Diario de Valladolid

Voceros de los enigmas de Crohn

Científicos del Centro del Cáncer descubren uno de los mecanismos implicados en el desarrollo de esta enfermedad.

Una investigadora del Centro del Cáncer toma una muestra.-ENRIQUE CARRASCAL

Una investigadora del Centro del Cáncer toma una muestra.-ENRIQUE CARRASCAL

Publicado por
Estibaliz Lera

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No sabe qué la ocasiona y tampoco hay cura. Sólo conoce que es una enfermedad inflamatoria intestinal que le acompañará para toda la vida. En la actualidad, la mantiene a raya y ha aprendido a vivir con ella, sin embargo, en algún momento de su vida, le ha limitado de forma seria y ha tenido que luchar con muchos obstáculos que ni él mismo esperaba, especialmente por culpa del desconocimiento que aún rodea a esta dolencia que va más allá del estómago.

La enfermedad de Crohn es una afección intermitente, es decir, el paciente no siempre está enfermo. Tiene periodos de brotes que si se complican pueden requerir cirugía, y etapas de remisión. Los síntomas son dolor abdominal, anemia, cansancio, sensación de evacuación incompleta y diarrea. También pueden aparecer otras manifestaciones de carácter oftalmológico, reumatológico, dermatológico o hepático que requieren una atención especializada.

El tiempo medio de diagnóstico para esta enfermedad se sitúa entre los seis meses y cinco años. De ahí, la importancia de prestar atención a los síntomas y de acudir al médico cuando empiecen a ser recurrentes. Aunque dar en la diana es fundamental para atajar el problema de raíz, no existe cura para esta dolencia que afecta a 55.000 personas en España. Su complejidad hace que sea más difícil avanzar en la búsqueda de una terapia curativa.

En este sentido, científicos del Centro de Investigación del Cáncer de Salamanca (CIC) están inmersos en la identificación de alguno de los enigmas que esconde el Crohn. Ya han descifrado uno de los mecanismos moleculares implicados en esta afección que provoca úlceras intestinales, obstrucciones y problemas para absorber nutrientes, además de dolores articulares y alteraciones en la piel.

Su avance, publicado en la revista Nature Communications, demuestra que una de las variantes genéticas del gen ATG16L1 que incrementa el riesgo de sufrir la enfermedad es incapaz de unirse a la molécula TMEM59 en la que el laboratorio está trabajando desde 2013. Este efecto hace que esta última no pueda luchar contra las infecciones bacterianas. «Las células que albergan el gen alterado no se defienden con eficacia de la infección a través de un mecanismo llamado autofagia, que es el encargado de controlar a las bacterias», explica Felipe X. Pimentel-Muiños, investigador del Instituto de Biología Molecular y Celular del Cáncer del CIC que ha liderado el estudio, antes de destacar que esta incapacidad provoca mayor susceptibilidad a la infección por parte de la flora bacteriana intestinal y la aparición del proceso inflamatorio que caracteriza a la enfermedad.

El tratamiento paliativo que se administra en la actualidad se basa en antiinflamatorios e inmunosupresores, pero no existe actualmente una terapia curativa, en parte al desconocimiento de los mecanismos patogénicos implicados. Por ello, considera que es «un salto cualitativo» para saber cómo se inicia la enfermedad de Crohn. Aunque, según reconoce, «este trabajo no supone su curación», sí que es importante porque proporciona información sobre lo que se ha roto para luego poder arreglarlo. «Lo único que queremos es desvelar el mecanismo que funciona mal y buscar, a medio plazo, terapias que no solo ayuden a paliar la enfermedad, sino que la erradiquen», subraya Pimentel-Muiños.

Estos investigadores del Centro del Cáncer han identificado también el elemento proteico que es responsable de unir las dos moléculas implicadas, y ahora se están planteando utilizar esa información para encontrar otras proteínas similares capaces de regular ATG16L1 y cuya función normal también pueda verse alterada en presencia de TMEM59. Estas proteínas podrían estar vinculadas a otros defectos celulares causados por el gen de riesgo y que actualmente son de naturaleza desconocida. «El objetivo global a medio plazo es identificar el catálogo completo de proteínas activadoras de ATG16L1 que sufren alteraciones funcionales en presencia del gen patológico», asegura. «Sabemos que existen estas moléculas, y tanto ellas como las funciones intracelulares en las que están involucradas aportarán información muy valiosa sobre los mecanismos celulares que favorecen el desarrollo de la enfermedad».

La investigación comenzó en 2014. Lo primero que descubrieron fue que TMEM59 estaba implicado en la enfermedad de Crohn y ahora han dado un paso más allá al explicar por qué no funciona de forma correcta. Su siguiente movimiento es seguir avanzando en esta dolencia que tiene un gran impacto en la calidad de vida de los pacientes, así como concienciar a la población de la enfermedad, educar a los afectados y tener un mejor seguimiento individualizado. En el futuro quieren contar con células derivadas de pacientes que cuenten con esta mutación y, por este motivo, han empezado a colaborar con un grupo de investigación de Barcelona y con el Complejo Asistencial Universitario de Salamanca.

«La ventaja de este trabajo es que contribuye al estudio de la enfermedad y avanza una posible solución, ya que no puedes solucionar algo que desconoces. Durante los próximos años se abre la puerta a la búsqueda de estas moléculas y estamos muy animados porque es una inversión importante tanto para la biología básica como para la propia enfermedad», reconoce el investigador principal.

El estudio ha contado con la colaboración internacional de investigadores del Massachussets General Hospital (Universidad de Harvard) y la Universidad de Indiana de Estados Unidos, y ha sido financiado por el Ministerio de Economía y Competitividad, la Junta de Castilla y León, la Fundación Solórzano y el Broad Medical Research Program, un programa científico de la fundación estadounidense The Broad Foundation que está especializado en apoyar trabajos relacionados con enfermedades inflamatorias intestinales.

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