todo lo contrario. Para la investigadora, asumir riesgos, fracasar, experimentar y atreverse a probar, son valores «muy importantes» para el desarrollo de una sociedad. «En Estados Unidos si se falla, se considera una persona con una rica experiencia que es valiosa en todas las organizaciones», zanja.

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