La mano sabia de la dependencia

Auténtico huracán de energía, José Ignacio Calvo se levanta temprano, desayuna y se asea. Plancha la ropa que va a llevar y empieza a rodar. Los lunes y miércoles pone en marcha la maquinaria para derribar la barrera que rodea a las personas con discapacidad física en Asprodes y Aspace. Los martes, jueves y viernes hace lo mismo, pero desde la mesa del profesor. Nació en Salamanca, en ferias del año 1952, pero siendo sólo un bebé se fue a vivir a la localidad cacereña de Plasencia. Estudió Medicina en su ciudad natal y se especializó en Medicina Física y Rehabilitación de la mano de la doctora Díaz Jiménez.

En 1983 obtuvo plaza de médico rehabilitador en el antiguo hospital psiquiátrico provincial de Salamanca, donde ejerció hasta 1990. En esa fecha consiguió la plaza de profesor titular de la Escuela Universitaria en el Área de Conocimiento de Fisioterapia de la Universidad de Salamanca (USAL) y como era una plaza sin vinculación asistencial tuvo que colgar la bata de doctor. «Fue un inicio duro porque la Diplomatura de Fisioterapia no había hecho más que empezar y yo era el único profesor titular del Área, me tocó realizar las bases de lo que hoy día es el grado. Pensé que en la titulación deberían impartir docencia los fisioterapeutas y así poco a poco, con el apoyo institucional de los distintos equipos rectorales y las direcciones de la Escuela Universitaria de Enfermería y Fisioterapia», rememora el salmantino.

Tanto se enamoró de la gestión que se convirtió en el director de orquesta de dicha escuela desde mayo de 1996 a marzo de 1999; en este periodo intentó consolidar la actividad docente en la Diplomatura de Fisioterapia y comenzó a plantearse la actividad investigadora. De hecho, su tesis doctoral, que leyó en 1997, versó sobre el ejercicio físico terapéutico y su repercusión sobre la masa ósea. Desde hace un par de años su equipo de investigación está integrado en el Instituto de Biomedicina de Salamanca.

En la actualidad, imparte docencia en el Grado de Fisioterapia y en el Grado de Terapia Ocupacional en asignaturas que tienen que ver con los mayores y el desarrollo de los niños.

También colabora en másteres universitarios. Para completar y actualizar sus conocimientos durante el curso 2001-2002 se especializó en Discapacidad Infantil en el Hospital Niño Jesús de Madrid y en la vertiente fisioterapéutica obtuvo la titulación de Especialista en Terapia Vojta por la Universidad Rey Juan Carlos I y la Asociación Vojta Española e Internacional en el curso 2012-2013.

Este médico salmantino ha realizado estancias cortas en Buenos Aires, Santiago de Chile, Brasil, México, Alemania y Portugal. En todos los lugares que pisa extrae el mayor jugo posible para poder volver a España y enseñar todo lo aprendido a sus alumnos y también ayudar a sus pacientes con las nuevas terapias que se están aplicando en diferentes lugares del mundo.

En investigación, José Ignacio Calvo cuenta con tres grandes proyectos. El primero relacionado con el envejecimiento activo. Desde el año 1991 y en colaboración con la Concejalía de Mayores del Ayuntamiento de Salamanca, trabaja en una iniciativa que consta de varias partes. La primera trata de evaluar la actitud física de las personas mayores que se apuntan al programa de Revitalización y de Terapia Ocupacional. La segunda consta de la aplicación de un programa de ejercicio terapéutico controlado que trabaja tanto la actividad aeróbica como la fuerza en los mayores.

Gracias a las evaluaciones, tal y como señala, el envejecimiento activo influye en los fenómenos oxidativos, el consumo de oxígeno, incluso previene y trata los problemas de equilibrio y las caídas.

Su segunda línea de investigación está relacionada con el estudio de la discapacidad. En este punto, señala los trabajos que realizan con bebés que tienen riesgo de fijar patologías neurológicas y adultos con daño cerebral adquirido. También han hecho aportaciones a la fisioterapia en patología respiratoria, enfermedades reumáticas o cáncer. El tercer proyecto se centra en información de cómo intervenir en los deportistas desde la fisioterapia.

Respecto a la investigación y la innovación en Castilla y León, Calvo afirma que «parece que debemos demostrar frente a otros territorios nacionales o internacionales que existimos y que avanzamos pese a la escasez de recursos que se dedican tanto de los poderes públicos como de los privados. Esto no quiere decir que no seamos punteros en algunos aspectos pese a todas las dificultades». En su opinión, hay materia prima para investigar, pero no se destinan recursos para apoyar todos los proyectos y «quizá se gasten en grandes iniciativas que no van a ningún sitio», lamenta el profesor charro.

Por este motivo, manifiesta que los poderes públicos desde las agencias de investigación correspondientes deben apoyar a la investigación en disciplinas de nueva implantación que tienen repercusión en el mercado laboral. «Creo que en fisioterapia no hay paro o éste es muy bajo, por lo que si se destinan recursos a la investigación en este campo se aplicará la fisioterapia con más garantías y cada vez estará más basada en la evidencia cada una de sus aplicaciones», defiende.

Para Calvo, los más perjudicados por la crisis económica han sido los jóvenes, que han tenido que emigrar sobre todo a la Unión Europea porque están mejor pagados que en España. «Los investigadores que formamos acaban en otros equipos en el extranjero aplicando los conocimientos que les hemos enseñado en beneficio de otros estados. La masa de cerebros punteros y en época de máxima producción si emigran, empobrecen su país o comunidad autónoma. Observando la pérdida de población que se produce en Castilla y León, demográficamente vamos cuesta abajo, por lo que hay que tomar medidas para fijar población proporcionando los recursos suficientes para que se pueda crear riqueza que repercuta a todos», concluye.