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LEÓN

‘Hombres del tiempo’ de los que sí fiarse

Profesores de la Universidad de León y un físico vallisoletano mejoran las herramientas tecnológicas que permiten una mayor fiabilidad de las predicciones climáticas / Dan respuesta al interés social de acceder al conocimiento de este tipo.

El físico vallisoletano Francisco Javier Tapiador en su despacho de la Universidad de Castilla-La Mancha.-EL MUNDO

Publicado por
Estibaliz Lera

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Es un conjunto de datos de la atmósfera, la geografía y el relieve que se introduce en un modelo matemático y a través de ecuaciones se obtienen los estados del tiempo. Al principio eran bastante bastos, pero cada vez se perfeccionan más, y aunque hay cosas que todavía no se pueden averiguar, otras sí porque los profesionales de esta ciencia han descubierto cómo se forman. De ahí que sea una información con miles de seguidores. Son muchos los que a lo largo del día se sientan delante del televisor para ver el parte meteorológico. Otros optan por aplicaciones móviles o páginas web que recogen esos ansiados pronósticos.

Nunca llueve a gusto de todos. Este festival de datos arroja predicciones y muchas veces no se cumplen. Es cierto que un temporal se desarrolla en el marco de pocas horas, si bien un grupo de investigadores de Italia, Estados Unidos y España quiere ir mucho más allá. No busca decir si mañana va a llover o el fin de semana el sol, por fin, se asomará tras semanas de intensas lluvias, sino lo que quiere es saber si dentro de 50 años la sequía o las inundaciones habrán cambiado la fotografía de determinadas zonas.

Para ello ya no sirve resolver la ecuación con todas las incógnitas, ahora es necesario desarrollar herramientas tecnológicas que permitan una mayor fiabilidad de las predicciones climáticas y dar respuesta al interés social de acceder al conocimiento de este tipo. El estudio propone una serie de sistemas de validación de datos –avaladas por un marco científico comunitario y un sistema de calidad– que ayudan a dar una mayor transparencia de la actividad científica, así como aminorar aquellas plataformas a nivel de usuario que desvirtúan la calidad de esta ciencia.

El equipo de investigadores se dedica a medir la precipitación en todo el mundo –lluvia, nieve y granizo– con la ayuda de satélites y a predecir qué pasará en el futuro. «Ahora estamos utilizando los datos del satélite para ver si los modelos ofrecen valores razonables del clima de hoy, así podremos saber hasta dónde podemos usarlos para conocer el clima del futuro», sostiene Francisco Javier Tapiador, profesor titular de Física de la Tierra en la Universidad de Castilla-La Mancha y doctor en Ciencias Físicas por la Universidad de Valladolid.

El satélite, como explica, permite medir con mucha precisión, y en todo el mundo –incluyendo los océanos– cuánto llueve, cuándo y de qué forma. Esto permite mejorar los modelos. Ahora, además, han desarrollado un protocolo para decidir qué modelos son útiles y cuáles no. «Se podría decir que hemos creado el primer sistema de control de calidad de los modelos del clima», presume. En este sentido, el vallisoletano detalla que se trata de un protocolo «para hacer las cosas bien» respaldado por tecnología.

«El satélite es un aparato del tamaño de un autobús que da 16 vueltas a la Tierra cada día. Tiene un radar de doble banda y un radiómetro. Con ellos podemos distinguir si llueve o nieva, y hasta qué tamaño tienen las gotas», detalla para, a renglón seguido, señalar que los modelos son programas informáticos complejos que se ejecutan en superordenadores. Cabe destacar que se utiliza mucha información, por este motivo se han diseñado protocolos y guías para hacer buen uso de la tecnología, y que genere rendimiento a las empresas e instituciones.

Para Tapiador, la principal novedad es la creación del primer sistema de control de calidad de los modelos del clima. Esto es, según asegura, muy importante. Pone como ejemplo el mundo del vino, donde se está empezando a comprender que el clima está cambiando y que tienen que adaptarse, y a veces disponen de información contradictoria, o no saben muy bien qué hacer, o cuánto les puede costar. En otras producciones agrarias, lo mismo. «El mundo de los seguros tiene problemas y necesidades similares, incluso las industrias como las de fabricación de automóviles tienen interés en el cambio climático. Nosotros les ayudamos a que cuenten con mejor información y les proporcionamos inteligencia de manera que puedan mejorar su competitividad», expone.

En esta línea, destaca que la administración tiene un interés claro por mejorar la gestión del territorio y contribuir a mantener la competitividad de las empresas regionales. «Además de todo lo que tiene que ver con la gestión del agua, que es muy importante», matiza.

En cuanto a la medida de la precipitación desde el espacio, asegura que es mucho más barata que desde el suelo. Además de que se puede medir donde no hay nadie, como en las montañas o sobre los océanos, el satélite proporciona datos más fáciles de calibrar y de comparar, puntualiza el físico vallisoletano, quien avanza que esperan que el protocolo se convierta en un estándar, y que surja una línea de negocio de acreditación de calidad de productos climáticos.

También forman parte del proyecto los profesores de la Universidad de León (ULE), José Luis Sánchez Gómez y Eduardo García-Ortega, expertos en nieve y granizo. En la Universidad de Castilla-La Mancha trabajan sobre todo con satélites y con modelos de clima y de predicción del tiempo. «Tenemos habilidades muy específicas que cuesta mucho tiempo y esfuerzo adquirir, y al juntarnos podemos ofrecer productos únicos. Tenemos, además, el componente de internacionalización. Trabajamos con los mejores en este campo».

Cuenta que el origen del trabajo surgió a raíz de la creación de un sistema de control de la calidad del vino. «A veces las empresas e instituciones no saben muy bien si lo que les ofrecen es bueno o no, o si se adapta a lo que necesitan o no. Nosotros sabemos exactamente de qué pie cojea cada modelo y les asesoramos al respecto para que elijan. Vimos el nicho de mercado y apoyándonos en el equipo internacional en el que estamos, realizamos esta investigación, en la que han participado varios grupos extranjeros», sostiene Francisco Javier Tapiador.

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