Alivios contra el cáncer hepático

Da voz a las causas perdidas. Es curiosa por naturaleza. Llegó a la biotecnología para conocer el porqué de las cosas: cómo se realiza un reactivo para el diagnóstico de una enfermedad, los procesos de producción de la cerveza o el vino, o cómo conseguir cultivos resistentes a las plagas. La carrera no le defraudó. Afianzó aún más si cabe su deseo de ir más allá. Carolina Méndez es una investigadora de guardia. Siempre está alerta, buscando ese agujero por el que colarse y llegar a una solución que cambie la vida de los demás.

En primero de carrera se dio cuenta de que lo suyo eran las aplicaciones biomédicas. «Siempre me ha interesado el campo de la sanidad», reconoce. Así que tras graduarse en la Universidad de León (ULE), decidió que su siguiente reto sería la realización del máster de Innovación en Ciencias Biomédicas y de la Salud. Dicho y hecho. Superó sus expectativas y mejoró su perspicacia.

Antes de terminar sus estudios universitarios, empezó a coquetear con la investigación. Trabajó con cultivos de células de hígado (hepatocitos) tumorales humanos, con el objetivo de conocer el efecto de diversas moléculas, como la melatonina, sobre los mecanismos de supervivencia y muerte celular en dichos hepatocitos. Es decir, se dedicó a estudiar el hepatocarcinoma, el tumor hepático más frecuente, que constituye la segunda causa de muerte relacionada con el cáncer a nivel mundial, tras el de pulmón, y que causa alrededor de 750.000 muertes anuales.

«El hecho de llevar desde que estudiaba el grado en el mismo grupo de investigación, me ha permitido conocer en profundidad este tipo de tumor y aprender a realizar una gran variedad de técnicas para llevar a cabo su estudio. De modo que, aunque acabo de comenzar mi etapa de doctorado, ya estoy integrada en el grupo de trabajo y tengo un conocimiento sobre lo que voy a realizar, pero aún queda mucho trabajo por delante y mucho que aprender», expone la científica de Valencia de Don Juan.

En la actualidad está inmersa en su tesis doctoral, en la que quiere desgranar los mecanismos de resistencia al sorafenib, el único fármaco que ha demostrado ser seguro y eficaz para incrementar la supervivencia de los pacientes. Es verdad, comenta, que la detección precoz de esta dolencia permite la aplicación de tratamientos curativos, como son la resección, ablación percutánea o trasplante hepático, sin embargo, la mayoría de los enfermos no son candidatos, ya que su diagnóstico suele realizarse en etapas avanzadas donde solamente tienen cabida los paliativos.

En este sentido, Méndez apunta que el tratamiento con sorafenib se ha asociado con diversos efectos secundarios y, a pesar de su respuesta inicial, en muchos pacientes la enfermedad continúa con su progresión debido a la aparición de hepatocitos tumorales resistentes o menos sensibles a dicho fármaco. «Su eficacia es temporal o transitoria. A causa de su mecanismo de acción sobre varias vías de señalización, se activan otras vías compensatorias que se encuentran implicadas en la resistencia adquirida al sorafenib, incluida la situación de hipoxia o falta de oxígeno que se genera en el núcleo tumoral», explica.

Por todo ello, esta coyantina pretende profundizar en el estudio de esos mecanismos en un modelo in vitro, que usa cultivos de hepatocitos tumorales humanos, lo que, según asegura, permitirá encontrar «estrategias efectivas» para superar dicha resistencia al medicamento que se utiliza en la actualidad para batallar contra esta patología mortal.

El camino para llegar a buen puerto es leer, leer y volver a leer. Para la especialista en Biotecnología, la clave reside en pensar cuál será el próximo paso y plantear cómo llevarlo a cabo. Su día a día transcurre realizando experimentos que no siempre salen a la primera. «El análisis de resultados y datos obtenidos es una tarea dura, ya que en muchas ocasiones no sale lo que en principio se esperaba y, de nuevo, toca leer hasta dar con una explicación plausible», sostiene.

Respecto a la situación de la investigación y la innovación en Castilla y León, Carolina Méndez considera que el apoyo es «insuficiente» en gran medida debido a la crisis económica. «Se prioriza la inversión económica en cantidad de campos delante de estas dos disciplinas, como si fuesen un lujo del que se puede prescindir», lamenta, antes de añadir que son «pilares fundamentales» de toda la sociedad, puesto que permiten mejorar y abaratar tratamientos médicos, incrementar la eficiencia y la calidad en agricultura, entre otros aspectos. «Repercuten positivamente en ámbitos como la medicina, la agricultura, la educación y, por ello, también en la economía», zanja.

Esta leonesa es consciente de que la crisis y sus reveses se han llevado por delante el desarrollo de varios proyectos y han dejado en herencia trabajos «cada vez más precarios». Sin embargo, se muestra positiva y espera que la situación vaya mejorando paulatinamente dado que, a la larga, el mayor damnificado es la sociedad y, por ende, el país. Un país que, tal y como señala, expulsa a muchos trabajadores, en especial a investigadores, que tienen que buscarse la vida fuera de nuestras fronteras por falta de oportunidades. «Tenemos que mejorar en este aspecto y debemos valorar el talento que tenemos, que es mucho, y explotarlo en beneficio de nuestra sociedad».

Méndez es joven y su meta es aprender todo lo posible para llegar lejos. A comienzos de 2017 obtuvo la ayuda predoctoral en oncología de la Asociación Española contra el Cáncer (AECC) de León, lo que la ha permitido comenzar a realizar su proyecto de doctorado. «Es un privilegio que una entidad muy implicada tanto en el apoyo de los pacientes con cáncer como en el desarrollo de las investigaciones en este ámbito haya confiado en mi proyecto», concluye la científica.