Diques de plástico para frenar las riadas

Sobra agua. Te despiertas y te das cuenta de que te llega hasta los tobillos. O peor, ves que un metro de ese líquido transparente saca a flote los muebles del salón, de la cocina, del cuarto de los niños… Toda una vida nadando por la casa. Sin rumbo. Sin freno. Das un paso y te encuentras con la foto de las vacaciones en Galicia, otro y ahí está el peto que Manuel se puso el primer día de guardería y así sin parar. Todo destrozado por la crecida del río. Instantáneas, cartas de familiares, recuerdos irremplazables que se convierten en papel mojado. De un día para otro. Sin previo aviso.

El panorama es sombrío. Agua y lodo por todos los lados. Reparar ese desastre cuesta mucho dinero y sufrimiento. Por ello, es fundamental poner la tirita antes que la herida sea una realidad. Los salmantinos Iván Vicente e Isi González se pusieron manos a la obra y diseñaron cinco mecanismos de plástico que evitan la entrada de agua en los inmuebles de planta baja cuando se producen riadas. Los diseños, según explican, se adaptan a todo tipo de cerramientos que hay el mercado.

El primero que idearon es una mampara que se adecua automáticamente a la dimensiones del hueco mediante un sistema de muelles. «Lleva unos topes que cuando detectan la pared, se fijan y no modifican su tamaño hasta que se desinstalan», señala. Los otros cuatro son dispositivos que tienen un grosor de cuatro centímetros y se colocan en la hoja de la puerta. «Buscábamos dos objetivos. Por un lado, flexibilidad. Por otro, estética. Si te compras un chalé de diseño no nos parecía oportuno dejar un pegote fuera del inmueble».

Los mecanismos, tal y como explica Vicente, comprimen las juntas de sellado contra el marco de las puertas. Sirven tanto para puertas de emergencia, garaje, residenciales y rejas comerciales. «Sellan la parte inferior, las esquinas y los laterales para evitar cualquier tipo de filtración».

En este sentido, comenta que la única diferencia se encuentra en los sistemas de accionamiento. Las puertas de entrada a las viviendas se activan girando el pomo 60 grados. Se puede hacer tanto desde fuera como desde dentro. Las de garaje lo hacen por gravedad. «El peso de la segunda lama acciona los mecanismos de sellado. Es indiferente que las puertas sean manuales o automáticas», subraya el inventor. Respecto a las de emergencias, el mecanismo se pone en marcha desplazando la barra de pánico hacia arriba.

Iván Vicente manifiesta que la persona decide si quiere accionar o no el mecanismo. «Si tienes la junta comprimida durante mucho tiempo, se pierde efectividad por fatiga del material». Por este motivo, recomienda que se activen cuando el hombre del tiempo anuncie lluvias intensas. Además, indica que puede ser accionado con un sistema domótico. «Por ejemplo, si vives en Valladolid puedes a través de tu teléfono móvil proteger una casa en San Pedro del Pinatar».

El precio de las invenciones ronda los 1.200 euros dependiendo del tamaño y el modelo. Una cantidad «asequible», en su opinión, porque rehabilitar una vivienda después de una inundación cuesta de media entre 6.000 y 8.000 euros. «Mucha gente se gasta dinero en una puerta blindada que realmente no sirve para nada, porque aunque aguanta, la persiana se viene abajo cuando se pega un zambombazo», puntualiza Iván Vicente.

Tras un estudio de mercado exhaustivo, asegura que sus aparatos son únicos en el mercado. «Existe algo parecido en Gran Bretaña y Estados Unidos, pero caen en un error muy grande: son inventores, fabricantes y vendedores. Creo que eso a la larga no funciona. Nosotros hemos inventado y diseñado y ahora estamos buscando gente experta que sea capaz de comercializar los diseños».

Además, están mejorando los prototipos y esperando a que una empresa les brinde la oportunidad de visibilizar su idea. «Sería interesante que un fabricante de puertas incluyera nuestros mecanismos en su catálogo», sostiene. «Además, tendría un valor añadido, porque en España somos los únicos que contamos con mecanismos contra las inundaciones».

El proyecto, según sus creadores, ha sido como «un parto». «Llevamos ocho años trabajando en él. Muchas horas de trabajo y mucho dinero invertido». Eso sí, han contado con el apoyo de gente que tiene «especial sensibilidad» con la innovación. Pone como ejemplo una empresa leonesa que ha sido la encargada de convertir sus prototipos en piezas de plástico en tres dimensiones.

Ni Iván Vicente ni Isi González están relacionados con el mundo de las puertas. El primero es bombero y la segunda, delineante. Juntos se han guisado y comido toda la iniciativa: estudio de mercado, plan de negocio… Un proceso largo que esperan que algún día tenga su recompensa: poder vivir de sus inventos.