El Pucela se desmonta
Encaja más goles en la última media hora de juego y el tiempo añadido (8) que en la primera hora de sus partidos (7)
En el cuarto de hora entre los minutos 76 y 90 recibió 4 tantos
Hein es el guardameta más goleado y a la vez el que suma más porterías a cero (3) junto a Remiro, de la Real Sociedad
Dicen que el final es lo mejor cuando se come un postre o se apura una copa. La frase no es exportable al Real Valladolid al hablar de su comportamiento en los partidos. Los últimos minutos son horror y angustia en forma de goles en contra para los pucelanos, aunque a efectos prácticos sólo se han cobrado el punto que parecía capturado en Sevilla.
Un repaso a los tantos encajados por los blanquivioleta en los siete partidos que ya ha consumido la Liga arroja una diferencia espectacular de comportamiento en la portería propia. De los 15 goles que ha encajado el conjunto de Pezzolano, récord negativo de la categoría, ocho de ellos -más de la mitad- han llegado en la última media hora de juego y en el tiempo añadido.
O el Pucela llega fundido a esos últimos minutos y ya no se compensa la falta de calidad general respecto a casi todos los rivales con el despliegue físico, o el orden defensivo de todo el equipo se cae ante la progresiva merma general de concentración y la necesidad de remontar. O ambas cosas a la vez.
Los que no es especulativo es un dato que Pezzolano debe corregir para evitar que el Real Valladolid vea puntos perdidos que parecían capturados. Si su Pucela la pasada temporada ganaba partidos en los últimos instantes, en la actual se ha dado la vuelta a la tortilla. La cabeza de ratón en Primera se ha transformado en cola de león en Segunda.
Un repaso de ese comportamiento de cara a la portería propia del conjunto albivioleta, dividiendo cada partido en seis cuartos de hora, refleja que no ha encajado ningún gol en los primeros quince minutos, por lo que la atención y la coordinación de entrada son buenas.
La cifra baja súbitamente en el segundo cuarto de hora. El Pucela ha encajado tres goles en ese lapso, en los minutos 20, 22 y 24. Tampoco mejora en la recta final de la primera mitad. Entre los minutos 3o y 45 los pucelanos han sufrido dos dianas (35 y 45), más otra en el tiempo añadido (47).
El patrón de la primera parte se reproduce en la segunda, pero más acentuado. El bajón del equipo en cuanto a su capacidad defensiva es de progresión geométrica. Entre los minutos 46 y 60 ha encajado un gol (50). Entre el 61 y el 75, dos (64) y (72). El despiporre defensivo llega en el último cuarto de hora. Del minuto 75 al 90, el Real Valladolid ha sido objeto de nada menos que cuatro goles encajados, en los minutos 82, 85 (dos veces, la última en Sevilla) y 88.
Pero hay más. En el tiempo añadido al final del partido, los castellanos han sido objeto de dos tantos más, en los minutos 91 y 96.
Por tanto el Pucela no sólo ha recibido más goles en la última media hora de juego que en la primera hora completa, sino que 6 de los 15 tantos encajados, el 40% exacto, han llegado en el cuarto de hora final del partido.
El Real Valladolid se desmonta a medida que pasa el tiempo y debe cambiar de forma radical su comportamiento de cara a la portería propia si quiere continuar un año más en Primera División.
La comparación en este aspecto del juego respecto al resto de conjuntos de la élite no admite comparación. Ningún equipo ha encajado tantos goles en la segunda parte, ni mucho menos en el cuarto de hora final y el tiempo añadido. No en vano el cuadro de Zorrilla es el más goleado de la categoría.
El único que se le aproxima es Las Palmas, con los mismos 7 goles en la segunda parte del 46 al 90 (3 de ellos del 76 al 90, al igual que Leganés y Espanyol), pero sin esa coda negativa de los dos en el tiempo añadido que hacen que el Pucela haya encajado 9 tantos después del descanso y 6 antes de él.
El dato curioso es el récord de porterías a cero de Hein. El opuesto comportamiento del Real Valladolid, equipo más goleado pero que ha recibido sus 15 tantos fuera, hace que el estonio ostente el récord de porterías a cero (las tres de casa) junto a Remiro, meta de la Real Sociedad.