Diario de Valladolid

ZAMORA

Contenedores convertidos en casas y churrerías

Un ingeniero zamorano crea una empresa que construye inmuebles con grandes cajones marítimos

El emprendedor zamorano Pablo López muestra la vivienda piloto realizada con un contenedor marítimo.-M. DENEIVA

El emprendedor zamorano Pablo López muestra la vivienda piloto realizada con un contenedor marítimo.-M. DENEIVA

Publicado por
Estibaliz Lera

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Después de surcar los océanos cargados de todo tipo de mercancías, los contenedores marítimos llegan a tierra y finalizan su misión. O no. Un emprendedor zamorano ha puesto en marcha la empresa Container House, dedicada a la fabricación de construcciones modulares con cajones de barco y con sede en la localidad zamorana de Toro.

La meta de Pablo López es «dar una segunda vida» a estos habitáculos y «ofrecer una solución constructiva diferente» que se adapte a las necesidades y al poder adquisitivo de los clientes. Considera que el sector del ladrillo ha pasado a un segundo plano y ahora hay que apostar por nuevos materiales. «Usarlos es una especie de bien social», explica el emprendedor sobre los grandes depósitos que se utilizan en las embarcaciones y tienen una vida muy corta.

«Se está produciendo un aumento muy importante en los cementerios. China envía muchos contenedores a Estados Unidos y le sale más barato abandonarlos, fabricar nuevos y volverlos a enviar que retornarlos vacíos», destaca López, antes de añadir que sus productos «dan un nuevo aire a la manera de entender la construcción» y sirven para que sus clientes comprueben que «hay otros métodos constructivos en los que no usan ladrillos y hormigón, pero que ofrecen tanta o más calidad». De hecho, señala que este hogar resulta «entre un 30 y un 50% más económico que una vivienda convencional», por lo que se puede destinar más dinero a los materiales y así comprarlos de calidades superiores .

Este ingeniero técnico industrial no solo ofrece casas, también construye oficinas, comedores de empresa, terrazas de verano, cuadras móviles para caballos, cocinas de exteriores, merenderos, parques infantiles, nichos para cementerios, rocódromos, casetas de venta de comida, heladerías, churrerías, bungalós y un producto muy curioso: cuartos con duchas para gasolineras. «El mundo del transporte es un sector que está empezando a aumentar. Los camioneros están cansados de dormir en las cabinas de sus trailers y creo que se podría ofrecer una combinación interesante de alojamiento y desayuno para estos trabajadores».

Su catálogo está formado por 20 productos, pero aún no está cerrado ya que continuamente su cabeza entra en ebullición para idear nuevas construcciones. Cuenta con un piso piloto para que todo aquel que le apetezca visitar una vivienda de estas características pueda hacerlo. «Es totalmente sostenible y ecológico», según indica, con instalación eléctrica para iluminación led y preparada para la instalación de placas solares, aunque si el cliente prefiere el método convencional lo adapta. También incluye la fontanería con la posibilidad de reutilizar el agua de lluvia, o las aguas grises para regar un huerto, el mobiliario del baño y el aislamiento, si bien los clientes también pueden decidir si la quieren amueblada. El precio parte de 500 euros el metro cuadrado.

Otra de las ventajas de esta construcción es que es mucho más resistente que el propio hormigón, ya que su estructura es de acero y están diseñados para cargar toneladas de peso, no obstante también se pueden aplicar, lo que facilita la posible ampliación de las viviendas u otros productos en los que puede transformarse.

Además, no va anclada al terreno y el periodo de fabricación ronda los dos meses dependiendo de la complejidad del diseño. Y es que, según manifiesta, los contenedores marítimos abren un abanico enorme de posibilidades. «Cada uno tiene en su cabeza la vivienda que quiere tener y nos sentamos y diseñamos la casa juntos». Es un hogar a medida que impacta mucho: «Me dicen que está mejor que sus casas», asegura sobre la reacción de los visitantes.

Aunque son muchos los que han pasado por el piso piloto, todavía Pablo López no ha vendido ningún módulo. «He hecho muchos presupuestos, pero embarcarse en esta compra no es como adquirir una camiseta o una bici», afirma el zamorano.

López confía mucho en su idea, muy asentada ya en otros países como Alemania, Holanda o Gran Bretaña, en los que se han hechos muchas construcciones en los últimos años con contenedores marítimos. Por este motivo, llevará sus creaciones a cualquier parte del mundo. «Solo hay que buscar el medio de transporte adecuado», apostilla. En este sentido, relata que un particular de Italia le ha pedido presupuesto, así que si todo va bien es posible que el país de la bota cuente con una construcción made in Zamora.

La historia de Pablo López es la historia de muchos jóvenes españoles. Se quedó en paro y decidió hacer de su pasión, su profesión. De momento, como el negocio está empezando tiene que compaginar Container House con un empleo a media jornada como ingeniero técnico industrial y «algunos pequeños proyectos y homologaciones agrarias». Su principal queja es la falta de apoyo institucional. «Se les llena la boca hablando de innovación, pero nadie apuesta  por un joven que ha decidido poner todos sus ahorros en un sueño», lamenta

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