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VALLADOLID

Descifradores de las funciones de las ‘ecos’

El Hospital Río Hortega y el Complejo de Santiago desarrollan una técnica para realizar ecografías en las que asocian la imagen funcional con la anatómica aumentando la capacidad diagnóstica de los tumores testiculares.

Gabriel Carlos Fernández, jefe de Servicio en Hospital Universitario Río Hortega, en las instalaciones del departamento de Radiología.-J.M.LOSTAU

Publicado por
Estibaliz Lera

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Es un bastión de la medicina preventiva. Todo aquel que ha pasado por una ecografía está familiarizado con el poder visual que tienen las imágenes. Es una prueba que permite mirar adentro, ir un poco más allá. Son las aliadas perfectas para descubrir tumores. Sin embargo, muchas veces no aportan la información necesaria para saber si estamos ante un cáncer o un simple nódulo benigno. Por este motivo, investigadores del Hospital Universitario Río Hortega de Valladolid y del Complejo Hospitalario Santiago de Compostela han desarrollado una técnica para realizar ecografías en las que asocian la imagen funcional a la anatómica aumentando la capacidad diagnóstica de los tumores.

Este equipo ha tomado como referencia los tumores testiculares. Gabriel Carlos Fernández, jefe del Servicio de Radiología del centro vallisoletano, explica que hasta este momento se diagnosticaban las lesiones por el aspecto morfológico; es decir, según su apariencia. Ahora lo hacen a través de imágenes funcionales que permiten ver la microestructura del tumor sin necesidad de anatomía patológica. ¿Cómo lo han conseguido? Mediante técnicas de ecografía con elastografía y contraste ecográfico así como resonancia magnética con secuencias basadas en perfusión con contraste y secuencias de difusión, sostiene.

El primer paso es acercarse a la naturaleza celular del tumor. El jefe del Servicio de Radiología del Río Hortega señala que aplican a la lesión unos pulsos de radiofrecuencia con una fuerza y un tiempo determinados. Si el tumor tiene muchas moléculas que son libres se van a mover muy rápido, sin embargo, si es maligno el movimiento está muy restringido porque muchas de las células están rotas. «Esto es lo que se llama restricción de la difusión», puntualiza.

Además, la máquina saca unos mapas de velocidad que se miden en milímetros cuadrados por segundo. «Cuanto más bajo es el valor más agresivo es el tumor», detalla Fernández, quien añade que con estas pruebas se ha evitado que muchas personas pierdan un testículo porque antes siempre que se detectaba un bulto el siguiente paso era la cirugía.

Imagen de las ecografías con elastografía y contraste ecográfico.

Este equipo también ha aprovechado otras técnicas. Por ejemplo, el paciente se somete a un contraste: se le inyecta microburbujas de gas que, en principio, se perderían pero gracias a los haces de la radiografía se rompen y comienzan a tener una reverberación y, por ende, un color distinto y esto es, tal y como indica Gabriel Carlos Fernández, lo que indica es que hay más o menos vascularización. «Un cáncer crece porque se va alimentando y formando más vasos. Si fuéramos capaces de quitar los vasos, acabaría desapareciendo». Por este motivo, subraya que la neovascularización con este tipo de contraste también ayuda a definir si un tumor es maligno o no.

Estos investigadores también aplican la técnica ecográfica de elastografía. De forma no invasiva se ven las características mecánicas de cada tejido. Se basa en la hipótesis de que los tejidos blandos se deforman más que los rígidos y que estas diferencias pueden ser plasmadas en imágenes, subraya el jefe del Servicio de Radiología del Río Hortega. Así se mide la malignidad de las lesiones. El doctor pone como ejemplo el caso de un chico al que detectaron un tumor en uno de sus testículos: sin hacer estas pruebas, ahora estaría sin él, pero gracias a las técnicas descubrieron que era bueno. A día de hoy ya ha desaparecido y solo queda una pequeña cicatriz.

Para Fernández, este avance es «muy importante». De hecho, fue premiado en el Congreso de Chicago de diciembre de 2015 con Cum Laude. Esta mención solamente lo han obtenido cuatro españoles en un congreso mundial que alberga a 22.000 radiólogos en todo el mundo. En esta línea, reconoce que la pieza «clave» de este proyecto es la doctora Sandra Baleato del Complejo Hospitalario Santiago de Compostela.

De cara al futuro, tiene muchos planes. El año que viene van a contar con una máquina que dibuja perfectamente donde está situado el tumor y posibilita hacer una biopsia dirigida hacia esa lesión. En el cáncer de próstata es, tal y como explica, muy complicado detectar un cáncer. A veces se hacen, tras dar positivo el PSA, se realizan 12 biopsias y dan negativo, pero el tumor existe, sin embargo, solo se ha rozado y el resultado es una anomalía en el desarrollo del órgano. Con esta nueva máquina, que situará al Río Hortega entre los primeros de Europa, se fusionará la imagen de la resonancia con la ecografía transrectal y, gracias a un sistema GPS, el cirujano solamente tendrá que empujar la aguja y ésta llegará al centro del tumor. No obstante, Fernández quiere ir más allá y aplicar calor a la lesión para en un solo pinchazo poder eliminarlo. «Operar una próstata deja impotente al 80% de los pacientes o con incontinencia urinaria», concluye. 

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