Diario de Valladolid

El Real Valladolid da la cara en el Bernabéu

Pierde 3-0 pero se retiró al descanso sin goles y hasta el minuto 88 caía por 1-0

Meseguer, Moro y Sylla fallaron sendas ocasiones claras para el empate momentáneo

Mbappé intenta el remate entre Cömert y Juric.

Mbappé intenta el remate entre Cömert y Juric.LALIGA

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El Real Valladolid perdió y ganó a la vez en el Bernabéu, como si fuese un gato de Schrödinger futbolístico, sin mediar la mecánica cuántica. Perdió porque el resultado es evidente, aunque no refleje lo ocurrido en el campo. Ganó porque supo competir de tú a tú ante el mejor equipo del mundo (según sus títulos), al que puso en serios problemas durante muchos minutos. El resultado en el descanso era de empate sin goles. Y hasta el minuto 88 campeaba el 1-0 en el anillo electrónico de última generación que es el marcador blanco.

1-0 que pudo ser 1-1. El Real Madrid tuvo sus ocasiones, pero el Pucela malogró sendas oportunidades de Meseguer, Moro y Sylla. Fueron de las que no se pueden fallar, y menos ante un rival que no sólo no perdona, sino que ejecuta.

La alineación inicial dejó entrever que si Pezzolano pensaba especialmente en un rival madrileño, era en el Leganés, que el miércoles visita Zorrilla. El uruguayo introdujo hasta cinco cambios en la alineación, bien es cierto que afectando a jugadores que habían pasado por problemas físicos o personales en los últimos días.

Así, Javi Sánchez, Amallah, Amath, Moro y Sylla dejaron sus puestos a Juric, Meseguer, Iván Sánchez, Machis y Marcos André. Medio equipo fuera y una impresión inicial en forma de jarro de agua fría. Parecía que el míster pucelano tiraba el partido.

Nada más lejos de la realidad. El Real Valladolid demostró que su segunda unidad también está afinada, y eso que la plantilla sigue sin completarse. Los blanquivioleta saltaron al Bernabéu como una orquestas con una partitura clara: contención con ayudas ante las figuras que estaban enfrente, y proyección rápida en ataque cuando se pudiese.

La sinfónica pucelana bordó la ejecución. Tan sólo se le pudo echar en cara un mayor espíritu ofensivo, difícil cuando Marcos André era el primer dique de contención, y clarividencia en la ejecución de las contras.

El Real Madrid trasteó con el balón sin encontrar fisuras en la muralla visitante y su público pasó del silencio al bostezo y de éste a los pitos. Leves, pero pitos.

Mbappé vivía su estreno en el Bernabéu y buscó desde el principio el gol. Hein le sacó un tiro de empalme y con bote previo en el minuto 9. El Pucela se encerraba pero no renunciaba al ataque. Machis pudo marcar de rosca, pero su disparo pegó en un rival. Los merengues se desesperaban y sólo les quedaba intentarlo desde lejos. Tchouaméni y Valverde enviaron muy arriba sendos tiros desde fuera del área. Con este escaso bagaje de ocasiones se llegó al descanso. El Real Valladolid tenía el partido donde quería.

Pero resulta casi imposible aguantar así 9o minutos a un rival que antes o después tira de genialidad. O de suerte. Valverde recibió en el minuto 50 un balón tocado en corto tras saque de falta. La barrera se desparramó y el cuero entró tras pegar en Juric. De no tocar al croata, lo hubiese detenido Hein, a un muy buen nivel. El Pucela tiene portero.

Lo que tiene en menos dosis es gol. Meseguer tiró solo ante Courtois y rechazó el belga. Luego Moro, nada más salir, recibió de nuevo ante el portero para culminar una gran jugada de Juric y envió el balón a la nubes. Sylla cerró la sesión de despropósitos ante la meta blanca al rematar fuera un gran pase en profundidad de Rosa.

El gol se paga. Con dinero. Por eso un bote tonto de balón que se comió Cömert tras un fallo de marca de Amath dejó a Brahim en situación de tiro. Su vaselina se coló mansa para un injusto pero real 2-0.

Era el minuto 88 pero hubo más. Con el Pucela ya descompuesto y buscando maquillar el marcador, Endrick encontró el hueco justo la lado del poste para mandar el cuero lejos de Hein. En la última jugada del partido, el 3-0.

Los dos jugadores salidos del banquillo madridista tuvieron más acierto que Güler y Mbappé, a quienes entre Hein y su falta de puntería se les escapó el gol.

El marcador duele al Real Valladolid por injusto. Y es bueno que sea así, para acumular una rabia deportiva que debe aflorar con fuerza ante el Leganés.

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