Hein no hace milagros
La portentosa actuación del portero estonio no fue suficiente para impedir la victoria de un Villarreal que además dio tres postes / Sylla marcó de penalti y Hernández Maeso se 'comió' otro de Albiol en el minuto 3
Hay equipos que flaquean en defensa, otros en ataque y algunos más en el medio campo. Lo que no puede ocurrir es que se dé todo esto junto y tenga que ser la portería la encargada de obrar el milagro.
Hein casi lo consigue, pero aún no ha adquirido las dotes suficientes de santidad como para detener los balones sin tocarlos, como hizo San Pedro Regalado con el toro que le iba a embestir.
El Real Valladolid, con la única novedad de Rosa por Chasco y el cambio de bandas de ataque ente Anuar y Moro, no supo ni pudo refrendar su triunfo en Vitoria con al menos un buen partido frente al Villarreal. El cuadro castellonense fue insultantemente superior, tras un breve cuarto de hora de juego alterno, en el que Hernández Maeso se comió una mano muy clara de Albiol en el área tras cabezazo de Sylla. El central del tortazo que costó a su equipo dos puntos ante el Getafe dio aposta al cuero con el brazo. Era el minuto 3 y al árbitro le debió parecer muy pronto, visto el antecedente de los lloros de Marcelino tras empatar con los madrileños. El técnico villarrealense paró el primer gol, con la ayuda de quienes evitaron interponer denuncia por sus declaraciones ante Competición. Pezzolano no suele correr esa suerte.
Después de que los amarillos fuesen gradualmente encapsulando al Pucela en su área, llegó el tanto de verdad. El primero. Un nuevo balón regalado por Martín facilitó el centro de Kiko Femenía en el minuto 29. El balón fue cabeceado por Barry a gol, ante la inacción de Javi Sánchez. El Real Valladolid estaba avisado del poderío aéreo del Villarreal, pero lo disimuló muy bien.
El gol encajado, a diferencia del de Mendizorroza, le sentó fatal al Pucela. En vez de espolearlo, lo hundió. Martín aumentó su colección de errores letales entregando un balón a Pépé, que encaró a Hein. El estonio realizó su primer paradón de la sobremesa.
El partido ya era un monólogo de ocasiones amarillas perdidas, con Barry desatado y Hein acorazado, cuando llegó el descanso. Fue como el sonido del gong para el púgil tumbado que comenzaba a escuchar la cuenta atrás.
El libreto no cambió en la segunda parte. Más bien se amplió. El Villarreal disparaba desde todas las posiciones y un Hein de dibujos animados sacaba todo, menos el tiro de Baena, que se estrelló con el palo. El báltico parecía la puerta de una caja fuerte.
El Pucela se caía por su medio campo, que arrastraba a defensa y ataque, todos muy alejados y dejando excesivos huecos ante un rival técnico y rápido. Martín y Cömert naufragaron, hundiendo al resto. Pisaron una zona muy restringida del campo, sin ayudar lo suficiente a defensa y ataque. A Martín, jugador con el que el Real Madrid cuenta para el futuro, ya es hora de pedirle más. Mucho más.
Ante la notable diferencia de calidad entre ambos equipos, el Pucela no supo lucir el suficiente orden táctico al menos para aminorar la paliza que le infligía el cuadro mediterráneo.
El submarino hundido parecía el equipo del Pisuerga. Sus jugadores no estaban en ningún sitio, lo que es difícil con diez de campo. No había presión, ni coberturas, ni correcta ocupación de espacios. Si un rival se libraba de su marcador, tenía autopista hasta Hein.
Pero como el fútbol es mágico, nada está libre de un giro total de los acontecimientos. Un balón en profundidad a Sylla acabó en penalti de Costa, ante el autopase del senegalés. El propio Sylla marcó el empate con un misil. Era el minuto 60 y el milagro parecía factible.
Sin embargo el Real Valladolid no supo entender que la igualada era ya un premio y Pezzolano dejó que el encuentro fuese de ida y vuelta, cuando unos manejan tirachinas y otros lanzagranadas. El técnico, torpe desde el inicio a la hora de entender lo que pedía el juego, lo fue más aún con los cambios. Retiró a Sylla para meter a Latasa, con la consiguiente pérdida de velocidad y llegada. Después retiró a Amallah para dar entrada a Kenedy. De nuevo un jugador a pedales ante un rival con turbo. Como en Vigo.
Un desastre que ayudó al Villarreal a cercar aún más la portería pucelana. Llegaron dos postes más, obra de Gueye y Cardona, otras dos ocasiones del primero, más paradones de Hein y el gol en el 84 de Ayoze, de cabeza en plancha, a centro de un Baena espectacular todo el partido. Los amarillos jugaban como querían hasta el final de un partido que el Pucela nunca entendió. Ni su entrenador.
FICHA TÉCNICA
Real Valladolid: Hein; Luis Pérez, Javi Sánchez, Torres, Rosa; Moro, Martín (Meseguer, min. 71), Cömert (Iván Sánchez, min. 88), Anuar (Kenedy, min. 88); Amallah (Kike Pérez, min. 79) y Sylla (Latasa, min. 71).
Villarreal: Conde; Kiko Femenía, Costa, Albiol, Cardona; Ilias (Yéremy, min. 82), Comesaña (Gueye, min. 71), Parejo, Baena (Bernat, min. 90), Barry (Ayoze, min. 71) y Pépé (Terrats, min. 90).
Árbitro: Hernández Maeso.
Tarjetas amarillas: Parejo, Comesaña, Sylla, Javi Sánchez, Costa, Cömert y Torres.
Goles: 0-1: Barry (min. 29). 1-1: Sylla (p.) (min. 60). 1-2: Ayoze (min. 84).
Incidencias: Estadio José Zorrilla,. 11ª jornada. 20.178 espectadores.