Diario de Valladolid

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Jugar en serio para mejorar comportamientos

La Agencia de Innovación trabaja en una plataforma de gamificación que busca cambiar la forma de aprender.

Ángela Rivada y Jerónimo Hinojosa en la biblioteca Adolfo Miaja de la Muela de Valladolid.-PHOTOGENIC / PABLO REQUEJO

Ángela Rivada y Jerónimo Hinojosa en la biblioteca Adolfo Miaja de la Muela de Valladolid.-PHOTOGENIC / PABLO REQUEJO

Publicado por
Estibaliz Lera

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Alrededor de la mesa, miradas de satisfacción. Juegan, sí, pero a la vez que aprenden. Un mundo virtual para cambiar el mundo real desde las pequeñas acciones. Los niños tienen licencia para pasárselo bien. Cada nivel que superan, es un escalón que suben en su vida. Lo hacen sin darse cuenta, sin embargo, lo interiorizan para ponerlo en práctica en su día a día. Los llamados ‘juegos serios’ (serious game) son una apuesta segura, donde todo son ventajas. Las dinámicas de entretenimiento involucran a los usuarios, mejorando la adquisición de conocimientos.

Por este motivo, Europa entrega licencias para jugar, a la vez que se aumenta la motivación y la implicación. El proyecto Inlife tiene como meta facilitar la integración de la información del mundo real en los juegos formativos y validar cómo este enfoque tiene un impacto significativo para el uso educativo. Para ello el consorcio formado por siete socios de cinco países (Grecia, Italia, Francia, Suiza y España) ha desarrollado una plataforma de gamificación y dos juegos demostrativos. El primero es Iceberg, que premiará aquellos comportamientos sostenibles. El protagonista es un yeti que vive en un iceberg. La persona que está al otro lado de la pantalla va ganando puntos, por ejemplo, subiendo las escaleras andando en vez de coger el ascensor, apagando las luces cuando sale de una habitación, usando bien las ventanas o persianas y seleccionando la temperatura adecuada.

Una de las acciones más importantes, sostienen Ángela Rivada y Jerónimo Hinojosa, técnicos de la Agencia de Innovación y Desarrollo Económico de Valladolid, es la utilización de los contenedores de reciclaje. Para esta labor han instalado sensores en la biblioteca Adolfo Miaja de la Muela, en el barrio vallisoletano de Pajarillos, que se conectan a una aplicación móvil que se descargan los participantes en el juego y que va registrando todos sus pasos. «Si estos echan pilas en los contenedores, el yeti puede ir construyendo un iceberg más grande», apostilla.

De igual forma, ayuda a subir de nivel alquilar libros electrónicos por la motivación de la no generación de papel. A esto se une el préstamo de ejemplares enfocados a la concienciación y educación ambiental. «Si los niños cogen un libro de estas características consiguen puntos. Además, cuando se lo han leído, la aplicación ‘examina’ para comprobar que efectivamente han aprendido algo en la lectura». Otra propuesta que les ayuda a luchar contra el cambio climático desde la gamificación es la donación de libros a la red de bibliotecas municipales.

Iceberg ya está desarrollado y recomendado para niños entre 8 y 11 años, pero el próximo día 27 de febrero tendrá lugar la jornada inaugural de este ‘juego serio’, donde esperan contar con la participación de más de 150 niños de diversos colegios próximos y usuarios habituales de la biblioteca. Y es que el proyecto europeo arrancó en noviembre de 2016 y tiene que estar listo en noviembre de este año. Estos meses servirán para comprobar que lo diseñado en el papel responde en la realidad. Entonces, manifiestan, se podrá llevar esta herramienta a otros entornos.

Durante el tiempo que resta también se comprobará que funciona en otros pilotos como son la Escuela de Ingenieros de Atenas y la Asociación AVAG de París. Todo para certificar que se aprende «de manera distendida» a cuidar el medioambiente para conseguir un mundo mejor. «Van a disfrutar jugando con el yeti y el iceberg a través de pequeñas acciones que son importantes», señalan los técnicos.

La idea surgió porque la Agencia de Innovación y Desarrollo Económico está al tanto de proyectos innovadores que se pueden aplicar en el entorno de la ciudad para la mejora de la calidad de vida y la concienciación de los ciudadanos, cuentan antes de destacar que vieron la posibilidad y presentaron la propuesta que, según indican, fue aprobada con un 15 sobre 15 y en la primera revisión la Comisión Europea ha felicitado a este equipo. Se da la circunstancia de que, además del Ayuntamiento de Valladolid, participa como socio principal una pequeña empresa vallisoletana, Five Flames Mobile, que fue reconocida como la mejor Pyme innovadora de la ciudad en 2014.

El segundo ‘juego serio’ que se encuentra en la plataforma de gamificación es Aksion, que tiene como objeto el apoyo en el desarrollo de las habilidades sociales y la integración en el medio social, fomentando así la autonomía de cada persona con la meta de promover una mejora en su calidad de vida y una plena integración en la sociedad con igualdad de oportunidades. Está diseñado para niños con autismo. Tiene la posibilidad de configurar ciertos entornos, como una escuela, un gimnasio o un supermercado. Con el escenario en la pantalla, el usuario se sumerge en «un entorno virtual que intenta ser una copia del mundo real» para enfrentarse a situaciones diarias normales. «Se le motiva a aprender y a construir relaciones sociales mediante un juego», subrayan Ángela Rivada y Jerónimo Hinojosa.

En este caso, el juego está supervisado por un terapeuta que comprueba la forma en la que interactúa el usuario y guía el entretenimiento para potenciar las competencias más sociales. El piloto se va a desarrollar conjuntamente con la Asociación de Padres de Niños Autistas y Psicóticos de Valladolid. Ya está desarrollado el juego, pero en la actualidad todo el equipo está determinando el alcance para ver a qué conjunto de niños va destinado y con qué características comunicativas. También se va a probar con la asociación Alma de Atenas.

Los técnicos vallisoletanos relatan que uno de los objetivos al más alto nivel del proyecto es desarrollar la plataforma para demostrar que la gamificación entendida como ‘juego serio’, puede ser positiva y tener interés para mejorar el aprendizaje activo en diversas materias. De ahí, prosiguen, que se haya querido medir la actividad entre el mundo real y el mundo virtual y cómo actúan los niños y no tan niños. Entonces, se dieron cuenta de que jugar en serio podía curar y por eso han diseñado un divertimento enfocado a la inclusión social de pequeños con necesidades especiales.

No quieren que el proyecto se quedé sólo en estos dos juegos. Tienen en mente comunicar y trasladar a toda la comunidad de desarrolladores de juegos y pequeñas empresas que existe la posibilidad de, a través de herramientas como ésta, generar ‘juegos serios’ en los entornos y para las audiencias que se determinen.

Otro asunto en el que trabajarán hasta noviembre será en el modelo de negocio que se puede generar a partir de ahora. Existen más grupos de investigación y empresas que trabajan en esta línea y que también han sido galardonados por la Comisión Europea con financiación. De hecho, entre todos los miembros que caminan en la misma dirección se establecen redes de colaboración, y más, en este tema que está «en boga» y que Europa quiere potenciar, exponen Rivada e Hinojosa.

El presupuesto de Inlife es de alrededor de 1,5 millones de euros. 105.000 euros corresponden a las acciones a realizar por el Ayuntamiento y serán aportadas en su totalidad por la Unión Europea. Five Flames tiene la mayor aportación del consorcio, 279.000 euros, de los que 195.000 serán financiados con fondos europeos.

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