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Espinar: «Las administraciones deben espabilar con el fútbol»

El hombre de confianza de Ronaldo hace un repaso a sus seis años en Zorrilla antes de marcharse a Oriente Medio para expandir los negocios del brasileño

David Espinar, en la grada del estadio Zorrilla.J.M. LOSTAU

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Valladolid

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David Espinar tiene el calendario de Liga del Real Valladolid escrito en una pizarra acrílica de su oficina. Su mesa es cuadrada y grande. «No es para crear distancias sino para sentarnos todos en torno a la televisión y tomar notas», explica. Este barcelonés, mano derecha de Ronaldo, deja Zorrilla para representar al grupo empresarial del brasileño en Oriente Medio.

P.- ¿Qué balance hace de sus seis años en Zorrilla?

R.- Muy positivo. Formo parte del gremio del periodismo vinculado al fútbol y verlo desde el otro lado de la barra, que es la industria del fútbol, me ha llenado mucho como persona. He aprendido mucho en temas de relaciones humanas, de negocio y deportivos.

P.- Parece evidente que el balance del equipo no ha sido parejo.

R.- Es obvio que los resultados no nos han acompañado siempre.

P.- Aparte de los ascensos y descensos, ¿cuáles han sido su mejor y peor momento en el club?

R.- Recuerdo con mucha tristeza los años del covid. Fueron horribles. Creamos un comité de crisis en el club que se reunía telemáticamente todos los días y al final se levantaba un acta. Ahora las releo y parecía que se acababa el mundo.

El mejor ha sido vivir cada año un récord en la filiación de abonados. Sin ser de aquí no me lo explicaba pero la gente de Valladolid tampoco lo hacía. Es un motivo de alegría porque, pese a todo lo que pueda ocurrir, la gente está con el club.

P.- Pero no se le escapará que en buena parte de la afición existe una desafección y enfado grandes con la marcha del Real Valladolid.

R.- En todos los aspectos de la vida hay discusiones y diferencias de opinión. Yo discuto con mi madre y sigo queriéndola mucho. Esa desafección no es contra el Real Valladolid sino por cómo lo gestionamos. Eso erosiona las relaciones, pero su amor por el club está intacto.

P.- ¿Ese amor por el Pucela fue lo que les llevó a ustedes a recular con el cambio de escudo?

R.- Ya dije en su día que tenemos que replantearnos nuestros procesos de toma de decisiones. Interpreto que la reacción de los aficionados, más que contra el escudo nuevo, fue por cómo se tomó la decisión. Recapacitamos y se dio el paso atrás.

P.- ¿Les falta conexión con la afición?

R.- En algunos momentos nos ha faltado separar el aspecto industrial del fútbol del aspecto emocional. La pasión de los que trabajamos aquí es indudable pero hay momentos en los que no supimos ver que hay decisiones que se deben tomar desde la pasión. Quiero que se entienda que lo que hacemos es porque creemos que es lo mejor para el club, aunque nos equivoquemos. No trabajas contra ti mismo, ni mucho menos contra una entidad con tantísimos aficionados.

P.- ¿Y le ha faltado a usted como portavoz más contacto con el seguidor? Muchas veces el aficionado no sabía a quién dirigirse ni reclamar algo.

R.- Recursos para contactar conmigo hay más que nunca, como la web del club.

P.- No hablo de la frialdad del correo electrónico, sino de la calidez de la presencia humana.

R.- Salí durante un tiempo una vez al mes para hablar de todo.

P.- Durante un tiempo, usted lo ha dicho.

R.- De repente el club tomó la decisión de que dejara de hacerlo. Pero se ha seguido, a través de otras personas.

P.- ¿No fue una decisión suya?

R.- No. Se me transmitió. Pero todas las decisiones que tienen que ver conmigo están aceptadas por mí.

P.- El club en esta etapa ha creado una estructura empresarial sólida, de la que carecía, pero ha sido incapaz de colocar al equipo en una zona económica media-baja. No ha sabido asentarlo en Primera.

R.- Es muy difícil. La industria del fútbol cada vez fomenta más la distancia entre los grandes y el resto. En dos o tres años, del octavo de la clasificación para abajo, van a luchar por no descender todas las temporadas. Hace 20 años el Real Valladolid podía fichar al mejor jugador de Ecuador. Ahora es imposible.

