Diario de Valladolid

El Escorial pucelano

27 años de proyectos de renovación perdidos en el aire han impedido cambiar la fisonomía externa de un estadio José Zorrilla feo y obsoleto / El lunes comienza su lavado de cara para hacerlo al menos digno

2002. Primer proyecto del Valladolid Arena, con un hotel en el fondo sur.

2002. Primer proyecto del Valladolid Arena, con un hotel en el fondo sur.RVCF

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El Real Monasterio de San Lorenzo de El Escorial se construyó por orden de Felipe II entre 1563 y 1584. La magna obra ocupó una superficie de 33.327 m2 y constaba del palacio real, una basílica, una biblioteca, el panteón de los reyes de España, un monasterio y un colegio. Tardó 21 años en levantarse. En el siglo XVI. Y tomó fama de ser eterna.

Los primeros pasos para remozar el José Zorrilla y colocar estructuras colindantes deportivas, comerciales e incluso hoteleras que le sirvieran para acabar con sus eterna deuda se dieron en 1997. Han pasado 27 años a caballo de los siglos XX y XXI y todo sigue prácticamente como estaba en el exterior.

El estadio pucelano ha servido en estas casi tres décadas más como propaganda presidencial y arma electoral que como recinto que invite a ser visitado. El interior ha vivido una notable puesta al día. El exterior, que ya era elemental cuando se construyó a toda prisa para acoger el Mundial de 1982, parece hoy una antigua factoría soviética.

2010. Segundo proyecto Valladolid Arena, con pabellón en cúpula.

2010. Segundo proyecto Valladolid Arena, con pabellón en cúpula.RVCF

La primera intentona de dar más vida al estadio sucedió en 1997. El entonces presidente Marcos Fernández impulsó junto a Javier León, entonces alcalde, un convenio de cesión del José Zorrilla por 40 años que mejoraba las condiciones del firmado cuatro años antes. El nuevo convenio incluía un apartado novedoso. El uso del estadio contemplaba también «actividades hosteleras y de espectáculo (8.500 m2) y comerciales (1.500 m2))». Sin construir más edificios, la intención era aprovechar las tripas del recinto para instalar galerías comerciales, bares, cafeterías y zonas de fiestas, al tiempo que se remozaba el exterior para servir de reclamo. El fallecimiento el año siguiente de Marcos Fernández y la venta del club dos después dejaron el proyecto en el cajón.

Carlos Suárez lo recuperó en 2002 en un intento de hacer viable un club que se desangraba por sus números rojos y la incapacidad inversora del presidente. Los 10.000 m2 de los Fernández pasaron a 50.000, con la construcción de un hotel que cerraría el fondo sur y la joya de la corona: el Valladolid Arena. Un pabellón para 12.000 espectadores en el que jugarían todos los equipos de sala de la ciudad y a la vez sería escenario alternativo a Madrid y Bilbao de grandes conciertos. Se llegó a hablar de Elton John y Beyoncé como ejemplos. Una parte del techo del pabellón serviría como visera de la Preferencia Oeste. Todo el exterior sería remozado con un revestimiento uniforme. Y al fondo, en parte del aparcamiento, una gran zona comercial.

Las trabas burocráticas se comieron este proyecto, con muy escasa sintonía entre Ayuntamiento, Diputación y Junta. El uso del suelo y su cambio eran la clave del problema, aderezado con el límite de superficies comerciales. De los 50.000 m2 deseados, primero se dio permiso para 10.000 y después para 30.000. Ni así era rentable.

2022. Infografía de la Ciudad Deportiva, con mejoras en Zorrilla.

2022. Infografía de la Ciudad Deportiva, con mejoras en Zorrilla.RVCF

Pero Suárez no se rindió y dio una nueva vuelta al proyecto. Desapareció el pabellón pegado al estadio para levantar otro en forma de cúpula y una zona comercial de diseño futurista. Era 2010 y el año siguiente se consiguió el acuerdo con Ayuntamiento, Diputación y Junta. Las instalaciones constaban de 74.301 m2. 43.302 estaban destinados a uso comercial, 23.869 a uso deportivo y 8.130 a hospedaje, hostelería, espectáculos, reuniones y almacén.

Todo estaba listo para arrancar las excavadoras, pero un recurso de Izquierda Unida provocó que el Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León paralizase la construcción del centro comercial. Sin él no era viable el proyecto, que acabó con la voluntad de Suárez de realizarlo.

La llegada de Ronaldo en 2018 impulsó primero el deseo de comprar el estadio, para lograr activos inmuebles de cara va la mejor venta del club. Ante la imposibilidad de lograrlo, al ser suelo municipal, amagó con levantar otro estadio en el alfoz. Una vez disuadido de esta idea, diseño una doble actuación en 2019, presentada a bombo y platillo en Madrid: la mejora de Zorrilla y los Anexos, junto a la edificación de una Ciudad Deportiva en Pinar de Jalón para categorías inferiores, en 29 hectáreas cedidas por el Ayuntamiento. En 2020 renunció a ella por «deficiencias en el terreno» y se centró en levantar la Ciudad Deportiva en el actual aparcamiento, desplazando éste al real de la feria.

2023. Diseño futurista del estadio José Zorrilla, aún sin licencia.

2023. Diseño futurista del estadio José Zorrilla, aún sin licencia.RVCF

Pero el actual alcalde, entonces candidato, presentó en su programa electoral de 2023, de acuerdo con el club, un estadio en forma de Minibernabéu. El permiso para levantarlo no está concedido, a expensas de saber qué pasa con la propiedad del club, y mientras el nuevo viejo Zorrilla se someterá desde mañana a un simple lavado de cara. El pobre nunca ha tenido dinero ni permiso para hacerse una cirugía estética radical.

2024. Fachada del estadio con cambios superficiales tras el lavado de cara a que será sometido desde mañana.

2024. Fachada del estadio con cambios superficiales tras el lavado de cara a que será sometido desde mañana.RVCF

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