Diario de Valladolid

El club espera el adiós de Pezzolano

El entrenador reconoce en privado que ha sido el año más duro de su vida y sabe que no puede continuar la guerra con la afición

Pezzolano en la Plaza Mayor de Valladolid.

Pezzolano en la Plaza Mayor de Valladolid.E.M.

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«Tengo renovación automática en caso de ascenso. Ojalá que por tres, cuatro o cinco años más». Cuando Paulo Pezzolano pronunció estas palabras, en la previa al partido de Zorrilla contra el Espanyol, ya se le hacían largos tres, cuatro o cinco días en la ciudad. Y no por cuestiones deportivas, sino personales.

Le han afectado más de lo que confiesa los gritos en contra del estadio, y más aún ciertos episodios fuera de él, en espacios públicos, con seres cercanos de por medio. No quiere someterlos a esto y está dispuesto a marcharse ahora que deja al equipo en la resta de la ola y que su cotización se ha recuperado tras el batacazo del descenso, cuando cogió al equipo en zona de salvación.

Todos los mensajes que ha emitido en los últimos tiempos son de enfrentamiento y ruptura. Desde evitar a toda costa alabar el apoyo de la afición al equipo a llamar «manipuladores interesados» a los periodistas, como si hubiese mayor trasfondo que narrar el, a menudo, mal juego de su equipo, y además los seguidores fuesen tontos y no tuviesen su propio criterio.

La gota que colmó el vaso fue el «¡Pezzolano dimisión!», cantado por él mismo, que dio la vuelta a España y parte de América. No fue una broma sino un pase de factura con reivindicación personal, pero sin la valentía para explicarlo. Después, en La8 de tvcyl, repitió la palabra ‘cojones’ cinco veces, para indicar que está dispuesto a seguir, en evidente acto de mal gusto.

Pero no lo está y en el club lo saben. Por eso esperan que sea el propio entrenador quien comunique su no continuidad cuando finalice la Liga. El dinero para él no es un problema. Su ficha es reducida y su equipo de colaboradores, aunque extenso, es barato. Pezzolano no es además pesetero, como ya demostró al desoir la reciente oferta del Vasco da Gama. Es un hombre fiel a Ronaldo y a Paulo André. Tanto, que aceptó en abril del año pasado dejar el Cruzeiro antes de tiempo para preparar su desembarco en el Real Valladolid. Y esta pareja le sostuvo cuando la parte española del club apostaba por su destitución tras la derrota en Ferrol. La apuesta les salió bien a Ronaldo y Paulo André. El equipo no volvió a perder y ascendió.

Aun así, todos en el Zorrilla son conscientes de que no puede continuar esta ruptura entre banquillo y afición, por el sumo desgaste y la pérdida de imagen que supone para el club, más famoso ahora en España por los gritos de su entrenador para que lo echen que por su ascenso. Pezzolano también es sabedor de ello y reconoce en privado que ha sido el año más duro de su vida.

Este panorama será diferente en caso de venta de la entidad antes de que se vaya. Quien entre apostará con toda seguridad por un entrenador que no esté enfrentado a la afición, para ganársela de inicio.

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