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Radioterapia interna contra el cáncer pulmonar

El Clínico, primer hospital de Castilla y León en aplicar la braquiterapia endobronquial a pacientes con esta enfermedad.

Equipo que realiza esta técnica en las instalaciones del Clínico de Valladolid.-J.M.LOSTAU

Equipo que realiza esta técnica en las instalaciones del Clínico de Valladolid.-J.M.LOSTAU

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Estibaliz Lera

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Salvar la vida, además de erradicar el tumor, son los retos que plantea el cáncer de pulmón, el más frecuente en el mundo –representa el 14% de todos los diagnósticos oncológicos– y la primera causa de muerte. A este propósito responde la braquiterapia endobronquial, una técnica que se sirve de la radioterapia para combatir las células malignas de forma muy localizada, sin afectar a las estructuras sanas limítrofes.

Es un tratamiento que consiste en la colocación de fuentes radiactivas encapsuladas dentro o en la proximidad del tumor. Para ello, el neumólogo intervencionista realiza una broncoscopia –prueba que permite ver con claridad el interior de las vías respiratorias en un monitor– al paciente que está sedado y coloca el catéter intratumoral bajo control radiológico. El oncólogo radioterapeuta evalúa mediante un TAC la situación tanto del catéter como del tumor, toma imágenes y reconstruye en tres dimensiones la zona. Las imágenes se procesan en un planificador en el que participa un tercer especialista, un radiofísico, para analizar la distribución de la dosis de radiación en el tumor y optimizar la situación y el tiempo final de la fuente radioactiva. El último paso es trasladar al paciente ya consciente al búnker de tratamiento, donde se conecta el catéter al equipo suministrador de la fuente radioactiva, que se introduce hasta su posición intratumoral, suministra la dosis «en pocos minutos» y se retira automáticamente.

Tras dos horas de observación, el enfermo vuelve a su domicilio. «Todo el procedimiento ha sido ambulatorio y realizado durante una mañana», señalan Francisco López-Lara, jefe de servicio de Oncología Radioterápica y Médica del Hospital Clínico Universitario de Valladolid y Carlos Disdier, jefe de servicio de Neumología del mismo complejo. En caso de que haya dos bronquios afectados, se pueden colocar dos catéteres de irradiación. «Habitualmente se administran tres sesiones, una por semana», apostillan.

La técnica no compite con los tratamientos habituales del cáncer de pulmón –cirugía, radioterapia o quimioterapia– sino que los complementa. Con frecuencia la enfermedad se encuentra en un estadio avanzado y progresa a pesar de la medicación. Incluso en los casos más localizados se producen recaídas locales. «Cuando el tumor obstruye un bronquio aparecen complicaciones que empeoran la calidad de vida de los enfermos: dificultad respiratoria, sangre, neumonía o tos pertinaz», expresan, antes de desvelar que en estos casos «no siempre» la radioquimioterapia puede lograr un «alivio significativo» y se podría optar por la braquiterapia endobronquial, «muy efectiva» para abrir los bronquios obstruidos. Eso sí, recalcan que como tratamiento paliativo. También manifiestan que en ocasiones se puede producir una recaída solo endobronquial del tumor y con este tratamiento se puede curar sin recurrir a otros más invasivos.

En este sentido, López-Lara y Disdier exponen que puede realizarse en pacientes operados, irradiados o sometidos a quimioterapia, además puede ser complementaria con la radioterapia externa, proporcionando «una sobredosis» a una zona muy concreta de persistencia tumoral. Incluso, añaden, ofrece beneficios a los enfermos terminales, que gracias a su aplicación reducen la medicación.

La innovación de esta técnica que en Castilla y León sólo se realiza en el Hospital Clínico Univesitario de Valladolid radica en que requiere una infraestructura «compleja» y la presencia y consenso de varios especialistas expertos en el tratamiento, por lo que es «poco frecuente» su implantación. Se necesita un equipamiento especial de braquiterapia con fuente radioactiva de alta actividad, planificador específico de 3D y unas instalaciones arquitectónicas especiales, que cuenten con un área de neumología intervencionista, simulador de radioterapia, un búnker y medidas de radioprotección. «No es ajena al desarrollo de esta técnica la gran casuística de enfermos con cáncer pulmonar en nuestro centro, ya que el Clínico es referencia quirúrgica y radioterápica en esta patología».

La técnica se desarrolló gracias a la «buena sintonía» entre los equipos de neumología intervencionista y braquiterapia. En la ciudad del Pisuerga comenzaron en 2012 con un caso aislado y desde entonces se han beneficiado del tratamiento ocho enfermos, sobre todo en los dos últimos años. En la actualidad cuentan con otros dos candidatos.

Respecto a las ventajas, afirman que es «poco invasivo» y no requiere hospitalización, con lo cual es más cómodo para el paciente y ahorra recursos sanitarios. Además, está indicado en algunos pacientes con cáncer de pulmón en los que están agotadas otras opciones o no son posibles por tratamientos oncológicos previos y en los que es posible aplicar «altas dosis» de radiación concentradas en el interior del tumor mediante el abordaje endoscópico de la lesión.