P.- ¿Tanto ha cambiado el fútbol?

R.- Completamente. Bajo mi punto de vista, está muy adulterado por los agentes. Somos rehenes de personas, en muchísimos casos, sin preparación, sin escrúpulos, sin formación, sin preocupación por sus clientes, que son los futbolistas. Es una desgracia.

P.- Pero el problema principal del Real Valladolid es el dinero, la inversión. La única ampliación de capital llega ahora, y obligado para poder fichar a causa del déficit de la temporada 22-23.

R.- Para que crezca un club hace falta unidad. Con la afición, que está volcada, ya la tenemos. Pero hacen falta patrocinadores locales fuertes. Y las administraciones pueden actuar de otra manera.

P.- ¿Echa de menos mayor ayuda institucional?

R.- Sí. Con el fútbol profesional debían ser más espabiladas y receptivas. Un Burgos-Mirandés se ve en más de cien países. Eso ni el ayuntamiento de Miranda ni el de Burgos pueden conseguirlo si no es por el fútbol. Y en Valladolid, lo mismo. Las administraciones de Castilla y León, a diferencia de otras, no son muy partidarias de ayudar al fútbol.

P.- ¿A qué cree que se debe?

R.- No lo sé. Debe ser una cuestión de mentalidad, pero el fútbol profesional ayuda al fútbol base. Es gran generador de deporte para niños, de integración de la mujer, financia una parte importante de los deportes olímpicos. Somos un bien social y no entiendo cómo se nos hace aparentar que somos el malo de muchas películas.

P.- ¿Quizá por el volumen de negocio?

R.- Puede ser, pero en Castilla y León hay empresas con mucho más volumen que tienen muchas más subvenciones.

P.- ¿Echa de menos que esas empresas se vinculen con el club?

R.- Cada vez hay mayor vinculación, como lo demuestra el club de empresas que creamos. Cuando llegamos, el mundo empresarial estaba muy alejado del club por el concurso de acreedores. Pero creo que lograremos al final la unidad con el mundo empresarial e institucional, aunque esto último lleve más tiempo.

P.- Hablando de administraciones, ¿veremos algún día la reforma del estadio y la construcción de la ciudad deportiva? La inacción ya comienza a ser frustrante.

R.- Sí lo es. Pero no sólo por parte del actual equipo de gobierno ni del anterior. El que precedió a éste (etapa de León de la Riva) tampoco puso una alcayata. Desde el 1982 ha habido alguna reforma, como la del Fondo Norte, pero el resto las ha hecho el club.

P.- ¿Por qué todos los proyectos de mejora acaban en el cajón?

R.- La respuesta la deberían dar los políticos. De este estadio se hizo hace años un análisis de riesgos, algunos considerables, y se metió en un cajón. Si el propietario de una instalación compromete la seguridad de las personas que están en ella, algo falla.

P.- ¿Habla también de la época de León de la Riva?

R.- Sí. No estábamos aquí pero ese análisis existe porque lo tengo. Y no era un tema estético, sino de seguridad. Desde esa perspectiva, cualquier cosa te puedes esperar en torno al estadio. Aunque ahora estamos muy bien encaminados con el equipo de gobierno que hay y espero que después de vacaciones, todo se acelere.

P.- Esa frase me suena...

R.- Cada vez que salgo diciendo un plazo, quedo en ridículo, pero transmito lo que me dicen.

P.- ¿Ve factible la construcción del Minibernabéu que presentó Jesús Julio Carnero antes de las elecciones?

R.- Sí se puede hacer, entre esta legislatura y la siguiente. No difiere mucho del que presentamos nada más llegar al club. Creo que no contemplábamos, ni este ayuntamiento tampoco, tapar el estadio. Queríamos una cubierta en la que no se mojara nadie. Si yo en el palco me mojo, cómo pasará el resto del estadio los partidos.

P.- ¿Ronaldo no ha vendido porque nadie ha pagado los 80 millones que quería?

R.- No. Ha sido porque las ofertas que llegaron no garantizaban algunas cosas que quería para el club. Ya dijo que desea dejar un legado. En las oficinas trabajamos como si no fuese a ser vendido.

P.- Ahora usted se va a Oriente Medio. ¿Desde allí puede captar patrocinios para el club?

R.- Sí, seguro.