Diario de Valladolid

PERSONAJES ÚNICOS / BEATRIZ RAMIS

La química que huye de la UCI

Tiene 25 años y ha creado un pulmón externo que reduce el tiempo de estancia en las unidades de cuidados intensivos «en un 75%» / Su proyecto se ha alzado con el premio Santander Yuzz a la mejor iniciativa impulsada por mujeres

La investigadora Beatriz Ramis en las instalaciones de la Universidad de Valladolid.-PHOTOGENIC / MIGUEL ÁNGEL SANTOS

La investigadora Beatriz Ramis en las instalaciones de la Universidad de Valladolid.-PHOTOGENIC / MIGUEL ÁNGEL SANTOS

Publicado por
Estibaliz Lera

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Sus logros son una batida de fondo. No responden a golpes de suerte, sino a la dedicación permanente. Beatriz Ramis es un ejemplo de ese talento perseguido, de esa vocación continua y sacrificada. Con tan sólo cinco años decidió que quería ser inventora. Su sueño era tener una meta y buscarse la vida para conseguirla. Durante el instituto esos pájaros de la infancia desaparecieron de su cabeza y cuando tuvo que rellenar los papeles para cursar estudios superiores, marcó la opción de Económicas. Una apuesta segura. Sin embargo, una semana duró entre integrales, ecuaciones, balances de sumas y saldos, patrimonios netos, libros mayores, activos y pasivos. Dentro de plazo se matriculó en el grado de Ciencias Químicas en la Universidad de Valladolid (UVA).

Con esta formación quería «entender todas las ramas» para hacer realidad su más profundo anhelo. Ahora echa la vista atrás y, aunque no ha encontrado respuestas a todas sus preguntas, su base le permite comprender muchos aspectos. Durante su etapa en la universidad realizó varios cursos online de biotecnología en centros de Estados Unidos, en concreto en Maryland.

La emprendedora madrileña de 25 años tiene claro los pasos que quiere dar a continuación. Por un lado, estudiar un máster. Ha ojeado la oferta y ha encontrado uno de Ciencias de la Biomedicina en Madrid muy interesante. Tampoco descarta hacer las maletas e irse a Viena o a Finlandia. Por otro, y más importante, quiere sacar adelante su proyecto. Una iniciativa que se ha alzado con el premio Santander Yuzz Mujer 2017, dotado de 20.000 euros.

Ramis ha desarrollado un dispositivo portable e indoloro para controlar las contracciones de los músculos de la caja torácica y que actúa como un pulmón artificial. Su objetivo final, tal y como explica, es recuperar el diafragma para reducir el tiempo de estancia en la UCI «en un 75%». Un avance importante que, además de la mejora del entorno en la recuperación del paciente, sin necesidad de cortar la piel y ofreciendo mayor libertad, ya que no está condicionado a las máquinas y a la cama, supondrá una reducción de los costes y, sobre todo, de las listas de espera. «Estar un día en una unidad de cuidados intensivos cuesta de media 487 euros», apostilla.

El Sistema Nervioso Auxiliar –así se llama el prototipo– se basa en una tecnología que provoca contracciones controladas que «reeducan» al músculo para que vuelva a funcionar de forma normal «en poco tiempo» y sin necesidad de tratamientos posteriores. «No es un procedimiento invasivo, por lo que no se agrava la situación del paciente con ningún tipo de cirugía que, además, dispararía el coste». Por tanto, es un procedimiento «barato, que no causa molestias y con mucho potencial para aplicaciones futuras».

En la actualidad se encuentra en el proceso de validarlo, es decir, de realizar todas las pruebas necesarias para obtener todos los vistos buenos y poderse lanzar al mercado. Para poder llevarlo a cabo está trabajando en las pruebas médicas con el Hospital Universitario 12 de Octubre de Madrid. Además, el proyecto cuenta con la ayuda de neurólogos como Víctor Argamayor, Javier Barios y Javier Sayas. Eso sí, el empujón definitivo sería conseguir 150.000 euros, un dinero para convertir una idea en un dispositivo que ayude a los demás. Desde el momento que obtenga la financiación necesaria, en diez meses los pacientes ya podrían probar sus bondades.

Reconoce que tiene un cariño muy especial a este sistema y por eso lucha –y luchará– para sacarlo adelante. Confía en su recorrido y cree que hará mucho bien a decenas de personas que lo están pasando mal. Es verdad, sostiene, que hay proyectos parecidos, pero el suyo no genera tanto consumo de materias primas como un pulmón de acero, por ejemplo, disminuyendo la contaminación y los recursos asociados.

Preguntada por el nivel de investigación en Castilla y León, afirma que los pasos van por el buen camino. De hecho, dice que cuenta con centros punteros como el Parque Tecnológico de Boecillo, y profesores que son referentes a nivel mundial. «Para las ayudas que recibe, está bastante bien». No obstante, todo dinero que se dé es «poco». Y lo es porque, tal y como señala, los proyectos se basan en la fórmula de ensayo y error y, muchas veces, terminan en callejones «sin salida». «Hay gente con mucho potencial», expone Beatriz Ramis.

Desde su punto de vista, los más perjudicados por la crisis económica han sido todos, puesto que al final la sociedad ha tenido que buscarse la vida para llegar hasta la meta marcada. En su caso, ha tenido que compaginar los estudios con trabajos esporádicos que le permitieran pagar los créditos. «No se me caen los anillos, porque el que quiere puede y el que no puede es porque no quiere».

La emprendedora admite que las administraciones públicas siempre han estado a su disposición. «No tengo queja alguna. A mí me han ayudado mucho, sólo he tenido que descolgar el teléfono y contar lo que me pasaba», señala antes de añadir que cuando el tiempo se lo permita, se acogerá a alguno de los programas formativos para seguir creciendo. El único muro con el que se ha topado es con la desigualdad por ser mujer. Lamenta que, en «demasiadas ocasiones», ha ido a presentar su proyecto y la persona responsable de escuchar su idea le ha comentado que estaría «más cómodo» si la exposición corriera a cargo de un compañero. De hecho, aunque está contenta con su reconocimiento, entiende que el galardón busca erradicar ese machismo aún presente.

Para Ramis, la sociedad valora el talento «depende del día y la hora». Durante su peregrinaje para que el pulmón externo fuera conocido por todo el mundo, admite que se ha encontrado con gente que no se lo cree, pero cuando se dan cuenta de que es verdad, siempre tienen a alguien a su alrededor al que le vendría muy bien. «Es un proyecto muy humano», concluye muy orgullosa.

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