Un paseo por el submundo en tres dimensiones

Bajo las plazas y calles de cientos de urbes se oculta un submundo con kilómetros de galerías, pasadizos, enterramientos y laberintos defensivos. Un fascinante paseo cuyo acceso es intrincado y limitado pero que alberga posibilidades para abrir los ojos y soñar despierto. En no pocos casos, este espectacular patrimonio se puede visitar. Eso sí, claustrofóbicos abstenerse. O no. Una empresa vallisoletana ha desterrado esos espacios y les brinda a golpe de clic.

Irzón ha desarrollado un escáner que permite recrear en tres dimensiones entornos subterráneos reales. Su objetivo, según explica su creador Pablo Sánchez, es mostrar el patrimonio y las instalaciones «de una forma innovadora y eficiente» gracias a la recreación tridimensional. ¿Cómo? Recorre todos los espacios con el dispositivo y genera una nube de puntos, colores y referencias «de una elevada precisión». El siguiente paso se realiza en la oficina, donde transforma esa nube de puntos en una malla poligonal optimizada a la que transfiere el color original del entorno.

Aunque puede reconstruir cualquier lugar, se ha centrado en las zonas subterráneas, como bodegas, cuevas y búnkeres. Y lo ha hecho por sus condiciones de luz, las formas naturales de sus excavaciones y la imposibilidad de utilizar el posicionamiento GPS. «Son problemas adicionales que hemos resuelto», comenta orgulloso de su logro.

El sistema de escaneado utiliza varios sensores que captan el lugar a medida que se recorren los túneles. Unos se encargan de posicionar correctamente el dispositivo, otros toman muestras de la profundidad de la escena indicando donde se sitúan las paredes de las galerías. Y los últimos tienen la tarea de captar el color para conseguir resultados realistas.

A partir del modelo 3D, se pueden crear infografías que permiten la recreación de imágenes de gran calidad e impacto visual, planos de los entornos subterráneos referenciados con el exterior, vídeos con recorridos virtuales, impresión de maquetas y su apuesta más ambiciosa: la realidad virtual. En este sentido, este equipo, formado por Pablo Sánchez y Almudena Cabezas, ingeniero en Diseño Industrial y arquitecta técnica, respectivamente, ha desarrollado una aplicación para Android y para las gafas de HTC VIVE que permiten visualizar el espacio en tres dimensiones, proporcionando una experiencia de inmersión al usuario. «Visitar un entorno con gafas de realidad virtual es un paso más en la forma de mostrar las instalaciones y el patrimonio. Las personas desde cualquier parte del mundo pueden vivir una experiencia de inmersión en un enclave que se encuentra a miles de kilómetros».

La idea, según cuenta, surgió porque en muchos pueblos vinícolas hay centenares de bodegas subterráneas y, en la mayoría de los casos, están abandonadas, lo que provoca hundimientos por el paso de camiones pesados, problemas con el alcantarillado y el trazado de la red de agua. Por este motivo, decidió crear planos referenciados con el exterior. Sin embargo, este emprendedor fue más allá. Hace 10 meses montó su empresa y de momento han reconstruido 2.000 metros cuadrados de las bodegas subterráneas del Grupo Yllera en Rueda. Un reto al que sumarán en los próximos meses paseos por el submundo de la Bodega Muelas en Tordesillas, de las Bodegas Álvarez y Díez en Nava del Rey y de Moradillo de la Roa, un pueblo burgalés enclavado en la comarca de la Ribera del Duero.

Para Sánchez, la mayor ventaja del escáner es que no hay nada parecido en el mercado. Su sistema puede tomar los puntos al vuelo mientras se camina, prescinde del posicionamiento GPS, escanea zonas de escasa iluminación, optimiza la malla 3D para poder visualizarla en cualquier dispositivo electrónico de altas o bajas prestaciones, abarata el coste de este tipo de trabajos y proyecta texturas hiperrealistas «de gran calidad» e impacto visual, enumera el fundador de Irzón.

A estos valores añadidos se suma la versatilidad, ya que, tal y como explica, puede girarse hacia cualquier abertura que haya en el entorno escaneado: hace fotografías y también captura profundidades de la escena que está visualizando para después crear el enclave en tres dimensiones. El tiempo que tarda en hacerlo depende del tamaño del espacio. Por ejemplo, en una bodega de 2.000 metros cuadrados han tardado cerca de cinco meses en darle vida.

Esta labor, en su opinión, es interesante porque, además de informar a los dueños de las bodegas por donde discurren sus túneles, también permite mostrar sus entrañas a personas situadas en cualquier parte del planeta. Una oportunidad única puesto que, según reconoce, en fotografías es «muy complicado» ver la inmensidad que hay bajo tierra de galerías y túneles.

De cara al futuro, quiere buscar el mayor número de empresas interesas en mostrar su patrimonio subterráneo, aunque también tiene pensando centrarse en el exterior. Su intención es desarrollar tecnología versátil para escaneado de objetos y personas que, a su juicio, tiene «muchas utilidades» en los mundo virtuales.