Real Valladolid: ganar y nada más

Hacer un Getafe: Dícese de la voluntad de especular durante un partido de fútbol, arriesgando lo mínimo y esperando que terceros equipos hagan el trabajo sucio para conseguir el objetivo.

Cada escuadra tiene su Getafe particular. El del Real Valladolid de Pezzolano es el equipo azulón ante el que se le escapó la vida y la Primera División por inacción, sin tirar entre los tres palos. Algunas veces la táctica dontancredista sale bien y otras mal, con el agravante en este último caso de la frustración de seguir el rol pasivo por parte de quien dependía de sí mismo para buscar el éxito.

Una buena parte de la afición pucelana no tiene miedo al Alcorcón. Ni mucho menos a que el Real Valladolid salga a ganar y la pifie. Teme que haga un Getafe. Especular, según el resultado que consiga el Éibar ante el Cartagena o, incluso ganando los vascos y tras la victoria del Leganés ante el Sporting, que dé por bueno un empate en Santo Domingo para jugársela en Zorrilla ante un Villarreal B casi desahuciado, y después en casa de un Tenerife que no se juega nada. Con 7 puntos de 9, el Pucela se asegura el ascenso.

Ya se sabe qué ocurre con los equipos que salen a empatar y hacia dónde conduce el rol pasivo con Pezzolano al mando.

Por lo tanto, todo lo que no sea salir a ganar esta tarde en Alcorcón será un fiasco. Salir a ganar no equivale a atacar a tumba abierta sino a evitar la especulación, esperando ese gol que a veces llega por calidad individual, más como fruta madura que como consecuencia de la planificación.

Los blanquivioleta cuentan como gran fortaleza una capacidad defensiva a prueba de bomba, con casi ocho partidos consecutivos sin encajar gol. Esa es la base y el mejor punto de partida para buscar el triunfo sin desguarnecer líneas. El Real Valladolid se ha ganado suficiente crédito como para esperar de él que no tire su remontada por el desagüe en esta tres últimas jornadas.

Por de pronto necesita ganar en Santo Domingo para recuperar el liderato. Si empata asegura el segundo puesto y por tanto la zona de ascenso directo, aunque el Éibar gane al Cartagena. Si los de Pezzolano pierden, serán terceros si se da la victoria guipuzcoana.

Pero también hay que pensar en positivo. Un triunfo pucelano y una derrota eibarresa coronaría por segunda semana a los castellanos como líderes y se alejarían a 6 puntos de los armeros, los mismos que restarían por jugarse. De ahí la crucial importancia de este encuentro. Decidirá si durante los últimos 180 minutos de competición hay que remar en contra o a favor de corriente.

Una posible alineación albivioleta es la formada por Masip en la portería; Luis Pérez, Tárrega, Javi Sánchez y Escudero en la defensa; Meseguer, Oliveira y Monchu como trío de centrocampistas; Iván Sánchez y Moro en los extremos; con Negredo en punta.

Anuar cumple sanción, Luis Pérez tuvo un golpe durante la semana y Sylla y Biuk pueden gozar de los primeros minutos tras sus lesiones.