El teórico del material del futuro

Es un claro ejemplo de que las acciones modelan el destino, superando las limitaciones que impone la sociedad. Su trayectoria profesional y vital está marcada por la sensibilidad de tratar y apoyar a cuantas personas tiene a su alrededor. Su magisterio no es sólo científico, sino también social. Es consciente de las limitaciones que tiene su tierra y busca la manera de abrir los ojos a los políticos para que cambien el rumbo de un barco varado. Luis Miguel Nieto desarrolla una discreta carrera académica, con un destacado compromiso con las nuevas generaciones. Este palentino duplica las horas del día para hacer frente a todos los asuntos que caen en sus manos.

Natural de Venta de Baños decidió estudiar Física, si bien no lo tuvo claro hasta el último momento. Las matemáticas eran su otra opción. «Estaba como los chicos que acaban de hacer la EBAU que cuando van al examen todavía no tienen claro a lo que se quieren dedicar», apunta muy risueño. Un libro de divulgación que cayó en sus manos durante el verano dibujó su futuro. Al menos, eso cree. Tras finalizar la licenciatura continuó con el doctorado. Reconoce que «no era muy bueno en el laboratorio pero sí en el desarrollo de técnicas matemáticas». Así que en esta etapa formativa pudo juntar sus dos pasiones.

A continuación se trasladó a la Universidad de Montreal en Canadá. «Una experiencia estupenda» de la que sacó «grandes amistades» e «importantes contactos científicos» que todavía a día de hoy mantiene y ayudan al grupo de investigación vallisoletano a llegar lo más alto posible. Ese tiempo sirvió a Nieto para espabilar y conocer el mundo. Era la primera vez que cruzaba el charco y que formaba parte de un centro de investigación «muy, muy grande». «Fue un punto de inflexión en mi carrera», admite para, a renglón seguido, señalar que regresó a España con nuevas ideas y un pensamiento rotundo: «Todo el mundo tiene que salir fuera para completar su formación».

Este catedrático de Física Teórica de la Universidad de Valladolid (UVA) comenzó a trabajar en aplicaciones diferenciales en sistemas discretos e integrados. También aprovechó las propiedades extras de las simetrías que rigen las ecuaciones de la mecánica cuántica para buscar soluciones novedosas. Un arranque que, tal y como expone, tenía como objetivo nuevos horizontes para diversificarse y seguir avanzando en la aventura de la ciencia.

A día de hoy forma parte de una unidad de investigación consolidada que tiene miembros en las universidades de Burgos, Salamanca y Valladolid. El último proyecto que acaban de finalizar gracias a una ayuda de la Junta de Castilla y León ha versado sobre el estudio del grafeno, «una mina de oro» que hay que seguir explorando para extraer poco a poco «las pepitas de oro». El supermaterial del futuro es, en su opinión, un material que puede llegar a sustituir al silicio en la creación de dispositivos electrónicos. El trabajo está basado en la modelización matemática de estas finas láminas de átomos de carbono para extraer conclusiones sobre propiedades físicas, eléctricas, magnéticas y ópticas.

No es su único frente. Su intención es solicitar otro proyecto para ahondar en aplicaciones nuevas en otros campos de óptica y tecnologías cuánticas. Esta última área, según detalla, tiene mucho futuro y la Unión Europa está muy interesada en todas las iniciativas que buscan arrojar luz sobre esta línea de investigación. «La mecánica cuántica tiene más de 100 años y, aunque se ha avanzado mucho, todavía se piensa que hay mucho potencial de cara a la creación de ordenadores cuánticos que suponen un avance tremendo en la sociedad». Este equipo continúa trabajando con simetrías, ecuaciones diferenciales y el estudio de modelos dinámicos que rigen ciertos sistemas y que es interesante conocer sus propiedades y su estructura matemática, apunta.

En este sentido, sostiene que todos los trabajos son interesantes, eso sí, es consciente de que la sociedad da una importancia mayor a la ciencia aplicada, no obstante, asegura que los pasos que se dan en ciencia básica pueden ser «cruciales» para el avance y el proceso de esta disciplina.

Preguntado por la situación de la investigación y la innovación en Castilla y León, afirma alto y claro que hay buenos investigadores pero la política del Gobierno autonómico no es la adecuada. A su juicio, no es una cuestión de dinero, sino de organización. Luis Miguel Nieto expone que en estos últimos años la Junta ha hecho «una apuesta clara» por la investigación aplicada pensando que quizá esta opción va a salvar a Castilla y León de la despoblación, el envejecimiento, la falta de industrialización... «Me parece bien pero lo que se ha conseguido es abandonar desde las instituciones la ciencia básica, un pilar fuerte». Pone como ejemplo que hace años las matemáticas aparecían en el Ranking de Shangai y ahora ya no porque las personas que apuntalaban esos buenos resultados se están jubilando y no hay reposición de talento.

El catedrático palentino, que ha recibido el premio Consejo Social 2018 como reconocimiento a toda su labor docente e investigadora en la institución académica, echa en falta que la región no apueste por el talento. Desea que «las buenas palabras y los discursos» se terminen y se pase a la acción. Una opción que pasa por mirar a los grandes para poner en marcha sus modelos de éxito. Explica que en Castilla y León, por ejemplo, no hay centros de excelencia Severo Ochoa y María de Maeztu. Por este motivo, es «complicado» atraer a grandes mentes que prefieren irse a estos polos situados en comunidades como Madrid o Cataluña. Además, estos complejos pueden optar a ayudas intocables para los pequeños grupos. De ahí que recomienda que los equipos de investigación se unan para crear batallones más fuertes y competitivos.

Nieto sostiene que se debería potenciar «muchísimo más» el vínculo entre las universidades y la Educación Secundaria y el Bachillerato. De esta forma, dice, se podría captar todo ese talento que de alguna manera es el futuro de Castilla y León. Lamenta que los jóvenes que se licencian en las universidades de la Comunidad se vayan fuera a estudiar los posgrados y a buscarse la vida. Cuentan con «otros alicientes» como precios más baratos, becas, estudios más atractivos, posibilidades de futuro... «Tenemos que revertir esa situación porque si no, nos vamos a quedar solos», sentencia muy apenado.