El tratamiento requiere una infraestructura y un volumen de trabajo no disponibles en cualquier unidad de oncología radioterapia. «Cuando se tiene gran experiencia en braquiterapia y en neumología intervencionista, como es el caso del Clínico de Valladolid, se dispone de las condiciones adecuadas para poder ofrecer esta opción terapéutica a los pacientes de forma eficiente. La infraestructura se utiliza para otros tipos de tumores como ginecológicos, prostáticos, cutáneos u oculares. No supone coste de fuente radiactiva, puesto que ésta es permanente y decae independientemente de su uso o no». «Es cierto –prosigue– que consume tiempo de dos equipos de especialistas, pero lo importante no es ese pequeño sobrecoste sino el beneficio del enfermo. Hay que tener en cuenta que no son muchos los pacientes con indicación de braquiterapia endobronquial y por ahora podemos incluirlos en nuestra programación terapéutica con los recursos disponibles», sostienen los especialistas.

De cara al futuro, comentan que su intención es seguir trabajando y perfeccionando la técnica, que ya está bastante estandarizada por los servicios de Neumología y Oncología Radioterápica. De hecho, indican que en cada nuevo tratamiento están reduciendo los tiempos de preparación de los pacientes con la broncoscopia, que en ocasiones es «laboriosa», y la planificación con el escáner que debe realizarse momentos antes de la radiación. «Gracias a la experiencia de ambos servicios esta técnica puede ser ofrecida a otras áreas de salud en Castilla y León y nos gustaría ser reconocidos como referencia regional en esta prestación», sentencian.

En definitiva, la técnica «de gran precisión y mínima toxicidad» está indicada para el tratamiento del cáncer de pulmón en aquellas personas con lesiones pequeñas que por razón de edad, capacidad pulmonar limitada o enfermedades asociadas no pueden someterse a una cirugía abierta. Además, ofrece la ventaja de una recuperación rápida y sin molestias. Un procedimiento muy similar, utilizando el mismo radioisótopo, es empleado para frenar tumores de otros servicios, como por ejemplo Urología, Ginecología, Oftalmología o Dermatología.

FRANCISCO LÓPEZ-LARA / JEFE DE  SERVICIO DE ONCOLOGÍA DEL CLÍNICO - «En Castilla y León existe cierto complejo de inferioridad que debemos sacudirnos»

Francisco López-Lara, jefe de servicio de Oncología Radioterápica y Médica del Hospital Clínico Universitario de Valladolid, comenta que la investigación y la innovación en Castilla y León cuentan con un panorama «muy diverso». «Existen importantes instituciones públicas y universidades que realizan la mayor parte de la investigación básica; hemos oído a notables investigadores de todo el país que la crisis ha frenado esta línea por la menor disponibilidad económica para contratar investigadores y financiar proyectos», expone.

En los centros sanitarios se realiza fundamentalmente investigación clínica, que, según indica, también se ha visto afectada. «La reducción de medios ha hecho que se haya atendido inexcusablemente a la prioritaria labor asistencial, pero ha supuesto un detrimento en la investigación y docencia», subraya, antes de apuntar que siguen produciéndose convocatorias públicas y privadas, sin embargo, «se necesita» tiempo no asistencial. «Lo bueno es que tenemos unos excelentes profesionales sanitarios, capaces de realizar investigación clínica en cantidad y calidad y esperamos que los recursos aumenten».

En este sentido, expresa que los centros sanitarios no pueden ser dotados «indiscriminadamente», sino «equitativamente» teniendo en cuenta las capacidades y las «condiciones objetivas y reales» de la población. Por ello, López-Lara considera que es «fundamental» disponer de técnicas innovadoras en determinados centros para progresar, pero, a su juicio, aún es «más importante» el acceso de toda la población a esas técnicas. «En Castilla y

León persiste un cierto complejo de inferioridad que debemos sacudirnos puesto que hemos avanzado y superado a muchas regiones», sostiene. Y argumenta: «En estudios comparativos sanitarios Castilla y León queda habitualmente por encima de la media nacional».

Para el jefe de servicio de Oncología Radioterápica y Médica del Clínico, los jóvenes han sido «muy perjudicados» por los recortes. «Se han truncado expectativas, se han reducido plazas de formación», apunta. De hecho, pone como ejemplo que en su departamento la oferta MIR ha disminuido «un 50%». «Los jóvenes son imprescindibles. Incluiría también a los jóvenes maduros que ocupan plazas sanitarias en precariedad, que tardan muchos años en consolidar y que no pueden realizar sin zozobra su proyecto vital», señala, mientras tira de positivismo, ya que «poco a poco» se convocan plazas fijas en las diferentes especialidades.

Francisco López-Lara anhela que las mejoras constantes de los innovadores se incorporen a la cartera de servicios sanitarios, es decir, que la administración dote de «los medios necesarios» para que se disponga de una salud pública actualizada.

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