El Real Valladolid no pone la guinda al pastel en Tenerife

... Y a la undécima llegó la derrota. El Real Valladolid no fue capaz de poner la rúbrica al ascenso conseguido siete días atrás en Zorrilla. Quizás la resaca, las celebraciones o la simple cabeza que piensa ya en las vacaciones tras una dura, durísima temporada, cerró las puertas a un real Valladolid que cedió la corona de campeón de la Liga Hipermotion al Leganés, su otro compañero de viaje a Primera División, que sí hizo sus deberes en su partido ante el Elche.

Fue un querer y no poder de un Real Valladolid desconectado, errático y descolocado en el que apenas brillaron con luz propia tres jugadores, Masip, Monchu y Raúl Moro y no durante todo el choque.

El deseo del club de conseguir el trofeo de campeón, pedido expresamente desde la cúpula del club a los jugadores, se quedó en agua de borrajas. Porque el Tenerife, que no se jugaba nada en el envite, tuvo más corazón y sobre todo deseo en un partido, primero soso y sin apenas picante y después roto y de ida y vuelta en el que acabó por llevarse de forma más que merecida los tres puntos. Ya lo dijo Pezzolano en la previa, que según sus palabras seguirá al frente del equipo la próxima temporada. «El principal enemigo no es el Tenerife sino nosotros mismos, nuestra cabeza». Y así fue. Apenas la verticalidad sin continuidad de Moro y un proyectil a cargo de Escudero desde fuera del área que acabó estampándose en el poste fue la mordiente aportada por un Real Valladolid plano e incómodo atrás que echó de menos a Tárrega en el eje central.

Un Real Valladolid de mínimos con cuentagotas aportadas por Negredo con dos pases filtrados y una ocasión marrada a pase de Sylla, y por el ímpetu y desborde del mencionado Moro, todo un incordio para la defensa rival, se equilibró con los últimos minutos de arreón constante del Tenerife, que bien pudo marcharse al descanso con algún gol en su casillero y con un poste cargo del habilidoso Roberto López como mejor reseña.

El paso por los vestuarios cambiaría el guión, al menos, para el Tenerife, que vio como a los seis minutos de la reanudación veía premiada su insistencia con suerte tras un disparo de Luis Cruz que impactó en Lucas Rosa y descolocó a Masip.El gozo en un pozo porque con nueve minutos más imbatido Masip (siempre que hubiese sido después sustituido) se hubiera llevado el Trofeo Zamora.

El gol del Tenerife obligó a cambiar el paso a Pezzolano, que tras dar entrada a Lucas Rosa y De la hoz por Escudero y Meseguer, tocado por un golpe, siguió moviendo el banquillo son Salazar y Juric. Los cambios, en vez de aportar descolocaron más a un Real Valladolid rígido que aunque logró empatar tras un milimétrico pase de Torres a un esforzado Luis Pérez que ponía un centro envenenado sobre Sylla que acabó metiéndose en su portería Amo, acabó a merced de un Tenerife que se estiró y supo buscar la espalda de la defensa adelantada para colocar el definitivo 2-1 en el marcador.

Masip salvó a los suyos de una derrota más amplia con tres intervenciones claves y un remate en el último minuto de Salazar acabó en el poste para perder un partido once partidos después.